Testigos Del Milagro: La Primera Navidad

El Dios Que Adoramos 2

Que El Mundo Crea

1 Tesalonicenses: Modelos a imitar

Y Ahora… ¿Cómo Afrontaremos El Futuro?

Creer Y Descansar, Para Su Herencia Alcanzar

ABC De La Oración ... Para Principiantes.

Gracia en Tu Historia

ABC De La Biblia Para Principiantes

Marcas De Un Discípulo

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 <div class="book bkLUK">
 <div class="chapter ch7" data-usfm="LUK.7">
 <div class="label">7</div><div class="s1">Jes&#250;s sana al asistente de un oficial romano</div><div class="r">(Mt 8,5-13; Jn 4,43-54)</div><div class="p"> 1Cuando Jes&#250;s acab&#243; de hablar a la gente que lo escuchaba, entr&#243; en Cafarna&#250;n. 2El asistente de un oficial del ej&#233;rcito romano, a quien este &#250;ltimo estimaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir. 3El oficial oy&#243; hablar de Jes&#250;s y le envi&#243; unos ancianos de los jud&#237;os para rogarle que fuera a curar a su asistente. 4Los enviados acudieron a Jes&#250;s y le suplicaban con insistencia:</div><div class="p">&#8212;Este hombre merece que lo ayudes, 5porque ama de veras a nuestro pueblo. Incluso ha hecho construir a sus expensas una sinagoga para nosotros.</div><div class="p"> 6Jes&#250;s fue con ellos. Estaba ya cerca de la casa, cuando el oficial le envi&#243; unos amigos con este mensaje:</div><div class="p">&#8212;Se&#241;or, no te molestes. Yo no soy digno de que entres en mi casa. 7Ni siquiera me he cre&#237;do digno de presentarme personalmente ante ti. Pero una sola palabra tuya bastar&#225; para que sane mi asistente. 8Porque yo tambi&#233;n estoy sujeto a la autoridad de mis superiores, y a la vez tengo soldados a mis &#243;rdenes. Si a uno de ellos le digo: &#171;Vete&#187;, va; y si le digo a otro: &#171;Ven&#187;, viene; y si a mi asistente le digo: &#171;Haz esto&#187;, lo hace.</div><div class="p"> 9Al o&#237;r esto, Jes&#250;s qued&#243; admirado de &#233;l. Y dirigi&#233;ndose a la gente que lo segu&#237;a, dijo:</div><div class="p">&#8212;Os aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande como esta.</div><div class="p"> 10Y cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron curado al asistente.</div><div class="s1">Jes&#250;s resucita al hijo de la viuda de Na&#237;n</div><div class="p"> 11Alg&#250;n tiempo despu&#233;s, Jes&#250;s, en compa&#241;&#237;a de sus disc&#237;pulos y de otra mucha gente, se dirigi&#243; a un pueblo llamado Na&#237;n. 12Cerca ya de la entrada del pueblo, una nutrida comitiva f&#250;nebre del mismo pueblo llevaba a enterrar al hijo &#250;nico de una madre que era viuda. 13El Se&#241;or, al verla, se sinti&#243; profundamente conmovido y le dijo:</div><div class="p">&#8212;No llores.</div><div class="p"> 14Y acerc&#225;ndose, toc&#243; el f&#233;retro, y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jes&#250;s exclam&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Muchacho, te ordeno que te levantes!</div><div class="p"> 15El muerto se levant&#243; y comenz&#243; a hablar, y Jes&#250;s se lo entreg&#243; a su madre. 16Todos los presentes se llenaron de temor y daban gloria a Dios diciendo:</div><div class="p">&#8212;Un gran profeta ha salido de entre nosotros. Dios ha venido a salvar a su pueblo.#1,68; 19,44; Mt 16,14; 21,11; Mc 6,15.</div><div class="p"> 17La noticia de lo sucedido se extendi&#243; por todo el territorio jud&#237;o y las regiones de alrededor.