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 <div class="book bkJAS">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="JAS.3">
 <div class="label">3</div><div class="ms1">II. Cuestiones concretas de vida cristiana (3,1&#8211;4,10)</div><div class="s1">El poder de la lengua</div><div class="p"> 1Hermanos m&#237;os, no ambicion&#233;is todos llegar a ser maestros; deb&#233;is saber que nosotros, los maestros, seremos juzgados con mayor severidad.#Rm 12,7; 1 Co 12,28-29; Ef 4,11 (ver 1 Tm 4,1-5). 2Todos, en efecto, pecamos con frecuencia. Ahora bien, quien no sufre ning&#250;n desliz al hablar, es persona cabal, capaz de mantener a raya todo su cuerpo.#Pr 10,13-14.17-19.22; 13,3; 18,6-8.21; 20,19; 21,23; 26,28 (ver Sal 141,3; Mt 12,34-37). #3,2. 3Y si no, ved c&#243;mo conseguimos que nos obedezcan los caballos: poni&#233;ndoles un freno en la boca, somos capaces de dirigir todo su cuerpo. 4Lo mismo los barcos: incluso los m&#225;s grandes y en momentos de recio temporal son gobernados a voluntad del piloto por un tim&#243;n muy peque&#241;o. 5As&#237; es la lengua: un miembro peque&#241;o, pero de insospechable potencia. &#191;No veis tambi&#233;n c&#243;mo una chispa insignificante es capaz de incendiar un bosque inmenso? 6Pues bien, la lengua es fuego con una fuerza inmensa para el mal: instalada en medio de nuestros miembros, puede contaminar a la persona entera y, atizada por los poderes del infierno, es capaz de arrasar el curso entero de la existencia.</div><div class="p"> 7El ser humano ha domado y sigue domando toda clase de fieras, aves, reptiles y animales marinos. 8Sin embargo, es incapaz de dome&#241;ar su lengua, que es incontrolable, da&#241;ina y est&#225; repleta de veneno mortal.#Sal 5,9; 140,3; Rm 3,13. 9Con ella bendecimos a nuestro Padre y Se&#241;or, y con ella maldecimos a los seres humanos a quienes Dios cre&#243; a su propia imagen.#Gn 1,26-27; 5,1; 9,6; 1 Co 11,7. 10De la misma boca salen bendici&#243;n y maldici&#243;n. Pero esto no puede ser as&#237;, hermanos m&#237;os. 11&#191;Acaso en la fuente sale agua dulce y salobre por el mismo ca&#241;o? 12Hermanos m&#237;os, &#191;puede la higuera dar aceitunas o higos la vid? Pues tampoco lo que es salado puede producir agua dulce.#Mt 7,16-18; Lc 6,43-45.</div><div class="s1">Verdadera y falsa sabidur&#237;a</div><div class="p"> 13Si entre vosotros alguien se precia de sabio o inteligente, demuestre con su buena conducta su amabilidad y su sabidur&#237;a. 14Pero si ten&#233;is el coraz&#243;n lleno de envidia y de ambici&#243;n, &#191;para qu&#233; presumir de sabidur&#237;a y andar falseando la verdad?#Rm 8,5-8; Ga 5,19-21. 15Semejante sabidur&#237;a no viene de lo alto, sino que es terrena, carnal, diab&#243;lica. 16Y es que donde hay envidia y ambici&#243;n, all&#237; reina el desenfreno y la maldad sin l&#237;mites. 17En cambio, la sabidur&#237;a que viene de lo alto es ante todo pura, pero tambi&#233;n pac&#237;fica, indulgente, conciliadora, compasiva, fecunda, imparcial y sincera.#Ga 5,22-25. 18Resumiendo: los art&#237;fices de la paz siembran en paz, para obtener el fruto de una vida recta.#Is 32,17; Heb 12,11 (ver Mt 5,9).</div>
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 <div class="chapter ch1" data-usfm="EST.1">
