Y en Paz Me Acostaré. Muestra

Me encanta la música, aunque creo que toda la que escucho es de grupos y cantantes que empezaron antes de 1980. Algunos de los jóvenes de la iglesia que pastoreo, incluida mi hija adolescente, se ríen de mí porque para ellos ya soy un dinosaurio en estas cuestiones.

Uno de estos músicos que escucho con frecuencia es Bob Dylan. Hace unos años Denzel Washington protagonizó la película The Hurricane [Huracán Carter en España]. Esta película narra la historia de Rubin Carter, un boxeador afroamericano que fue condenado injustamente por triple homicidio en 1966. Un adolescente llamado Lesra Martin conoció la historia de Carter a través de su autobiografía, que escribió en la cárcel, y luchó para que todo el mundo conociera este suceso, que llegó a los oídos de Bob Dylan unos años después y lo convirtió una fantástica canción, de casi 8 minutos de duración, para explicar la historia de Rubin en 1975. Todo el ruido que consiguieron hacer involucró a muchísima gente, entre ellos a la leyenda del boxeo Muhammad Ali, y consiguieron reabrir el juicio, en el que finalmente se demostraron todas las falsedades y errores que llevaron a Carter a prisión. Rubin Carter fue puesto en libertad veinte años después de haber sido encarcelado injustamente, y pasó el resto de su vida luchando para ayudar a los presos que estaban encarcelados como lo estuvo él, de manera injusta.

Las injusticias están a la orden del día. A veces son clamorosas y tienen consecuencias enormes para la vida del que las sufre; en otras ocasiones las consecuencias no son tan graves o escandalosas, pero no por eso son menos injustas. Cuando somos víctimas de algo que no es justo, de algo que no merecemos porque no tiene que ver con nuestras acciones o decisiones, nos invade un sentimiento de dolor y rechazo que produce en nosotros reacciones que a la larga nos harán más mal que bien.

Rubin Carter no es el único que pasó por prisión de manera injusta. Dos mil años antes, quienes estaban en prisión de manera injusta eran el apóstol Pablo y su compañero Silas. Sanando a una joven dejaron sin negocio al amo de esta chica y acabaron en la cárcel. Una situación tan injusta como la que veíamos al inicio de este devocional. Sin embargo, hay algo que comparte con la historia de Carter, y es que Dios es capaz de transformar la maldición en bendición. Esto significa que Dios tiene la capacidad, y así lo hace en multitud de ocasiones con sus hijos, de sacar algo positivo de las situaciones más negativas. Dios puede utilizar las peores circunstancias de la vida para traer algo bueno a nuestras vidas o a las de las personas con quienes después nos encontraremos.

Eso es lo que ocurrió con la vida de Carter y con la de Pablo y Silas. Te invito a leer esta historia y a que reflexiones en esas circunstancias en las que tu vida estaba pasando por un momento que parecía no tener sentido. Y que pienses de qué manera podrías usar esa situación para bendecir a otras personas.