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Jesús: El Vino Nuevo Para Odres Nuevos

DÍA 2 DE 3

“Nadie remienda un vestido viejo con un paño de tela nueva, porque la tela nueva estira la tela vieja y la rotura se hace peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres, y entonces el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo debe echarse en odres nuevos.” (Mc. 2:21-22).

En el marco del gran proyecto de evangelización de Dios para el mundo, entendemos que los evangelios fueron escritos para un publico en particular. Marcos, por ejemplo, fue escrito para los romanos y por eso es un evangelio muy concreto, muy específico, muy claro en su lenguaje. Marcos es para mentes occidentales. En otras palabras, es para la gente como hoy; gente ocupada, viajeros frecuentes, ejecutivos, empresarios, universitarios, millennials o mal llamados la generación global, pues crecieron con el auge del Internet.

Si bien es cierto que la pregunta de que, si debían o no debían los discípulos de Jesús ayunar, por parte de los discípulos de Juan el bautista y los fariseos que, si lo hacían, suscitó una controversia con relación a un asunto tan sustancial como es el ayuno.

Lo realmente significativo, era que el pueblo que había anhelado por tantas generaciones la venida de un redentor, de repente ya lo tenían presente, ya estaba entre ellos. Jesús se presentó como el novio prometido que hacia imposible tal ayuno, porque desde su llegada empezaría la preparación de la boda, el pueblo viviría un tiempo de festividad, lo cual significaba que lo nuevo se había iniciado y que Él venía precisamente para sustituir lo viejo. No es que Jesús estuviera en contra del ayuno, sino que el ayunar tiene su tiempo y su lugar en la economía del Reino de Dios.

En otras palabras, los viejos hábitos, la manera de hacer algunas cosas, de tratar o enfrentar algunos asuntos de formas ya pasadas de moda, en Cristo no cuadra con lo nuevo que Él representa, porque en el proceso algo se dañará. Pues hay una incompatibilidad fundamental entre lo nuevo y lo viejo.

Marcos es enfático al decirnos que nadie usaría nunca un trozo de tela nueva para remendar una prenda vieja porque cuando el parche se encoge, se desprende y empeora el desgarro, lo cual dejaría una rotura aún mayor que la anterior. Lo cual significa que la nueva manera de ser y de vivir instaurada por Jesús era tan peculiar que no les resultaría ya posible vivir a la gente de su generación al mismo tiempo judío como cristiano. Asimismo, aplica para nosotros hoy, en Cristo es imposible vivir a la vez como un creyente y un mundano.

Recuerda, ¡nuestro Rey ya está entre nosotros! Por tanto, debemos desechar las viejas estructuras, inalterables por tanto tiempo que nos impidan ser reformados y transformados a la medida de Cristo.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Jesús: El Vino Nuevo Para Odres Nuevos

Nuestro desespero por darle un sentido de total satisfacción y significado a nuestra existencia, en oportunidades nos obliga a llevar nuestra vida al límite con el fin de obtener más por encima de cualquier gratificación temporal o superficial. Pero, pensemos qué pasaría si en lugar de buscar afuera de nuestro ser, en el “exterior” el significado y propósito de nuestra existencia, lo buscamos dentro, en nuestro “interior” en nuestro espíritu.

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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net/