¿Cómo tener un avivamiento?Muestra

TIENE QUE COMENZAR POR TI

“Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra” (1 Reyes 17:1).

¡Qué frase tan desafiante la que pronunciara, en varias ocasiones, el profeta Elías: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy”! No era uno de los mejores momentos de la nación. Un mal rey gobernaba al pueblo, Acab. Para empeorarlo, su esposa Jezabel era una inicua homicida y confesa enemiga de Dios. Un binomio perverso, un liderazgo idolátrico e inmoral que sedujo a las masas, inclinándolas a la adoración a Baal y Asera. En medio de todo esto, hay un hombre que se visibiliza a contracorriente profetizando contra los pecados de la nación con la contundencia de un terremoto. Él está en la presencia de Dios, habla desde la presencia de Dios, actúa desde la presencia de Dios. Que otros no lo estén haciendo no es excusa para ser arrastrado con las mayorías. Elías elige ser un peñón inamovible ante las olas turbulentas de los tiempos en los que le tocó vivir. Eso es lo que dignifica a un hombre y a una mujer de Dios, sus convicciones innegociables, su resoluta valentía, su descomunal compromiso.

Creía que estaba solo, pero permaneció fiel. Percibía con cierto pesar que era el último luchador en pie, pero eso no le hizo alzar una bandera blanca. Aun cuando en cierto momento de su ministerio huyó de las amenazas de Jezabel, lo hizo al Monte Horeb, un lugar donde Dios antaño solía manifestarse. Allí se le reveló el Señor y le dio una perspectiva correcta de las circunstancias y le asignó tareas para cumplir con inmediatez. Debe haber sido especialmente alentador saber que había siete mil personas que aún permanecían tan firmes como él, sin postrarse ante otros dioses. Los resultados de su ministerio fueron sin parangón.

Estoy convencido de que todo mover de Dios auténtico va a comenzar por individuos que elijan vivir en la presencia de Dios, sin importar los tiempos que corren, ni quién está o no está viviendo a la altura de lo que requiere su llamado. Individuos que dejen de mirar horizontalmente y lo hagan verticalmente. Hoy, más que nunca, necesitamos que se levante gente que tenga puesta la mirada en las cosas de arriba, que fije sus ojos en Jesús y apueste con todas sus fuerzas por una lealtad innegociable. El avivamiento comienza por ti, viviendo en la presencia de Dios.