La Creatividad Como Un Regalo De DiosMuestra

Cuando “nacemos de nuevo” al aceptar a Jesucristo, el Hijo de Dios, como Salvador y Señor de nuestras vidas (Jn. 3:7), el Espíritu Santo, tercera Persona de la Trinidad (Dios mismo) viene a moraren nosotros. A partir de entonces comienza una vida de rendición al Señor. Crecemos espiritualmente en la medida que aprendemos a depender de Él y a reconocer que el regalo de ser adoptados como hijos y caminar con Él no depende de nuestro esfuerzo. Es un regalo inmerecido, por Su gracia. Pablo aconseja a Timoteo avivar el fuego del don de Dios que está en él (2 Ti. 1:5-7) recordándole que es el Espíritu Santo quien imparte poder de lo alto al temperamento, al carácter y a la capacidad creativa, que permanecen subutilizados hasta que los rendimos a Jesús.

¿Te preocupa lo que puede pasar con esa capacidad creativa si la rindes completamente a Dios? De ser así, te cuento que no eres el único que lo ha pensado. También yo temí que al tomar esa decisión podía limitarme, que Dios me “prohibiría hablar de ciertos temas” y que al final mi trabajo y mis lectores se verían restringidos por la agenda “religiosa” y “aburrida” de Dios. ¡Qué equivocado estaba! Hoy las posibilidades de escoger y ahondarde verdad en un sinnúmero de temáticas relevantes para cualquier lector me resultan francamente apasionantes. Pero eso solo lo podemos comprobar cuando nos decidimos y aprendemos a obedecer, por la fe, las instrucciones y consejos que Dios nos ofrece en Su Palabra. Hoy no solo puedo contarte con mucha alegría que el interés en mi trabajo literario (en especial entre los jóvenes) sigue aumentando constantemente, sino que, además, nunca había experimentado tanta libertad y fluidez al escribir y estructurar historias como desde que trabajo “a cuatro manos”, bajo la “dirección y producción general del Creador”. Te digo más: Él sigue buscando obreros. “Pero yo no soy escritor”, podrías decirme. Quizás, pero todos tenemos una narrativa única y un llamado a desarrollarla.

Lo más emocionante es que no estamos solos. El Espíritu Santo se deleita en utilizar esa creatividad con la que fuimos diseñados originalmente, revistiéndola con poder, llevándola a donde no podíamos antes con nuestra inteligencia natural. Tal capacidad sobrenatural trasciende el velo que separa el alma del espíritu, lo rasga y nos permite entrar a la presencia de Dios. Por medio del uso fiel de esa creatividad que viene de arriba y que, dedicada al servicio de Dios y para Su gloria penetra hasta el espíritu, podemos comunicar historias profundas, bellas y necesarias (no tienen que ser las más eruditas, densas y a veces indescifrables que proponen los escritores de este mundo); por el contrario: son palabras de una literatura capaz de llevar convicción al corazón endurecido por vivir alejado de Dios y muerto en sus delitos y pecados. ¡El arte y la literatura en manos de su Creador original pueden ser un instrumento poderoso para salvar!

Dios, encargó a Noé que construyera un arca siguiendo instrucciones específicas, no para que fuera admirada como obra de arte por la eternidad, sino para que cumpliera una función: la salvación de sus hijos y la preservación de los animales que creó. El propósito más grande del arte y la creatividad es la salvación.

Al cierre de este devocional, en nuestro último día de reflexión conoceremos a los primeros artistas registrados por la Biblia, su empoderamiento espiritual y el propósito que nos es común.