Adviento en familia de Infinitum: Semana 1Muestra

La Encarnación Misma de la belleza estaba viniendo al mundo. El Creador de todas las cosas bellas estaba encarnándose. Sin embargo, ¿"el mundo no Lo reconoció"? ¿Cómo es esto posible?

Tal vez el mundo fue incapaz de reconocer a Jesús porque Él vino de manera muy diferente a como esperaban que apareciera un Mesías.

En vez de venir con un despliegue de alfombra roja, fue anunciado a los humildes pastores.
En vez de venir como un poderoso Hércules, vino como un indefenso infante humano.
En vez de venir con un ejército de guerreros, vino con un heraldo de ángeles cantores.

Así como las expectativas de quién se suponía que sería Jesús, a menudo tenemos ciertas expectativas y nociones preconcebidas acerca de lo que es la belleza. Pero nuestra habilidad para percibir la belleza depende grandemente de nuestro enfoque.

John O'Donohue articula muy bien este proceso en su libroBelleza: El Abrazo Invisible:

"Cuando nos acercamos con reverencia, grandes cosas deciden acercarse a nosotros. Nuestra vida real sale a la superficie y su luz despierta la belleza oculta en las cosas. Cuando caminamos sobre la tierra con reverencia, la belleza decidirá confiar en nosotros. Un corazón apresurado y una mente arrogante carecen de la gentileza y la paciencia para entrar en ese abrazo"(John O'Donohue,Belleza: El Abrazo Invisible).

Cuando vivimos con un "corazón apresurado y una mente arrogante", nos es difícil entrar en el abrazo de la belleza. A menudo tenemos tanta prisa que no nos detenemos lo suficiente para contemplarla. O tenemos ciertas expectativas de lo que ella debe ser. En este sentido, tratamos de controlar la belleza para convertirla en lo que queremos que sea.

A menudo esperamos que la belleza aparezca como estrellas vibrantes y radiantes o coloridas puestas de sol llenas de rojos y dorado. Y a veces lo hace. Pero en ocasiones la belleza aparece en medio de nosotros en momentos muy comunes y cotidianos. Y nos pide que la contemplemos allí.

En la simple invitación de un niño a jugar.
En la amable sonrisa de un extraño.
En la palabra perdonadora de un amigo.

Contemplar la belleza requiere rendirse. Podemos recibir a Jesús, el Hermoso, cuando dejamos ir nuestras expectativas, control y agenda de cómo se verá y cómo aparecerá entre nosotros.

Esta semana, practicaremos la rendición acercándonos al mundo con reverencia, apertura y curiosidad para que podamos percibir la belleza de Dios revelada en expresiones ordinarias y tangibles alrededor nuestro.

¿Cómo sería "caminar con reverencia" esta semana para percibir la presencia de Dios revelada en la belleza?