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Activa Tu Mente: Convicción Muestra

Activa Tu Mente: Convicción

DÍA 3 DE 3

El tercer aspecto de la convicción es que se refleja en lo que hacemos. Es decir, la convicción invisible se hace visible mediante lo que pensamos que somos, lo que confesamos con la boca, y lo que hacemos. El dicho dice: “Tus acciones hablan tan fuertemente que no puedo oír lo que dices”. Si vas a hacer algo, hazlo como que viene de parte de Dios y con el poder del Altísimo.

David era un joven de 17 años, su padre lo había enviado al campo de batalla para que llevara comida a sus hermanos. Pero al oír las palabras desafiantes de Goliat, el filisteo, dijo: “¿Quién se cree este filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?” (1 Samuel 17:26).

Estas palabras tan convincentes de David conmovieron a los colaboradores del rey, quienes le contaron a Saúl, y este lo mandó a traerlo. Nota que no es Saúl quien comienza a explicar la situación, sino el joven David, quien dice: “¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él”.

Una conversación normal entre un rey y un joven ordinario sería:

“¿Y quién eres tú?

¿De dónde vienes?

¿Quién es tu padre?

¿Cuál es el motivo de la visita?".

¿No es así? Sin embargo, es David quien empieza a hablar. ¿Por qué? Porque David estaba convencido de que la batalla era de Dios.

Y sigue explicando: “A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo” (1 Samuel 17:34-35, énfasis mío).

Así como de lo que uno piensa en el corazón habla la boca, lo mismo sucede con nuestras acciones. Actuamos según lo que pensamos. De manera que si pensamos que no podemos, nuestras acciones se volverán pasivas, mientras que si pensamos que sí podemos, nuestras acciones y confesiones se tornarán más activas.

¡En ti reposa el poder de Dios!

Día 2