Orando Con Sabiduría Y RevelaciónMuestra

Ahora bien, como Dios no miente, su promesa y su juramento no pueden cambiar. Esto nos consuela, porque nosotros queremos que Dios nos proteja, y confiamos en que él nos dará lo prometido. Esta confianza nos da plena seguridad; es como el ancla de un barco, que lo mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Y esta confianza nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de Dios en el cielo, y entró al lugar más sagrado. Lo hizo para dejarnos libre el camino hacia Dios, pues Cristo es para siempre el Jefe de sacerdotes, como lo fue Melquisedec.(Hebreos 6:18-20).

Mi Amado Salvador: Gracias por revelarme día a día tu obra de salvación; la Cruz es el ancla de mi fe, donde descansa mi mente y mi corazón; tu perdón inmerecido me ha hecho libre de la culpa y la condenación; y si tú me perdonaste, ¿quién soy yo para no perdonar a otro, o no perdonarme?

Tú has transformado toda amargura, resentimiento, y decepción, por haber puesto mi esperanza en las personas y las condiciones equivocadas. Tú has transformado mi impaciencia y mis temores en coraje, persistencia y resistencia, para alcanzar tus promesas.

Hoy mi fe puede más que mis miedos, y hoy mi teología está antes que mi lógica. Cuando el desánimo, el dolor o la duda asoman, tu Espíritu me anima a seguir creyendo, porque mi fe ya no depende ni de mis oraciones, ayunos o compromisos emotivos, sino del entendimiento de quien eres Tú y lo que has hecho por mí. Cuán liberador ha sido entender que tu amor realmente es incondicional, que no es "mi obra", sino que yo soy Tu obra; que tú no esperas que yo sea fuerte y valiente en mis propias fuerzas, sino que reconozca mi debilidad y fragilidad, para que tu fortaleza se manifieste en mí.

Gracias mi amado Jesús, por abrir el camino para acercarme al Padre y poder tomarme de su mano y pasar juntos cada temporada (invierno-verano, enfermedad-salud, vida-luto, victoria-derrota, abundancia-escasez); tengo la certeza de que Él está en control, y es Su paz y gozo lo que me permite seguir creyendo y descansando en Él.

En el precioso nombre de Jesús.

¡Amén!

Te invito a que le pidas al Señor que te revele aún más profundamente su obra de salvación y amplíes tu entendimiento de quién es Jesús.