Goliat debe caer: Ganando la batalla contra tus gigantesMuestra
MUERTO PERO AÚN MORTAL/h2>
La conocida historia de David y Goliat es una de la más famosas de la Biblia. A un lado del Valle de Elah se encuentra el ejército de los filisteos, con su campeón de nueve pies de alto llamado Goliat. Al otro lado del valle, el ejército israelita, acobardado bajo el liderazgo de su rey Saúl. Por cuarenta días, Goliat se había burlado de los israelitas atemorizándolos. Día tras día los había desafiado para que enviaran un soldado que lo enfrentara. Pero hasta ese momento, no había voluntario alguno.
Quizás puedas identificarte con la situación de los israelitas. Algún gigante te enfrenta, burlándose, acosándote, insultándote. Quizás sea miedo. Quizás enojo. Quizás un sentimiento de rechazo. Quizás es el sigilosos, pero conocido gigante de la comodidad que te obliga a vivir por algo menor. Puede ser una adicción.
No importa cuál sea este gigante en tu vida, te está robando el poder. Has tratado de parar las burlas, pero te sientes inmovilizado. Sin reacción. Sin poder avanzar. Sabes que no estás viviendo la plenitud y libertad que Dios tiene para ti.
La buena noticia es que Dios ha preparado el camino para que estos gigantes caigan. Comienza con creer que, a pesar que el gigante con el que peleas puede ser grande, no es más grande que Jesús. De hecho, Él ya ha vencido a los gigantes de tu vida. Cuando vino a la tierra, soportó el infierno en la cruz y se levantó de la tumba por ti, para que abandones esa vida condenada. Él vino a liberarte de los gigantes que se levantan y te paralizan de miedo.
Jesús ha vencido al enemigo. A pesar de eso, como leemos en Pedro 5:8, el diablo aún está "merodeando...buscando a quien devorar." Es como una serpiente sin cabeza. Cuando matas una serpiente, debes asegurarte de enterrar su cabeza, porque aún después de muerta contiene una dosis mortal de veneno en sus colmillos. Si pisas la cabeza de una serpiente muerta, aún puedes envenenarte. De la misma forma, a pesar de que Jesús quebró el poder de Satanás en la cruz, él aún puede inyectarnos veneno mortal en nuestras vidas. Está muerto, pero aún es mortal.
El objetivo, a medida que recorremos este estudio, es no pisar la cabeza de la serpiente. En términos prácticos, significa resistir al diablo (ve Santiago 4:7), reforzar las defensas que Jesús nos ha dado (ve Efesios 6:10-18), y apoyarse en Su eficiencia (ve Proverbios 3:5). Significa recordar que Él es tu David en la historia, que nuca podrás derribar gigantes confiando en tu coraje, poder o esfuerzo. Siempre será Jesús quien lo hará.
Si en verdad quieres ver victoria sobre los gigantes de tu vida, necesitas comprender tu dependencia del poder de Cristo Jesús. La victoria es por confiar en Cristo y no por tratar de tener éxito. Para dar el primer paso en contra de tu muerto pero aún letal enemigo, tienes que cambiar este paradigma en tu mente. Cristo es el único que trae cambio.
Responde
¿ Cómo reaccionas a la idea de que Jesús, y no tú, es el David que ha vencido al gigante en tu vida? ¿Cuáles son las implicaciones de esto en la forma en que vives?
Jesús vino a la tierra para vencer el poder del pecado y de la muerte, y ha vencido al enemigo. ¿Qué diferencia produce esto en la forma en que ves a tu gigante?
¿De qué forma te acercas a Jesús para no pisar la cabeza venenosa de tu enemigo ya vencido?
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Acerca de este Plan
Es posible que tengas en tu vida un gigante que te mantiene cautivo, intimidándote, y robándote el gozo. Los adversarios como el miedo, el rechazo, el confort, la ira y la adicción reclaman y dan un paso firme en tu corazón. En este Plan de siete días, Louie Giglio examina la historia de David y Goliat para mostrar cómo esos gigantes pueden caer: al enfocarnos en el tamaño de nuestro Dios, no en la altura de tus gigantes, y caminando en la victoria que Jesús ya ha ganado.
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