El Lenguaje "Incomprensible" De DiosMuestra
Ajustando nuestras gafas
Para entender realmente a Jesús (y a través de Él, a Dios), necesitamos un cambio de perspectiva, de abajo a arriba.
La nuestra empieza por nuestros sentidos. Así hemos sido diseñados, pero lo que percibimos no lo es todo. Solo es el primer contacto con lo que sucede fuera. Luego queda interpretar cada estímulo, dándole sentido y contexto, y hacerlo desde Sus ojos. Eso es lo complejo, imposible sin el Espíritu de Dios mismo.
Su visión es diferente en todo: profundidad, altura, anchura, temporalidad... y no podemos comprenderla, a no ser que Él intervenga. Es lo que pasa al recibir una nueva naturaleza, recibiendo la mente de Cristo, como expresa Pablo en sus cartas a los Corintios, o lo que sucedió cuando Jesús se manifestó resucitado y les hablaba las mismas palabras que había compartido con ellos durante años, que de repente entendían.
Aquí aún no tenemos perfeccionado el uso de nuestra nueva naturaleza. Será cuando estemos en Su presencia que veremos completamente como Él ve, pero podemos empezar a movernos hacia allí gracias a Su Espíritu.
Buscar primeramente el Reino de Dios no es solo una cuestión de escoger bien las prioridades, o decidir a qué dedicaremos nuestros años. Es mucho más que dejar el afán y volcarnos en lo eterno. Antes, implica priorizar Su perspectiva como emisor del mensaje que es, y no preponderar nuestra propia interpretación como receptores, como si todo tuviera que pasar por nuestro tamiz para ser considerado adecuado o bueno. Es buscar Su visión sobre todo: Dios habla, nosotros escuchamos.
- Podemos elegir, entonces, intentar entender a Dios y Su mensaje de una forma puramente literal–¿recuerdas a los discípulos, constantemente desconcertados por Sus palabras?–
- o dar crédito humildemente a la visión de quien habla, Dios mismo, y no del que escucha como vara de medir.
Cuando vemos el mundo desde donde Dios lo mira, entonces las cosas cambian. Ahí podemos discernir de forma distinta no solo los acontecimientos o los tiempos, sino a las personas, las relaciones y a nosotros mismos:
- surge compasión por el perdido,
- una comprensión más ajustada de quiénes somos,
- una visión clara por lo importante,
- y cuando no entendemos, podemos decir “Ayuda a mi incredulidad” (Marcos 9:24), pero seguimos creyendo.
Si hemos resucitado con Cristo, buscaremos lo de arriba, donde está Él, y eso incluye Su visión, interpretar con Sus ojos a través de Su Espíritu.
Acerca de este Plan
El lenguaje de las Escrituras nos resulta muchas veces difícil y misterioso, incluso a los propios cristianos. En medio de todas de esas “palabras incomprensibles”, sin embargo, se encuentran las grandes verdades que el seguidor de Jesús necesita comprender para poder andar como Él anduvo. ¿Cómo haremos para entenderlas?¿Las exploramos juntos en este plan de 7 días?
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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.lidiamartin.com/