</div><div class="s1">Juan el Bautista env&#237;a mensajeros a Jes&#250;s</div><div class="r">(Mt 11,2-6)</div><div class="p"> 18Enterado Juan de todo esto por medio de sus disc&#237;pulos, llam&#243; a dos de ellos 19y los envi&#243; a preguntar al Se&#241;or:</div><div class="p">&#8212;&#191;Eres t&#250; el que ten&#237;a que venir o debemos esperar a otro?#Mt 3,11 y par.; Jn 1,15.27; 11,27.</div><div class="p"> 20Los enviados se presentaron a Jes&#250;s y le dijeron:</div><div class="p">&#8212;Juan el Bautista nos env&#237;a a preguntarte si eres t&#250; el que ten&#237;a que venir o hemos de esperar a otro.</div><div class="p"> 21En aquel mismo momento, Jes&#250;s cur&#243; a muchos que ten&#237;an enfermedades, dolencias y esp&#237;ritus malignos, y devolvi&#243; la vista a muchos ciegos. 22Respondi&#243;, pues, a los enviados:</div><div class="p">&#8212;Volved a Juan y contadle lo que hab&#233;is visto y o&#237;do: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio.#Is 26,19; 29,18; 35,5-6; 61,1 (ver 4,18). 23&#161;Y felices aquellos para quienes yo no soy causa de tropiezo!#6,20; Mt 5,3.29.</div><div class="s1">Jes&#250;s habla de Juan el Bautista</div><div class="r">(Mt 11,2-19)</div><div class="p"> 24Cuando se fueron los enviados de Juan, Jes&#250;s se puso a hablar de &#233;l a la gente. Dec&#237;a:</div><div class="p">&#8212;Cuando salisteis al desierto, &#191;qu&#233; esperabais encontrar? &#191;Una ca&#241;a agitada por el viento? 25&#191;O esperabais encontrar un hombre espl&#233;ndidamente vestido? Los que visten con lujo y se dan la buena vida viven en los palacios reales. 26&#191;Qu&#233; esperabais, entonces, encontrar? &#191;Un profeta? Pues s&#237;, os digo, y m&#225;s que profeta.#1,76; Mt 14,5; 21,26. 27Precisamente a &#233;l se refieren las Escrituras cuando dicen: Yo env&#237;o mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.#Ex 23,20; Ml 3,1 (ver Mc 1,2). 28Os digo que no ha nacido nadie mayor que Juan; sin embargo, el m&#225;s peque&#241;o en el reino de Dios es mayor que &#233;l.#1,15.</div><div class="p"> 29El pueblo entero, que escuchaba a Juan, y aun los mismos recaudadores de impuestos, reconoc&#237;an que su mensaje proced&#237;a de Dios, y recibieron su bautismo.#11,45-46.52; Mt 21,31-32. 30En cambio, los fariseos y los doctores de la ley, rechazaron el designio de Dios para ellos, neg&#225;ndose a que Juan los bautizara.</div><div class="p"> 31Jes&#250;s sigui&#243; diciendo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Con qu&#233; comparar&#233; a esta gente de hoy? &#191;A qui&#233;n es comparable? 32Puede compararse a esos ni&#241;os que se sientan en la plaza y se interpelan unos a otros: &#171;&#161;Hemos tocado la flauta para vosotros, y no hab&#233;is bailado; os hemos cantado tonadas tristes, y no hab&#233;is llorado!&#187;. 33Porque vino Juan el Bautista, que ni com&#237;a ni beb&#237;a, y dijisteis de &#233;l: &#171;Tiene un demonio dentro&#187;.#Jn 7,20; 10,20. 34Pero despu&#233;s ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y dec&#237;s: &#171;Ah&#237; ten&#233;is a un glot&#243;n y borracho, amigo de andar con recaudadores de impuestos y con gente de mala reputaci&#243;n&#187;.#5,29-30. 35Pero la sabidur&#237;a se acredita en los que verdaderamente la poseen.</div><div class="s1">Sim&#243;n el fariseo</div><div class="p"> 36Un fariseo invit&#243; a Jes&#250;s a comer. Fue, pues, Jes&#250;s a casa del fariseo y se sent&#243; a la mesa.#11,37; 14,1. 