 <div class="label">1</div><div class="ms1">I. Introducci&#243;n hist&#243;rica (1&#8211;2)</div><div class="s1">El banquete de Asuero#1,1: Asuero: Este nombre se aplica en los textos hebreos (ver tambi&#233;n Esd 4,6) al rey persa conocido como Jerjes I (486-465 a. C.). La versi&#243;n de los LXX lo traduce por Artajerjes.</div><div class="p"> 1Esta historia sucedi&#243; en los d&#237;as en que el reino de Asuero se extend&#237;a sobre ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiop&#237;a, 2y su trono real se hallaba establecido en la ciudadela de Susa.</div><div class="p"> 3En el tercer a&#241;o de su reinado ofreci&#243; un banquete a todos sus oficiales y altos funcionarios. Los jefes del ej&#233;rcito de los persas y los medos, los nobles y los gobernadores de las provincias se dieron cita all&#237;. 4Durante muchos d&#237;as, m&#225;s de ciento ochenta, hizo ostentaci&#243;n de las riquezas de su reino y del magn&#237;fico esplendor de su grandeza.</div><div class="p"> 5Pasado ese tiempo, el rey ofreci&#243; en el patio de los jardines reales un banquete de siete d&#237;as al que invit&#243; a toda la poblaci&#243;n, ricos y pobres por igual, que se hallaba en la ciudadela de Susa. 6Cortinas blancas y violetas, atadas con cordones de lino blanco y p&#250;rpura violeta a unas anillas de plata, pend&#237;an de columnas de m&#225;rmol blanco; sobre un pavimento de mosaico realizado con malaquita, alabastro, n&#225;car y m&#225;rmoles de colores, hab&#237;a divanes de oro y plata. 7En copas de oro de las m&#225;s diversas formas se serv&#237;a el vino real, el cual corr&#237;a a raudales, como cab&#237;a esperar de la generosidad de un rey. 8Todos los invitados pod&#237;an beber cuanto quisieran, pues los sirvientes hab&#237;an recibido la orden del rey de servir a cada cual lo que deseara. 9Tambi&#233;n la reina Vasti ofreci&#243; un banquete a las mujeres en el palacio del rey Asuero.#ver Dn 5,1.</div><div class="s1">La reina Vasti cae en desgracia</div><div class="p"> 10El s&#233;ptimo d&#237;a, alegre por el vino, el rey orden&#243; a Maum&#225;n, Bizt&#225;, Jarbon&#225;, Bigt&#225;, Abagt&#225;, Zetar y Carc&#225;s &#8212;los siete eunucos que serv&#237;an personalmente al rey&#8212;, 11que trajeran a su presencia a la reina Vasti, luciendo la corona real, para que el pueblo y los principales del reino pudieran admirar la belleza de la reina, pues era realmente hermosa. 12Pero cuando los eunucos comunicaron a la reina Vasti la orden del rey, esta se neg&#243; a ir. El rey se enfureci&#243; much&#237;simo, mont&#243; en c&#243;lera,#Dn 2,12. 13y consult&#243; a los entendidos en leyes, porque era frecuente que los asuntos reales se tratasen con los expertos en leyes y en derecho. 14De ellos, los m&#225;s allegados al rey eran Carsen&#225;, Setar, Tarsis, Mares, Marsen&#225; y Mamuc&#225;n, los siete altos oficiales de Persia y Media, que ocupaban los puestos m&#225;s importantes del reino y formaban parte del consejo real.#2 Re 25,19; Esd 7,14. 15El rey les pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;Seg&#250;n la ley, &#191;qu&#233; ha de hacerse con la reina Vasti por haber desobedecido la orden del rey enviada a trav&#233;s de los eunucos?</div><div class="p"> 16En presencia del rey y del consejo real, Mamuc&#225;n respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;La reina Vasti no ha ofendido tan solo al rey, sino tambi&#233;n a todas las autoridades y a todos los s&#250;bditos de las provincias del rey Asuero. 