La Oración que Agrada a DiosMuestra
El punto de origen es el amor
“Mas Salomón amó a Jehová”. Así comienza nuestro pasaje de cabecera. Es una declaración sencilla, concreta y contundente. El epicentro de todo lo que sucederá después. Este hecho específico es el contexto en el que se produce una oración que tiene su respuesta meridiana de parte de Dios en forma de bendición.
Salomón era el sucesor de David, y el listón no estaba precisamente bajo. A pesar de los episodios más penosos de la vida del monarca, por los que ha Historia ha hecho pagar a David un precio bien alto (y el pueblo cristiano también), la realidad es que había sido el prototipo del hombre conforme al corazón de Dios, ungido de Él y que anticipaba a otro que lo sería por excelencia, Cristo mismo.
Sospecho que ni de lejos ni de cerca podríamos escribir nosotros algunas de las frases que él expresó, donde manifestaba su deleite y cercanía, justicia y sensibilidad hacia el Señor y sus caminos. Incluso en sus claroscuros, pues, David demostraba una sensibilidad que no deja de llamarnos la atención constantemente por las diferencias enormes que solemos manifestar cuando nosotros confesamos, nos arrepentimos y reanudamos nuestra comunión con Dios.
Salomón llegaba para ocupar el trono, entonces, en un contexto en que lo tendría muy fácil para salir comparado y terminar perdiendo.
Ahora bien, nada de aquello parecía importarte. Estas cosas no se destilan de sus palabras ni su actitud. Él se debía a los caminos en los que había andado su padre, cumplía con los sacrificios de la manera más excelente posible (y no otra, como el pueblo en Malaquías) y lo hacía con suma generosidad. Tan bien entendía las dimensiones de lo que había de ser cubierto en su vida. ¿Y nosotros en la nuestra?
Ante este escenario de fondo, el ofrecimiento de Dios no se hace esperar, ni escatima en posibilidades: “Pide lo que quieras que yo te dé”.
No sé, francamente, cuántos pasaríamos esa prueba de fuego, porque esta es una de esas situaciones en las que cualquiera quedaría retratado. De la abundancia del corazón pediría la boca, y las prioridades de Salomón se ponen de manifiesto: su honestidad, la declaración de su incapacidad, así como su pesar por el pueblo, más que por sí mismo, serían algunos de los elementos que componen esa oración que Dios recibe con agrado y que vería respondida mucho más allá de lo que había imaginado.
Acerca de este Plan
Es de todos conocido que, cuando Salomón llegó al trono, pidió sabiduría. Lo que no nos resulta tan familiar, quizá, son los ingredientes que compusieron la oración mediante la cual se dirigió a Dios y que a Él le agradó sobremanera. En este plan en 5 días nos detenemos en considerarlos.
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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.lidiamartin.com/