Desbloquea Tus DecisionesMuestra

Tu brújula 🧭

Te levantas en la mañana y por inercia desayunas y te organizas para ir a estudiar. En esos pocos minutos tomaste una serie de decisiones casi sin percibirlas: ¿Me levanto al sonar el despertador? ¿Saludo con amabilidad a mi familia? ¿Desayuno saludable? ¿Juego en el celular o veo tv mientras me organizo? ¿Agradezco a Dios?

Sin embargo, hay decisiones un poco más difíciles que tomar en el día. ¿Aceptaré la invitación a probar “lo nuevo” para olvidar todos los males? ¿Cederé a la presión de mis amigos para experimentar con mi vida sexual? ¿Participaré del continuo bullying a uno de mis compañeros más vulnerables? ¡Esto es demasiada presión! Puedes pensar que no tienes la fuerza de voluntad para tomar las mejores decisiones, o que quizás no quieras hacerlo porque no percibes las consecuencias de elegir entre lo uno y lo otro.

Tu Padre sabe que estás atravesando por tiempos muy complejos, y por eso promete su presencia para acompañarte en cada etapa del camino. Te presento algunas pautas que seguramente te ayudarán a elegir lo mejor:

1. Dale importancia a cada día: “Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (Salmos 90:12). Cada día importa y tus decisiones, por más pequeñas que parezcan, importan también. ¿Cómo podrás negarte a ser deshonesto en tus exámenes si no eres capaz de aplazar la hora de tu postre preferido? Piénsalo de esta manera: Cada día es un entrenamiento que te prepara para las grandes batallas, si cedes fácilmente a las presiones pequeñas cederás a las más grandes, arruinándolo todo.
2. Admite tu necesidad de sabiduría y búscala: “Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla” (Santiago 1:5). Cuando tenía tu edad, pensaba que lo sabía todo y que mis padres eran unos ignorantes de la vida real. ¡No podía estar más equivocada! Debí haber reconocido que necesitaba comprender la vida y sus complejos caminos, que toda decisión tiene consecuencias y que tarde o temprano cosecharía lo que había sembrado. No necesitas ser adulto para recibir sabiduría. Dios promete dársela a todo aquel que se reconoce como necio y necesitado de ella. ¿Qué esperas?
3. Esfuérzate por cultivar un profundo respeto por Dios. "El temor del Señor es el principio de la sabiduría" (Proverbios 9:10). No solo es necesario reconocer tu falta de sabiduría y pedirla, sino también temer, es decir, respetar al Señor. No se trata de fórmulas mágicas, sino de respeto por el Señor y su Palabra. Con frecuencia, los jóvenes me confían que lo que les ha ayudado a evitar decisiones erradas es su temor por el Señor. Este respeto actúa como una cuerda atada a tu cintura: cada vez que quieres desviarte del camino, esa cuerda te jala suavemente hacia la verdad.
4. Asegúrate de tener una relación vital con Jesucristo: “Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor” (Efesios 1:17). Si estás en una constante batalla, es mejor tener al mejor entrenador y amigo de tu lado. Ese que te impulsa hacia lo que es correcto, verdadero y bueno. Conoce a Jesús y al conocerlo serás más sabio. Tus decisiones fallidas disminuirán y tus aciertos aumentarán. Jesús está amorosamente interesado en tu bienestar y quiere darte un futuro lleno de esperanza.

Pide al Señor su dirección, Él es tu brújula en las encrucijadas que estás enfrentando. Su sabiduría está disponible generosamente para todos los que la buscan. ¿Estás listo para comenzar? 💡❤️‍✝️