17Porque cuando las mujeres sepan lo que ha hecho la reina Vasti perder&#225;n el respeto a sus maridos. Dir&#225;n: &#171;El rey Asuero mand&#243; venir a su presencia a la reina Vasti, y ella no acudi&#243;&#187;. 18Y a partir de hoy, cuando las mujeres de la nobleza de Persia y Media se enteren de la conducta de la reina, responder&#225;n a los oficiales del rey del mismo modo; les faltar&#225;n al respeto y habr&#225; problemas. 19Por lo tanto, si le parece bien al rey, promulgue con car&#225;cter irrevocable un decreto real que se inscriba en la legislaci&#243;n de persas y medos en estos t&#233;rminos: &#171;La reina Vasti no podr&#225; presentarse nunca m&#225;s ante el rey Asuero. Su t&#237;tulo de reina se conferir&#225; a otra mujer m&#225;s digna que ella&#187;.#3,12; ver Dn 6,8.10. 20Cuando este decreto real sea conocido en todo tu vasto imperio, todas las mujeres respetar&#225;n a sus maridos, independientemente de su condici&#243;n social.</div><div class="p"> 21La propuesta agrad&#243; al rey y a sus oficiales; as&#237; que el rey llev&#243; a cabo la sugerencia de Mamuc&#225;n. 22Envi&#243; cartas por todas las provincias del reino, a cada provincia seg&#250;n su escritura y a cada pueblo seg&#250;n su lengua, ordenando que el marido fuese el se&#241;or de su casa y que en ella se hablase la lengua del marido.#ver Dn 6,26.</div>
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 <div class="chapter ch2" data-usfm="EST.2">
 <div class="label">2</div><div class="s1">Buscando una reina</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de alg&#250;n tiempo, el rey Asuero, con el &#225;nimo ya calmado, pens&#243; en Vasti, en lo que esta hab&#237;a hecho y en lo que se hab&#237;a decretado contra ella. 2Entonces los consejeros del rey le hicieron esta propuesta:</div><div class="p">&#8212;Estar&#237;a bien buscar para el rey muchachas v&#237;rgenes y hermosas. 3El rey puede nombrar delegados en cada una de las provincias de su reino, con el encargo de reunir a todas esas j&#243;venes v&#237;rgenes y hermosas en el har&#233;n de la ciudadela de Susa; luego ser&#225;n puestas al cuidado de Hegeo, el eunuco real guardi&#225;n del har&#233;n, quien les proporcionar&#225; cosm&#233;ticos. 4La muchacha que m&#225;s agrade al rey puede ocupar el puesto de Vasti.</div><div class="p">La propuesta agrad&#243; al rey, y se llev&#243; a cabo.</div><div class="p"> 5En la ciudadela de Susa viv&#237;a un jud&#237;o llamado Mardoqueo, hijo de Ja&#237;r y descendiente de Sime&#237; y de Quis, de la tribu de Benjam&#237;n. 6Era uno de los muchos que el rey Nabucodonosor de Babilonia hab&#237;a llevado cautivos de Jerusal&#233;n junto con Jecon&#237;as, rey de Jud&#225;.#2 Re 24,14-15; Jr 24,1. 7Mardoqueo ten&#237;a a su cargo a una prima, hu&#233;rfana de padre y madre, llamada Hadas&#225; &#8212;es decir, Ester&#8212;. Al morir sus padres, Mardoqueo la hab&#237;a adoptado como hija suya. La joven era hermosa y atractiva.</div><div class="p"> 8Cuando se promulgaron la orden y el edicto del rey, muchas j&#243;venes fueron reunidas en la ciudadela de Susa y puestas al cuidado de Hegeo. Ester tambi&#233;n fue llevada al palacio real y confiada a Hegeo, guardi&#225;n de las mujeres.#ver Dn 1,3-5. 9La joven agrad&#243; mucho a Hegeo y se gan&#243; su favor, por lo que pronto le proporcion&#243; cremas de belleza y alimentos, y puso a su disposici&#243;n siete doncellas escogidas de lo mejor de la corte real, traslad&#225;ndola junto con las doncellas al mejor lugar del har&#233;n.