37Viv&#237;a en aquella ciudad una mujer de mala reputaci&#243;n que, al enterarse de que Jes&#250;s estaba en casa del fariseo, tom&#243; un frasco de alabastro lleno de perfume 38y fue a ponerse detr&#225;s de Jes&#250;s, junto a sus pies. La mujer rompi&#243; a llorar y con sus l&#225;grimas ba&#241;aba los pies de Jes&#250;s y los secaba con sus propios cabellos; los besaba tambi&#233;n y finalmente derram&#243; sobre ellos el perfume. 39Al verlo, el fariseo que hab&#237;a invitado a Jes&#250;s se dijo para s&#237; mismo: &#171;Si este fuera profeta, sabr&#237;a qui&#233;n es y qu&#233; reputaci&#243;n tan mala tiene la mujer que est&#225; toc&#225;ndolo&#187;. 40Entonces Jes&#250;s se dirigi&#243; a &#233;l y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Sim&#243;n, quiero decirte una cosa.</div><div class="p">Sim&#243;n le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Dime, Maestro.</div><div class="p"> 41Jes&#250;s sigui&#243;:</div><div class="p">&#8212;Hab&#237;a una vez un acreedor que ten&#237;a dos deudores, uno de los cuales le deb&#237;a diez veces m&#225;s que el otro. 42Como ninguno de los dos pod&#237;a pagarle, los perdon&#243; a ambos. &#191;Cu&#225;l de ellos te parece que amar&#225; m&#225;s a su acreedor?</div><div class="p"> 43Sim&#243;n contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Supongo que aquel a quien perdon&#243; una deuda mayor.</div><div class="p">Jes&#250;s le dijo:</div><div class="p">&#8212;Tienes raz&#243;n.</div><div class="p"> 44Y volvi&#233;ndose a la mujer, dijo a Sim&#243;n:</div><div class="p">&#8212;Mira esta mujer. Cuando llegu&#233; a tu casa, no me ofreciste agua para los pies; en cambio, ella me los ha ba&#241;ado con sus l&#225;grimas y me los ha secado con sus cabellos. 45Tampoco me diste el beso de bienvenida; en cambio ella, desde que llegu&#233;, no ha cesado de besarme los pies. 46Ni vertiste aceite sobre mi cabeza; pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. 47Por eso te digo que, si demuestra tanto amor, es porque le han sido perdonados sus muchos pecados. A quien poco se le perdona, poco amor manifiesta.</div><div class="p"> 48Luego dijo a la mujer:</div><div class="p">&#8212;Tus pecados quedan perdonados.#Mt 9,2 y par.</div><div class="p"> 49Los dem&#225;s invitados comenzaron, entonces, a preguntarse a s&#237; mismos: &#171;&#191;Qui&#233;n es este, que hasta perdona pecados?&#187;.#5,21. 50Pero Jes&#250;s dijo a la mujer:</div><div class="p">&#8212;Tu fe te ha salvado. Vete en paz.#17,19; 18,42; Mt 9,22 y par., Mc 10,52.</div>
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 <div class="chapter ch10" data-usfm="LUK.10">
 <div class="label">10</div><div class="s1">Los setenta y dos enviados</div><div class="r">(Mt 9,37)</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de esto, el Se&#241;or escogi&#243; tambi&#233;n a otros setenta y dos,#10,1: setenta y dos: Numerosos mss., entre ellos varios de reconocido valor, dicen setenta. y los envi&#243; de dos en dos delante de &#233;l a todos los pueblos y lugares adonde &#233;l pensaba ir.#9,1 y par.; Jn 4,35. 2Les dijo:</div><div class="p">&#8212;La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, pedidle al due&#241;o de la mies que mande obreros a su mies. 3&#161;Poneos en marcha! Yo os env&#237;o como corderos en medio de lobos. 4No llev&#233;is monedero, zurr&#243;n, ni calzado; y no os deteng&#225;is tampoco a saludar a nadie en el camino. 5Cuando entr&#233;is en alguna casa, decid primero: &#171;Paz a esta casa&#187;. 6Si los que viven all&#237; son gente de paz, la paz de vuestro saludo quedar&#225; con ellos; si no lo son, la paz se volver&#225; a vosotros. 7Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja tiene derecho a su salario. No vay&#225;is de casa en casa.#Mt 10,10; 1 Co 9,6-18; 2 Co 11,7-11; 1 Tm 5,18. 8Cuando llegu&#233;is a un pueblo donde se os reciba con agrado, comed lo que os ofrezcan.#1 Co 10,27. 9Curad a los enfermos que haya en &#233;l y anunciad: &#171;El reino de Dios est&#225; cerca de vosotros&#187;.#10,11; 11,20; 17,21; 19,11; 21,31; Mt 3,2; 4,17; 12,28; Mc 1,15. 10Pero si entr&#225;is en un pueblo donde se nieguen a recibiros, recorred sus calles diciendo: 11&#171;&#161;Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos contra vosotros! Sin embargo, sabed que el reino de Dios ya est&#225; cerca&#187;.#9,5. 12Os digo que, en el d&#237;a del juicio, los habitantes de Sodoma ser&#225;n tratados con m&#225;s clemencia que los de ese pueblo.</div><div class="s1">Lamento por las ciudades rebeldes</div><div class="r">(Mt 10,40; 11,20-24)</div><div class="p"> 13&#161;Ay de ti, Coraz&#237;n! &#161;Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sid&#243;n se hubieran realizado los milagros que se han realizado en medio de vosotras, ya hace mucho tiempo que sus habitantes se habr&#237;an convertido y lo habr&#237;an demostrado llevando luto y ceniza. 14Por eso, Tiro y Sid&#243;n ser&#225;n tratadas en el juicio con m&#225;s clemencia que vosotras.</div><div class="p"> 15Y t&#250;, Cafarna&#250;n, &#191;crees que vas a ser encumbrada hasta el cielo? &#161;Hasta el abismo, ser&#225;s precipitada!#Is 14,13-15.</div><div class="p"> 16El que os escuche a vosotros, es como si me escuchara a m&#237;; el que os rechace a vosotros, es como si me rechazara a m&#237;; y el que me rechace a m&#237;, es como si rechazara al que me envi&#243;.#Mt 18,5 y par.; Jn 5,23; 12,44; 13,20; 15,23.</div><div class="s1">Regreso de los setenta y dos enviados</div><div class="p"> 17Los setenta y dos volvieron llenos de alegr&#237;a, diciendo:</div><div class="p">&#8212;&#161;Se&#241;or, hasta los demonios nos obedecen en tu nombre!</div><div class="p"> 18Jes&#250;s les contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;He visto a Satan&#225;s que ca&#237;a del cielo como un rayo.#Jn 12,31; Ap 12,8-9 (ver Is 14,12). 19Os he dado autoridad para que pisote&#233;is las serpientes, los escorpiones y todo el poder del enemigo, sin que nada ni nadie pueda da&#241;aros.#Gn 3,15; Sal 91,13; Mc 16,18. 20Pero aun as&#237;, no os alegr&#233;is tanto de que los esp&#237;ritus malignos os obedezcan como de que vuestros nombres est&#233;n escritos en el cielo.</div><div class="s1">Alegr&#237;a de Jes&#250;s</div><div class="r">(Mt 11,25-27; 13,16-17)</div><div class="p"> 21En aquel mismo momento, el Esp&#237;ritu Santo llen&#243; de alegr&#237;a a Jes&#250;s, que dijo:</div><div class="p">&#8212;Padre, Se&#241;or del cielo y de la tierra, te alabo porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos. S&#237;, Padre, as&#237; lo has querido t&#250;.#1 Co 1,26-28. 22Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe qui&#233;n es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe qui&#233;n es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revel&#225;rselo.#Jn 10,15.</div><div class="p"> 23Luego se volvi&#243; hacia sus disc&#237;pulos y les dijo aparte:</div><div class="p">&#8212;&#161;Felices los que puedan ver todo lo que vosotros est&#225;is viendo! 24Os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros est&#225;is viendo, y no lo vieron; y o&#237;r lo que vosotros est&#225;is oyendo, y no lo oyeron.