FlorecerMuestra
JESÚS, UNA VIDA FRUCTÍFERA
Jesús vino a la tierra, en forma de hombre siendo Dios, vivió 33 años en esta tierra y dependiendo de a quién le preguntes podrá responderte qué clase de vida vivió Jesús.
Seguramente si preguntáramos a alguien no creyente te diría que en su vida no logró mucho, ya que pudo ser un rey poderoso, utilizar su influencia para conquistar reinos, tener una gran cantidad de descendientes, rodearse de bellas mujeres, haber realizado banquetes de grandes magnitudes, disfrutado de los deleites que se podrían permitir los poderosos reyes de su época, pero no lo hizo.
Ahora bien, para alguien que ha experimentado el perdón de sus pecados, la salvación y el nuevo nacimiento por medio de la fe en Jesús, sabe que la vida de Jesús en la tierra fue una vida fructífera en gran manera.
Lo que hizo que la vida de Jesús fuese fructífera en la tierra, fue que en ningún momento de su vida vivió para sí mismo, ni para su agenda personal, por el contrario, Jesús SEMBRÓ su vida entera en la tierra como ser humano en pos de la voluntad de Dios, la salvación de la humanidad.
Siendo Rey de la creación se hizo siervo de los hombres, siendo santo llevó el pecado de la humanidad sobre sus hombros, fue menospreciado, traicionado, perseguido y finalmente crucificado por causa del pecado que condenaba a perdición eterna y la separación de la humanidad de Dios, no murió por su propia salvación sino por la salvación tuya y mía.
Si bien es cierto que su muerte estuvo rodeada de dolor, soledad y lágrimas. Su muerte no sería en vano en lo absoluto, con su resurrección vendrían una cantidad de beneficios inherentes a su vida de humillación obediencia y dolor, que hoy podemos disfrutar en abundancia.
Acerca de este Plan
Todos disfrutamos de un paseo por un jardín floreciente lleno de vida, pero muchos ignoran el proceso que se esconde detrás de tanta vida. Para poder disfrutar de la vida floreciente del jardín debe primero haber pasado un largo proceso hasta convertirse en un lugar idílico. La vida espiritual está sujeta a esta ley de siembra y cosecha. Es el deseo de Dios que demos fruto en nuestra vida espiritual.
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Nos gustaría agradecer a Yesit Beltran por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/yesitbeltrandG/