El hombre de la cruz del medio: un plan de lectura de Pascua de 7 díasMuestra
DIO SU ÚLTIMO RESPIRO
“Entonces Jesús exclamó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró”. LUCAS 23:46 (NVI)
La simplicidad de estas palabras nos señala verdades que son demasiado profundas para las lágrimas.
Lucas, con su ojo para los detalles, nos da un “relato ordenado” de la crucifixión de Jesús, un relato que, según explica al comienzo de su Evangelio, es fruto de una minuciosa investigación y ha sido escrito para que su lector “conozca bien la verdad de las cosas en las cuales ha sido instruido” (Lucas 1:3-4). No busca que lo escrito esté impregnado de connotaciones dramáticas. Por el contrario, escribe para que comprendamos la verdad. Y así nos relata el último aliento de Jesús en una simple frase: “Y al decir esto, expiró”.
En lo que Lucas quiere que nos detengamos es en el control de Jesús sobre su último aliento. Eligió confiar su espíritu en las amorosas manos de su Padre. Él sabía que su obra estaba hecha. El pecado fue pagado, el velo se rasgó y su pueblo pudo venir a la presencia de su Padre eternamente. Junto con todo lo que Jesús dijo antes de su crucifixión, sus últimas palabras refutan la noción de que su muerte fue simplemente la de una víctima indefensa abrumada por circunstancias crueles. Meses antes les había dicho a sus discípulos que iba a subir a Jerusalén y que “Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas … y que sea muerto” (Lucas 9:22). Juan nos dice que Él les había explicado: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” (Juan 10:17-18).
Jesús fue a la cruz no sin poder hacer nada, sino voluntariamente. De acuerdo con el propósito del Padre, Él eligió el momento exacto en el que daría su vida por sus ovejas (Juan 10:11). Aquí, entonces, vemos al mismo Autor de la vida dando voluntariamente su último aliento y recordándonos su autoridad absoluta así como su amor inagotable. “Expiró” para que puedas respirar el aire fresco y purificado que estuvo a tu disposición en el momento en que naciste de nuevo. “Expiró” para que un día estés en una creación restaurada y respires aire en unos pulmones que nunca se descompondrán ni perecerán. Aquel que es soberano sobre el aire que respiras soberanamente exhaló su último suspiro. Él es digno nada menos que de vuestra alabanza y adoración.
- ¿Cómo me está llamando Dios a pensar diferente?
- ¿Cómo está reordenando Dios los afectos de mi corazón, lo que amo?
- ¿Qué me llama Dios a hacer a lo largo de mi día a día?
Escritura
Acerca de este Plan
Casi todos estamos de acuerdo en que este mundo está roto. Pero, ¿y si hay una solución? Este plan de Pascua de siete días comienza con la singular experiencia del ladrón en la cruz y considera por qué la única respuesta real al quebrantamiento se encuentra en la ejecución de un hombre inocente: Jesús, el Hijo de Dios.
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