</div><div class="s1">El mandamiento m&#225;s importante</div><div class="r">(Mt 22,35-39; Mc 12,28-31)</div><div class="p"> 25Por entonces, un doctor de la ley, queriendo poner a prueba a Jes&#250;s, le hizo esta pregunta:</div><div class="p">&#8212;Maestro, &#191;qu&#233; he de hacer para alcanzar la vida eterna?#3,10; 11,16; 18,18; Mt 16,1; 19,3; 22,35; Mc 10,2; Hch 2,27; 16,30; 22,10.</div><div class="p"> 26Jes&#250;s le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qu&#233; est&#225; escrito en la ley de Mois&#233;s? &#191;Qu&#233; lees all&#237;?</div><div class="p"> 27&#201;l respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Amar&#225;s al Se&#241;or tu Dios con todo tu coraz&#243;n, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu inteligencia; y a tu pr&#243;jimo como a ti mismo.#Dt 6,5; 10,12; Lv 19,18; Jos 22,5 (ver Mt 5,43; 19,19 y par.; Rm 13,9; Ga 5,14; Stg 2,8).</div><div class="p"> 28Jes&#250;s le dijo:</div><div class="p">&#8212;Has respondido correctamente. Haz eso y vivir&#225;s.#Lv 16,5; Rm 10,5; Ga 3,12.</div><div class="s1">Par&#225;bola del buen samaritano</div><div class="p"> 29Pero el maestro de la ley, para justificar su pregunta, insisti&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Y qui&#233;n es mi pr&#243;jimo?</div><div class="p"> 30Jes&#250;s le dijo:</div><div class="p">&#8212;Un hombre que bajaba de Jerusal&#233;n a Jeric&#243; fue asaltado por unos ladrones, que le robaron cuanto llevaba, lo hirieron gravemente y se fueron, dej&#225;ndolo medio muerto. 31Casualmente bajaba por aquel mismo camino un sacerdote que vio al herido, pero pas&#243; de largo. 32Y del mismo modo, un levita, al llegar a aquel lugar, vio al herido, pero tambi&#233;n pas&#243; de largo. 33Finalmente, un samaritano que iba de camino lleg&#243; junto al herido y, al verlo, se sinti&#243; conmovido.#9,52-53. 34Se acerc&#243; a &#233;l, le vend&#243; las heridas poniendo aceite y vino sobre ellas, lo mont&#243; en su propia cabalgadura, lo condujo a una posada pr&#243;xima y cuid&#243; de &#233;l. 35Al d&#237;a siguiente, antes de reanudar el viaje, el samaritano dio dos denarios al posadero y le dijo: &#171;Cuida bien a este hombre. Si gastas m&#225;s, te lo pagar&#233; a mi vuelta&#187;. 36Pues bien, &#191;cu&#225;l de estos tres hombres te parece que fue el pr&#243;jimo del que cay&#243; en manos de ladrones?</div><div class="p"> 37El maestro de la ley contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;El que tuvo compasi&#243;n de &#233;l.</div><div class="p">Y Jes&#250;s le replic&#243;:</div><div class="p">&#8212;Pues ve y haz t&#250; lo mismo.</div><div class="s1">Jes&#250;s visita a Marta y Mar&#237;a</div><div class="p"> 38Mientras segu&#237;an el camino, Jes&#250;s entr&#243; en una aldea, donde una mujer llamada Marta le dio alojamiento. 39Marta ten&#237;a una hermana llamada Mar&#237;a, la cual, sentada a los pies del Se&#241;or, escuchaba sus palabras. 40Marta, en cambio, andaba atareada con los quehaceres dom&#233;sticos, por lo que se acerc&#243; a Jes&#250;s y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Se&#241;or, &#191;te parece bien que mi hermana me deje sola con todo el trabajo de la casa? Por favor, dile que me ayude.</div><div class="p"> 41El Se&#241;or le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Marta, Marta, andas angustiada y preocupada por muchas cosas. 42Sin embargo, una sola es necesaria. Mar&#237;a ha elegido la mejor parte y nadie se la arrebatar&#225;.</div>
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 </div>
