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Nació la Esperanza

DÍA 4 DE 7

Saltar de alegría

La alegría no ha sido una virtud acentuada por la pastoral cristiana. Ni la liturgia, ni la teología (que es otra forma de liturgia) la han reconocido con toda su magnitud. Por el contrario, en muchos casos, hablar de fe es llamar a todo lo que contradiga la alegría: el dolor sacrificial, la ascesis y el desprendimiento de todos los placeres terrenales (todo lo que produzca alegría). ¿No ha sucedido así por muchos siglos?

Para los antiguos griegos existían tres virtudes que contribuían a la formación de un ciudadano perfecto: la justicia, la fortaleza y la templanza. Platón añadió una más, la prudencia. Después la fe cristiana, siempre interesada en entablar diálogos con las filosofías de su momento (en este caso con los estoicos), consideró que esas cuatro virtudes morales eran las que contribuían a desarrollar una vida bienaventurada. A las virtudes anteriores se agregaron después tres virtudes teologales (porque se refieren a Dios): la fe, la esperanza y la caridad.

Pero, ni las virtudes cardinales, ni las teologales incluyeron la alegría. La dejaron afuera, quizá por considerar que un aspirante a la santidad debía ser circunspecto y conducirse con sobriedad y decoro. Incluso los viejos monjes llegaron a discutir acaloradamente si Jesús se rió alguna vez.

Pero, ¿acaso es posible vivir cristianamente sin disfrutar y expresar la alegría? Juan el Bautista, desde el vientre de su madre Elizabet «saltó de alegría la criatura que llevó en el vientre» (1.44).

Para seguir pensando:

«Según sea el concepto y la experiencia que cada cual tiene de Dios, así será su vida cristiana, concretamente en cuanto se refiere y afecta a la alegría que se disfruta o, por el contrario, a la tristeza que se soporta, por más que a esa tristeza le pongamos el piadoso nombre de “resignación cristiana”».

José María Castillo (teólogo español)

Oración:

Para que haya en nuestro mundo cada vez más buenas y justas razones de alegría para todos los pueblos y que las personas cristianas seamos las primeras en dar expresión pública de ella.

Escritura

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Acerca de este Plan

Nació la Esperanza

La redención no resultará de una gesta militar dirigida por los adultos, ni de la genialidad técnica de un adulto iluminado. Nos llegará por una vía más sencilla: un niño indefenso será el encargado de traerla. Acompáñanos a hacer un recorrido por los acontecimientos previos al nacimiento de Jesús hasta llegar a su alumbramiento. Éstos hechos nos ayudan a adentrarnos en un análisis de diferentes realidades sociales.

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Nos gustaría agradecer a Sociedad Bíblica de España por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.sociedadbiblica.org/