</div><div class="p"> 10Ester, siguiendo el consejo que Mardoqueo le hab&#237;a dado, no quiso revelar cu&#225;l era su raza ni a qu&#233; familia pertenec&#237;a. 11Cada d&#237;a, Mardoqueo paseaba frente al patio del har&#233;n para saber c&#243;mo le iba a Ester y c&#243;mo la trataban.</div><div class="p"> 12Ahora bien, seg&#250;n la costumbre del har&#233;n, para poder presentarse ante el rey Asuero, cada muchacha deb&#237;a completar un tratamiento de belleza de doce meses. En los primeros seis meses el tratamiento se realizaba con aceite de mirra, y los seis meses restantes con b&#225;lsamos y otros cosm&#233;ticos femeninos. 13Al finalizar, la muchacha ya estaba lista para presentarse ante el rey; a tal efecto, se le permit&#237;a llevar consigo del har&#233;n al palacio real todo lo que quisiera. 14Iba al palacio real por la noche y, a la ma&#241;ana siguiente, se la trasladaba a un segundo har&#233;n, en donde quedaba al cuidado de Saasgaz, el eunuco real encargado de las concubinas. Y no volv&#237;a a presentarse ante el rey, a no ser que &#233;l la deseara y la mandara llamar expresamente.</div><div class="p"> 15Cuando a Ester, la joven que Mardoqueo hab&#237;a adoptado y que era hija de su t&#237;o Abijail, le lleg&#243; el turno de presentarse ante el rey, ella no pidi&#243; nada fuera de lo aconsejado por Hegeo, eunuco real guardi&#225;n del har&#233;n. Ester cautivaba a todo aquel que la ve&#237;a. 16Llevaron, pues, a Ester al palacio real para presentarla ante el rey Asuero, en el d&#233;cimo mes, es decir, el mes de T&#233;bet, del s&#233;ptimo a&#241;o de su reinado. 17Le gust&#243; Ester al rey m&#225;s que las otras mujeres, y ella se gan&#243; su cari&#241;o y su afecto m&#225;s que todas las dem&#225;s muchachas hasta el punto que el rey la coron&#243; y la proclam&#243; reina en lugar de Vasti. 18Despu&#233;s, en honor de Ester, el rey ofreci&#243; un gran banquete a todos sus oficiales y altos funcionarios; rebaj&#243; los impuestos a las provincias y reparti&#243; regalos como corresponde a un rey generoso.</div><div class="s1">Mardoqueo descubre un complot contra el rey</div><div class="p"> 19Cuando Ester pas&#243; al segundo har&#233;n con las otras j&#243;venes, Mardoqueo se hallaba sentado a la puerta del palacio real.#2,14. 20Ester segu&#237;a sin revelar cu&#225;l era su raza ni a qu&#233; familia pertenec&#237;a, siguiendo el consejo de Mardoqueo, pues ella segu&#237;a obedeci&#233;ndole como cuando estaba bajo su tutela.</div><div class="p"> 21Por aquellos d&#237;as, estando Mardoqueo sentado a la puerta del palacio real, Bigt&#225;n y Teres, dos eunucos de la guardia real que custodiaban la puerta, descontentos con el rey Asuero, planeaban un atentado contra &#233;l. 22Al enterarse Mardoqueo del plan, se lo hizo saber a Ester, y esta se lo comunic&#243; al rey de parte de Mardoqueo. 23El asunto fue investigado, y cuando se descubri&#243; que era cierto, los dos eunucos fueron ahorcados. De todo esto qued&#243; constancia al ser anotado, en presencia del rey, en las cr&#243;nicas del reino.</div>
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 <div class="chapter ch3" data-usfm="EST.3">