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 <div class="chapter ch13" data-usfm="LUK.13">
 <div class="label">13</div><div class="s1">Urgencia de la conversi&#243;n</div><div class="p"> 1Por aquel mismo tiempo se presentaron unos a Jes&#250;s y le hablaron de aquellos galileos a quienes Pilato hab&#237;a hecho matar cuando ofrec&#237;an el sacrificio, mezclando as&#237; su sangre con la de los animales sacrificados.#(ver Hch 5,37). 2Jes&#250;s dijo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Cre&#233;is vosotros que esos galileos sufrieron tal suerte porque fueran m&#225;s pecadores que los dem&#225;s galileos?#Jn 9,2-3. 3Pues yo os digo que no. Y a&#241;adir&#233; que, si no os convert&#237;s, todos vosotros perecer&#233;is igualmente. 4&#191;O cre&#233;is que aquellos dieciocho que murieron al derrumbarse la torre de Silo&#233; eran m&#225;s culpables que los dem&#225;s habitantes de Jerusal&#233;n? 5Pues yo os digo que no. Y a&#241;adir&#233; que, si no os convert&#237;s, todos vosotros perecer&#233;is de forma semejante.</div><div class="s1">Par&#225;bola de la higuera est&#233;ril</div><div class="p"> 6Jes&#250;s les cont&#243; entonces esta par&#225;bola:</div><div class="p">&#8212;Un hombre hab&#237;a plantado una higuera en su vi&#241;a; pero cuando fue a buscar higos en ella, no encontr&#243; ninguno.#Mt 21,19. 7Entonces dijo al que cuidaba la vi&#241;a: &#171;Ya hace tres a&#241;os que vengo en busca de higos a esta higuera, y nunca los encuentro. As&#237; que c&#243;rtala, para que no ocupe terreno in&#250;tilmente&#187;. 8Pero el vi&#241;ador le contest&#243;: &#171;Se&#241;or, d&#233;jala un a&#241;o m&#225;s. Cavar&#233; la tierra alrededor de ella y le echar&#233; abono. 9Puede ser que despu&#233;s d&#233; fruto; y si no lo da, entonces la cortas&#187;.</div><div class="s1">Jes&#250;s cura a una mujer en s&#225;bado</div><div class="p"> 10Un s&#225;bado estaba Jes&#250;s ense&#241;ando en la sinagoga.#6,6-11 y par.; 14,1-6. 11Hab&#237;a all&#237; una mujer a la que un esp&#237;ritu maligno ten&#237;a enferma desde hac&#237;a dieciocho a&#241;os. Se hab&#237;a quedado encorvada y era absolutamente incapaz de enderezarse. 12Cuando Jes&#250;s la vio, la llam&#243; y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Mujer, quedas libre de tu enfermedad.</div><div class="p"> 13Y puso las manos sobre ella. En el mismo instante, la mujer se enderez&#243; y comenz&#243; a alabar a Dios.#Mt 9,18 y par. 14El jefe de la sinagoga, irritado porque Jes&#250;s hab&#237;a hecho una curaci&#243;n en s&#225;bado, dijo a todos los presentes:</div><div class="p">&#8212;Seis d&#237;as hay para trabajar. Venid uno de esos d&#237;as a que os curen y no precisamente el s&#225;bado.#Jn 5,16; 7,23; 9,14-16 (ver Ex 20,9-10; Dt 5,13-14).</div><div class="p"> 15Pero el Se&#241;or le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Hip&#243;critas! &#191;Qui&#233;n de vosotros no desata su buey o su asno del pesebre y los lleva a beber aunque sea s&#225;bado?#Mt 12,11. 16Pues esta mujer, que es descendiente de Abrah&#225;n, a la que Satan&#225;s ten&#237;a atada desde hace dieciocho a&#241;os, &#191;acaso no deb&#237;a ser liberada de sus ataduras incluso en s&#225;bado?</div><div class="p"> 17Al decir Jes&#250;s esto, todos sus adversarios quedaron avergonzados. Por su parte, el pueblo se alegraba de las obras prodigiosas que &#233;l hac&#237;a.