Dos Reinos - Parte 3Muestra

Lee Mateo 18:10 - 14

La parábola de la oveja perdida es quizás una de las parábolas más conocidas. Incluso si la has escuchado muchas veces antes, trata de leerla con ojos nuevos hoy. Aquí tenemos una imagen de un pastor amoroso, el Padre, que cuida de cada una de sus ovejas. Si la voluntad del Padre que nadie se pierda, ¿qué implicaciones tiene eso para nosotros? Al concluir este plan de lectura, tomemos un tiempo para pensar hacia afuera.

Si somos parte del rebaño de ovejas que están con el pastor, el Padre, ¿quiénes son los que se pierden? Puede ser fácil ir por la vida disfrutando del amor y el consuelo que hemos encontrado en Jesús sin considerar a los que viven, perdidos o separados de Él. ¿Ves cómo se regocija el Padre por la oveja que se ha descarriado? Es Su corazón y su deseo que la oveja perdida pueda ser encontrada, y nosotros tenemos un papel que desempeñar en la historia.

Profundiza: Hoy, ora para que Dios te dé una profunda compasión por los perdidos. Considera todas las cosas buenas que Dios te ha dado y todo lo que ha hecho por ti. ¿No sería increíble que los miembros de tu familia, de tu grupo de amigos o de tu escuela también fueran encontrados por el Padre? Invita al Señor a ablandar tu corazón y a darte compasión y amor por los que te rodean.

Sé audaz: ¿A quién conoces que esté viviendo perdido? ¿Quién se ha extraviado? ¿Por qué no enviar hoy un mensaje a alguien que solía caminar con Jesús, pero que tal vez esté viviendo lejos de Él en este momento? ¿A quién conoces que nunca haya escuchado las buenas nuevas del evangelio? ¿Podrías ser lo suficientemente valiente como para compartir tu testimonio con ellos? ¡Piensa en cómo el Padre se regocija por los que se encuentran!

Memoriza: "Así, no es la voluntad del Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeñitos" (Mateo 18:14 NBLA).