 <div class="label">3</div><div class="ms1">II. Proyecto de Am&#225;n para exterminar a los jud&#237;os (3&#8211;5)</div><div class="s1">Mardoqueo y Am&#225;n</div><div class="p"> 1Alg&#250;n tiempo despu&#233;s, el rey Asuero elev&#243; a un alto cargo a Am&#225;n, hijo de Hamdat&#225;, de la regi&#243;n de Agag, d&#225;ndole preeminencia sobre el resto de los oficiales como &#233;l. 2A su paso, todos los servidores del palacio se arrodillaban e inclinaban la cabeza ante &#233;l, porque as&#237; lo hab&#237;a ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso.</div><div class="p"> 3Entonces los guardias reales que custodiaban la puerta del palacio le preguntaron a Mardoqueo:</div><div class="p">&#8212;Y t&#250;, &#191;por qu&#233; desobedeces el mandato real?</div><div class="p"> 4Y como todos los d&#237;as le preguntaban lo mismo, y &#233;l no les hac&#237;a caso, lo denunciaron a Am&#225;n, para ver si val&#237;an sus excusas, pues les hab&#237;a declarado que era jud&#237;o. 5Al comprobar Am&#225;n que Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso, mont&#243; en c&#243;lera.#ver Dn 3,12. 6Y al saber que Mardoqueo era jud&#237;o, decidi&#243; no solo castigarlo a &#233;l, sino exterminar con &#233;l a todos los de su raza, a todos los jud&#237;os que viv&#237;an en el reino de Asuero.</div><div class="s1">El decreto real contra los jud&#237;os</div><div class="p"> 7Para determinar el d&#237;a y el mes, se celebr&#243; ante Am&#225;n en el primer mes, que es el mes de Nis&#225;n, del a&#241;o duod&#233;cimo del reinado de Asuero, el sorteo llamado &#171;pur&#187;. Y la suerte cay&#243; en el d&#237;a trece del duod&#233;cimo mes, el mes de Adar.#9,24-26. 8Y dijo Am&#225;n al rey Asuero:</div><div class="p">&#8212;Entre todos los pueblos que forman las provincias de tu imperio existe uno que vive separado y disperso; se rige por leyes diferentes a las de los otros pueblos y no obedece las leyes del rey. No creo que convenga al rey tolerarlos. 9Por lo tanto, si al rey le parece bien, emita un decreto para exterminarlos, y yo contribuir&#233; con diez mil talentos de plata a la hacienda real para realizar esta labor.</div><div class="p"> 10Entonces el rey se quit&#243; el anillo y se lo dio a Am&#225;n, hijo de Hamdat&#225;, de la regi&#243;n de Agag, enemigo de los jud&#237;os,#Gn 41,41. 11diciendo:</div><div class="p">&#8212;Puedes quedarte con la plata, y haz con ese pueblo lo que mejor te parezca.</div><div class="p"> 12El d&#237;a trece del mes primero fueron convocados los secretarios reales. Estos redactaron en la escritura de cada provincia y en la lengua de cada pueblo, todo lo que Am&#225;n ordenaba a los s&#225;trapas reales, a los gobernadores de cada una de las provincias y a los jefes de cada pueblo. Todo se escribi&#243; en nombre del rey Asuero y se sell&#243; con el anillo real. 13Luego, los mensajeros llevaron estos documentos a todas las provincias del reino con la orden de destruir, matar y exterminar en un solo d&#237;a, el d&#237;a trece del duod&#233;cimo mes, es decir, el mes de Adar, a todos los jud&#237;os, j&#243;venes y ancianos, ni&#241;os y mujeres, y de apoderarse de todos sus bienes. 14El texto de este edicto deb&#237;a ser promulgado como ley en todas las provincias y en todos los pueblos a fin de que estuvieran preparados para ese d&#237;a.</div><div class="p"> 15Los mensajeros partieron de inmediato con la orden real. El edicto se hizo p&#250;blico tambi&#233;n en la ciudadela de Susa. Y mientras el rey y Am&#225;n se dedicaban a banquetear, en la ciudad de Susa reinaba la consternaci&#243;n.</div>