</div><div class="s1">Par&#225;bolas de la mostaza y la levadura</div><div class="r">(Mt 13,31-33; Mc 4,30-32)</div><div class="p"> 18Dec&#237;a Jes&#250;s:</div><div class="p">&#8212;&#191;Con qu&#233; puede compararse el reino de Dios? &#191;Con qu&#233; lo comparar&#233;?#Mt 3,2; 6,10; Mc 4,26. 19Puede compararse al grano de mostaza que un hombre sembr&#243; en su huerto, y que luego creci&#243; y se hizo como un &#225;rbol, entre cuyas ramas anidaron los p&#225;jaros.#(ver Ez 17,33; 31,6; Dn 4,9.18).</div><div class="p"> 20Dijo tambi&#233;n:</div><div class="p">&#8212;&#191;A qu&#233; comparar&#233; el reino de Dios? 21Puede compararse a la levadura que toma una mujer y la mezcla con tres medidas de harina para que fermente toda la masa.</div><div class="s1">La entrada en el Reino</div><div class="r">(Mt 7,13-14.21.23)</div><div class="p"> 22De camino a Jerusal&#233;n, Jes&#250;s ense&#241;aba a la gente de los pueblos y aldeas por donde pasaba.#9,51.57; 10,38; 14,25; 18,31; 19,28. 23Una vez, uno le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;Se&#241;or, &#191;son pocos los que se salvan?</div><div class="p">Jes&#250;s les dijo:</div><div class="p"> 24&#8212;Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentar&#225;n entrar, pero no podr&#225;n. 25Despu&#233;s que el amo de la casa se levante y cierre la puerta, los que hay&#225;is quedado fuera comenzar&#233;is a golpear la puerta diciendo: &#171;&#161;Se&#241;or, &#225;brenos!&#187;. Pero &#233;l os contestar&#225;: &#171;No s&#233; de d&#243;nde sois&#187;.#Mt 7,22-23; 8,12; 25,10-12. 26Entonces dir&#233;is: &#171;&#161;Nosotros hemos comido y bebido contigo, y t&#250; has ense&#241;ado en nuestras plazas!&#187;. 27Pero &#233;l os replicar&#225;: &#171;&#161;No s&#233; de d&#243;nde sois! &#161;Apartaos de m&#237; todos los que os pas&#225;is la vida haciendo el mal!&#187;.#Sal 6,8. 28All&#237; llorar&#233;is y os rechinar&#225;n los dientes cuando ve&#225;is a Abrah&#225;n, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras vosotros sois arrojados afuera. 29Vendr&#225;n gentes de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentar&#225;n a la mesa en el reino de Dios.#Is 2,2-5; 25,6; 60; 66,18-21; Sal 107,3 (ver Lc 14,15; 22,30). 30Pues los que ahora son &#250;ltimos, ser&#225;n los primeros; y los que ahora son primeros, ser&#225;n los &#250;ltimos.#Mt 19,30; 20,16; Mc 10,31.</div><div class="s1">Lamento de Jes&#250;s sobre Jerusal&#233;n</div><div class="r">(Mt 23,37-39)</div><div class="p"> 31Ese mismo d&#237;a llegaron unos fariseos y dijeron a Jes&#250;s:</div><div class="p">&#8212;Vete de aqu&#237;, porque Herodes quiere matarte.</div><div class="p"> 32Jes&#250;s les contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Id y decidle a ese zorro: &#171;Has de saber que yo expulso demonios y curo enfermos hoy y ma&#241;ana, y al tercer d&#237;a culminar&#233; la tarea&#187;. 33Pero entre tanto, hoy, ma&#241;ana y pasado ma&#241;ana tengo que seguir mi camino, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusal&#233;n.#6,23; Mt 16,14. 34&#161;Jerusal&#233;n, Jerusal&#233;n, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te env&#237;a! &#161;Cu&#225;ntas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina re&#250;ne a sus pollitos bajo las alas, y vosotros os negasteis! 35Pues mirad: vuestra ciudad va a quedar desierta. Y os digo que no volver&#233;is a verme hasta el momento en que dig&#225;is: &#171;&#161;Bendito el que viene en el nombre del Se&#241;or!&#187;.#Jr 7,13-15; 26,6.9.18; Ez 8&#8211;11; Sal 118,26.</div>
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