La Alegría Y El Gozo De Vivir en Su PresenciaMuestra
Esperanza resiliente
El marketing de la felicidad busca por todos los medios posibles que nuestra vida vaya bien en todos los asuntos, capturando nuestra atención con marcas, modas, experiencias; vinculando productos y servicios con todo lo que somos y hacemos, con el único fin de “hacernos sentir que todo va a estar bien”. Es la utopía de lo absurdo, de sembrar en el viento y arar en las nubes.
Lo cierto es que, por diseño divino, el ser humano anhela, desea, busca ser feliz, vivir con gozo. Pero, los medios y los caminos que escogemos para alcanzarlo a menudo son pasajeros. El entretenimiento ha llegado a ser la más grande industria de nuestro tiempo. Si de esta manera pudiéramos alcanzar la plenitud, podríamos decir entonces que la gente de nuestros días debería ser la más feliz que haya existido jamás. Pero, todos sabemos que esto no es así, la realidad es otra.
Cuando miro las escrituras descubro que este tema es tan importante que el mismo Jesús se refirió sobre el asunto:“Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto” (Jn.15:11).
Jesús les dijo a Sus discípulos que Él tenía un gozo para darles, un gozo perfecto, una alegría diferente a la que ofrece el mundo, que su gozo no era como el que promete la agencia de viajes en los paquetes de ecoturismo o el concesionario de autos. Nos engañamos si creemos que Jesús está interesado en poner una emoción o sonrisa temporal en nuestro rostro en medio de la adversidad. El gozo, la alegría que Jesús nos promete a quienes hemos decidido por Él tiene que ver con una esperanza resiliente, una sensación de confianza, alegría, esperanza, certeza de que no estamos solos y su presencia está con nosotros arraigada en lo más profundo de nuestro ser y nos da la fuerza para lidiar las tormentas más difíciles de nuestra vida.
Cuando Jesús habló del gozo y la alegría, Él sabía que en los siguientes días atravesaría experiencias complicadas como la del Getsemaní y poco después se vería enfrentado a Sus acusadores escuchando los insultos de quienes le odiaban… ¡Sí, fue justo antes de las agonías del Calvario cuando Él habló de “mi gozo”!
¿Cuál fue el gozo de Jesús? Tal vez te preguntes. Por más que pienso, creo que, soportar la humillación, el dolor, la agonía, el oprobio, la muerte que merecíamos tú y yo por causa de nuestros pecados, con el fin de darnos salvación, para presentarnos santos y sin mancha ante nuestro Padre Celestial, ese es Su mayor gozo y alegría.
Lo anterior significa que el gozo profundo, permanente y duradero no se encuentra en nada o nadie más sino en Jesucristo, lo cual significa que Él mismo se dará en provisión, para que nuestro gozo sea completo a la hora final.
Medita en esto…
Acerca de este Plan
La felicidad y el gozo son cosas que todo el mundo busca o anhela. Pero, ¿qué o quién nos muestra el camino verdadero hacia la felicidad o el gozo que trasciende lo material, las dificultades o la emoción del momento? Como personas de fe, el gozo está destinado a ser un sello distintivo de aquellos que caminamos con Dios y decidimos confiar plenamente en Él.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net/