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 <div class="chapter ch4" data-usfm="EST.4">
 <div class="label">4</div><div class="s1">Ester y su pueblo</div><div class="p"> 1Cuando Mardoqueo se enter&#243; de lo ocurrido, se rasg&#243; la ropa, se visti&#243; de sayal y se ech&#243; ceniza por encima y sali&#243; a la calle gritando con enorme angustia. 2As&#237; lleg&#243; hasta la entrada del palacio real, pero no pudo pasar porque estaba prohibido entrar vestido de esa manera.</div><div class="p"> 3En cada provincia adonde llegaban el edicto y la orden real, llegaba tambi&#233;n la aflicci&#243;n para los jud&#237;os, quienes manifestaban su dolor ayunando, llorando y gimiendo. Muchos se vest&#237;an de sayal y se tend&#237;an sobre ceniza.</div><div class="p"> 4Cuando las doncellas y los eunucos contaron a Ester lo que estaba sucediendo, la reina qued&#243; consternada y envi&#243; ropas a Mardoqueo para que se las pusiera en lugar del sayal, pero &#233;l no acept&#243;. 5Ester llam&#243; entonces a Atac, un eunuco real que estaba a su servicio, y le orden&#243; que fuese a ver a Mardoqueo para averiguar qu&#233; le pasaba y por qu&#233; actuaba de aquel modo. 6Atac fue a hablar con Mardoqueo, que estaba en la plaza de la ciudad, delante del palacio real, 7y Mardoqueo le puso al tanto de lo que estaba ocurriendo; tambi&#233;n mencion&#243; lo de la cantidad de plata que Am&#225;n hab&#237;a ofrecido donar a la hacienda real a cambio de exterminar a los jud&#237;os. 8Adem&#225;s le dio una copia del edicto de exterminio que se hab&#237;a promulgado en Susa, para que se lo mostrara a Ester y la informase de lo que estaba ocurriendo, pidi&#233;ndole que se presentase ante el rey a fin de implorar clemencia para su pueblo.</div><div class="p"> 9Atac regres&#243; e inform&#243; a Ester de lo que Mardoqueo le hab&#237;a dicho. 10Ester, entonces, dio a Atac este recado para Mardoqueo:</div><div class="p"> 11&#8212;Todos los servidores del rey y los habitantes de las provincias de su reino saben que existe una ley que condena a muerte a todos los hombres y mujeres que entren en el patio interior sin haber sido llamados por el rey, a no ser que el rey extienda su cetro de oro hacia esa persona y le salve la vida. En cuanto a m&#237;, hace ya treinta d&#237;as que no he sido reclamada por el rey.</div><div class="p"> 12Cuando Mardoqueo recibi&#243; la respuesta de Ester, 13le envi&#243; a su vez este mensaje:</div><div class="p">&#8212;No pienses que por estar en palacio est&#225;s a salvo de la suerte que vamos a correr todos los jud&#237;os. 14Si no te atreves a interceder en una situaci&#243;n como esta, el consuelo y la liberaci&#243;n de los jud&#237;os vendr&#225; de otra parte, pero t&#250; y toda tu familia morir&#233;is. &#161;Qui&#233;n sabe si no has llegado a ser reina para mediar en una situaci&#243;n como esta!#Gn 45,7.</div><div class="p"> 15Y Ester respondi&#243; a Mardoqueo:</div><div class="p"> 16&#8212;Re&#250;ne a todos los jud&#237;os de Susa y ayunad por m&#237;, sin comer ni beber durante tres d&#237;as con sus noches. Mis doncellas y yo ayunaremos igualmente y luego me presentar&#233; ante el rey, aunque sea en contra de la ley; y si por ello tengo que morir, morir&#233;.</div><div class="p"> 17Entonces Mardoqueo se fue a cumplir todas las indicaciones dadas por Ester.</div>
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