El ingrediente pasiónMuestra

Vive con pasión

“No sean perezosos; sirvan al Señor con el entusiasmo que da el Espíritu” (Romanos 12:11 NBV).

El 14 de octubre de 1912, Theodore Roosevelt, el que fuera vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos entre los años 1901 y 1909, se encontraba en Milwaukee (Wisconsin) con la intención de dar un discurso. Un ciudadano llamado John Schrank, se le acercó y le disparó en el pecho con un revólver calibre 32. Aun así, Roosevelt decidió dar el discurso de una hora. Al final de este, se desmayó y fue hospitalizado. Sobrevivió al atentado y todavía hoy es recordado por aquel acto de enérgica determinación.

Roosevelt fue promotor de la construcción del canal de Panamá. Instaló un ring en la Casa Blanca para todo el que quisiera boxear con él pudiera hacerlo. Leía de tres a cuatro horas diarias. Fue autor de treinta y cinco libros. Nadó en el río Potomac en pleno invierno a menos tres grados. Navegó mil kilómetros inexplorados del Amazonas. Finalmente, murió dormido. Alguien dijo que la muerte tuvo que sorprenderlo dormido o habría peleado contra ella. Solía decir: “Soy un hombre común, pero altamente motivado". Todo lo que hizo, lo hizo con evidente entusiasmo. Me pregunto si estoy viviendo mi fe con una actitud parecida. Encuentro que a veces soy demasiado reticente, que el entusiasmo es como un escurridizo huésped, que se va sin llamar mi atención. Lamento entonces haberlo dejado ir y no ser más amable. Lo busco y alcanzarlo es más costoso de lo que imaginaba, pero es posible, es deseable.

Vivir con pasión, es vivir con un afecto intenso, con una demostración enérgica de emociones. Es una vehemente actitud para vivir, un frenesí irresoluto e imbatible, es solicitud entusiasta. Pienso que todo cristiano debería vivir así, incluyéndome, y que la Biblia nos da muchos ejemplos que nos animan a esto. Las Escrituras hablan de Baruc, hijo de Zabai y de su actitud restaurando el tramo del muro de Jerusalén que le correspondía. Dice en el libro de Nehemías que “con todo fervor” restauró el tramo que le correspondía (Nehemías 3:20). En el Nuevo Testamento, se dice de Apolos, que era de “espíritu fervoroso” (Hechos 18:24,25). Ya sea una tarea manual, o el ejercicio de un ministerio de predicación, el ingrediente pasión debiera estar presente siempre. Estoy seguro de que esto redundaría en una mayor eficacia.

Hagamos todo con pasión, como para el Señor, no hay mejor manera de vivir la fe viva que profesamos.