Adviento en familia de Infinitum: Semana 1Muestra

¿Recuerdas esa parte de la historia en la película El Grinch Roba la Navidad, cuando su corazón “creció tres tallas”? Nos encanta ese momento en el que su corazón rompe el molde. Antes de que eso sucediera, él se quedó de pie en la nieve esperando... ¿qué cosa? Esperando ver qué pasaría cuando Villa Quién se diera cuenta de que todos sus regalos, cajas y bolsas habían sido robados.

Pero en lugar de un doloroso “buaaa, buaaa” llegando a sus oídos, ¡lo hizo una canción! La canción de los aldeanos llegó hasta él… con una belleza inesperada.

La canción no era necesariamente hermosa por el sonido o incluso por la letra. Quiero decir, ¿quién sabe realmente qué significa "Dahoo Dores" (parte de la letra de la canción)? No, su canción era hermosa porque provenía de algo que no se podía empaquetar en una caja. Algo interno.

Fue entonces cuando el Grinch dijo “¡AJÁ!” y pensó: "Quizás la Navidad no viene de una tienda... Quizás la Navidad signifique algo más". El Grinch tuvo un encuentro con la belleza y su corazón se expandió tres tallas para asimilarla…porque eso es lo que hace la belleza.

Esta belleza abrió el corazón del Grinch de par en par. El propósito de la belleza en el mundo es expandir nuestros corazones para recibir el amor eterno e infinito (pensemos: por los siglos de los siglos) de Dios.

Lo sabemos en el fondo, ¿verdad? Cuando vemos la belleza de una ola perfecta, al escuchar una canción súper pegadiza o cuando nos sentimos pequeños al lado de una montaña, nos volvemos un poco más grandes por dentro. Todos necesitamos momentos como ese. Momentos que abren nuestro corazón de par en par para dejar espacio a la GRANDEZA del amor de Dios.

Porque en 2 Corintios 3:18 dice que hay algo que sucede cuando nos abrimos a la belleza. Cuando “vemos la gloria del Señor… estamos siendo transformados [sí, como en Transformers] en la misma imagen”.

Si Dios verdaderamente es El Más Hermoso, la fuente de donde proviene toda belleza, entonces, cuando prestamos atención a estos hermosos momentos, le estamos prestando atención a Él, y comenzamos a ser como Él.

Tómate un minuto para dejar volar tu imaginación hacia algo que consideres hermoso. ¡Adelante, cierra los ojos y deja que tu mente divague! Este eres tú viendo “la Gloria del Señor” esta semana al contemplar la belleza.

Mientras lo imaginas, pregunta: “Dios, ¿cómo quieres transformarme en este momento para que me parezca más a Ti?”

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