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La verdad sobre tu tiempo

Muchas veces me siento fracasada al final del día porque en mi mente no administré mi tiempo "lo suficientemente bien". Puede que no haya tenido tiempo para ir al gimnasio ese día, puede que me haya quedado dormida sin querer mientras estudiaba, o puede que haya perdido mi tiempo devocional de la mañana con Dios. En esos momentos, tengo que recordarme a mí misma que la vida es demasiado impredecible para que cualquiera pueda administrar su tiempo a la perfección. Lo más importante no es lo bien que administras tu tiempo, sino lo que haces con el tiempo que se te da. Dios nos dio nuestro tiempo aquí en la tierra como un regalo. Si realmente quieres usarlo para Su gloria, entonces tendrás que renunciar a tu control sobre él.

Así que tal vez, en lugar de enfocarme en cómo me fallé al no ir al gimnasio, puedo estar orgullosa de mí misma por la conversación que tuve con mi mentor en el almuerzo ese día. Cuando entregas tu tiempo a Dios, tienes que aceptar que las cosas no siempre van a salir como tú quieres. ¡Tienes que confiar en que Su plan es mejor que el tuyo!

Como mujeres jóvenes con agendas saturadas, puede ser muy fácil caer en el hábito de seguir nuestra rutina diaria tan solo marcando nuestras listas de tareas pendientes. Dios no tenía la intención de que viviéramos la vida de esta manera. Él desea que le demos nuestro tiempo para que Él pueda tomarlo y usarlo para completar Su obra. ¡Él quiere que tengamos un propósito en todo lo que hagamos! Cuando tratas de aferrarte a todo tu tiempo y administrarlo por tu cuenta, solo te sentirás agobiada y derrotada. Pero cuando entregas tu tiempo a la voluntad del Señor, ¡Él lo usará cada momento para Su gloria!

Conclusión:

Mentira: soy un fracaso porque me cuesta administrar bien mi tiempo.

Verdad: Mi tiempo en la tierra es un regalo, y Dios sigue obrando en mí y usándome incluso en los momentos que no suceden de acuerdo con mi plan.