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Vivo: 21 razones para creer en la resurrección de Jesucristo

DÍA 1 DE 21

Razón 1: Jesús murió

Para que Jesús resucitara, primero tuvo que morir.

La noche antes de su crucifixión, Jesús fue al huerto de Getsemaní con sus discípulos para orar. Su ansiedad era tan grande que comenzó a sudar gotas de sangre, una condición médica llamada hematidrosis. Jesús es entonces traicionado por Judas Iscariote, un falso amigo encubierto. Judas había estado robándole a Jesús durante años, mientras tramaba su asesinato con los líderes religiosos y políticos. Tras ser golpeado toda la noche, y estando exhausto y deshidratado, Jesús es flagelado con un flagrum (también llamado “gato de nueve colas”). Esta arma estaba confeccionada con un mango del que partían tiras de cuero, con piedras o bolas de metal en los extremos para ablandar la carne humana, de modo que los ganchos pudieran incrustarse en los tejidos profundos, e incluso en los órganos o huesos de la víctima. La carne era desgarrada repetidamente de los hombros, la espalda, las nalgas y las piernas de las víctimas–a veces arrancándoles también una costilla–de una manera que, según algunos médicos, se asemeja a un disparo de escopeta.

La espalda y los hombros de Jesús, ensangrentados y traumatizados, fueron obligados a cargar la cruz de madera hasta el lugar de la crucifixión. Si Jesús cargó con toda la cruz, habría pesado más de cien kilos, y muchos creen que es más probable que sólo llevara el travesaño (patíbulo), que habría pesado casi cincuenta kilos. A pesar de su juventud y buena salud, Jesús estaba tan devastado físicamente por la noche en vela, los kilómetros de caminata, los fuertes golpes y los azotes, que se desplomó bajo el peso de la cruz, incapaz de llevarla por sí solo por las estrechas calles de la ciudad vieja de Jerusalén, llenas de compradores. Según algunos médicos, el traumatismo causado por el pesado travesaño que aplastaba su pecho contra el suelo podría haberle causado una contusión en el corazón, similar al traumatismo torácico causado por un accidente automovilístico en el que el conductor es arrojado violentamente contra el volante si no lleva puesto el cinturón de seguridad. Incapaz de continuar cargando su cruz en el camino de aproximadamente dos kilómetros hasta su ejecución, Simón de Cirene fue designado para ayudar a cargar la cruz de Jesús. Al llegar al lugar de la crucifixión, le arrancaron la barba, un acto de máxima falta de respeto en las culturas antiguas; le escupieron y se burlaron de Él delante de su familia y amigos. Luego colocaron una corona de espinas sobre la cabeza de Jesús para burlarse de Él como Rey de reyes y Señor de señores.

Imagínate una larga estaca de madera atravesando el vientre de una persona, y luego esa estaca siendo clavada en el suelo, con la persona atravesada abandonada a una muerte lenta en el transcurso de muchos días. Los romanos perfeccionaron la crucifixión, reservándola como el método de ejecución más doloroso para las personas más despreciadas. El dolor de la crucifixión es tan horrendo que se inventó una palabra en inglés para explicarlo: excruciating (dolor insoportable), que significa literalmente “desde la cruz”. La crucifixión era una muerte lenta y dolorosa por asfixia para el crucificado, causando que se desmayara a menudo durante días.

Nada de esto se hacía en privado, sino en lugares públicos. Sería como clavar a un hombre desnudo y ensangrentado sobre la entrada principal de tu centro comercial local como un acto de terror patrocinado por el Estado. La gente probablemente era crucificada a la altura de los ojos, para que pudieran ver a sus burladores cara a cara mientras sudaban al sol, sangraban y sufrían incontinencia a causa del dolor.

Jesús murió orando por las personas que lo odiaban. Jesús dio su último suspiro y murió gritando: “Consumado es”. Para asegurarse de que Jesús estaba muerto, un soldado verdugo atravesó el costado de Jesús con una lanza, que perforó el saco del corazón, y de Su costado salió agua y sangre. Esta es evidencia de que Jesús murió de un ataque al corazón; el saco que rodea el corazón se llenó de agua hasta que la presión hizo que el corazón de Jesús dejara de latir. Jesús murió con un corazón roto tanto literal como metafóricamente. En la cruz, Jesús tomó tu lugar y te puso en Su lugar. Él murió para que tú pudieras vivir. Él fue maldecido, para que tú pudieras ser bendecido. Él fue separado del Padre, para que tú pudieras ser reconciliado con el Padre. Todo esto se le hizo a Jesús, pero por ti, “Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo” (2 Corintios 5:21).

Jesús estaba muerto. El cadáver de Jesús fue envuelto en más de cien kilos de lino y especias y colocado en una tumba fría excavada en una roca sin ninguna atención médica durante tres días.

El autor de Hebreos dice que Jesús es nuestro “Sumo Sacerdote [que] comprende nuestras debilidades” ¿De qué manera el contemplar el sufrimiento de Jesús por ti en la cruz te da fe de que con Su fuerza puedes soportar el sufrimiento? Dedica tiempo a dar gracias a Jesús por Su sacrificio.

Día 2

Acerca de este Plan

Vivo: 21 razones para creer en la resurrección de Jesucristo

Es indiscutible que la resurrección de Jesucristo es el acontecimiento más importante de toda la historia de la humanidad. Jesucristo derrotó a la muerte, perdonó el pecado y demostró ser Dios. En este plan, exploramos 21 razones por las que deberías creer en la resurrección de Jesús.

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Nos gustaría agradecer a Mark Driscoll por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: http://realfaith.com/