Uno: Devocional de Cuaresma Muestra

Heridas sanadas

Es fácil sentarse atrás y examinar las vidas de los demás. Sorbiendo de la copa de la comparación y el juicio, podemos sentirnos bastante engreídos.

Sin embargo, cuando examinamos con honestidad la condición de nuestra vida, dejamos espacio para que Cristo cure nuestras heridas y nos conduzca hacia los demás en amor. Cuando el Espíritu de Cristo centrado en los demás se instala en nuestras vidas, nos convertimos en personas centradas en los demás.

El sufrimiento puede endurecernos o humillarnos. Si nuestras heridas ablandan nuestros corazones y permitimos que la humildad siga su curso, nos llevará a lavar los pies de los que sufren. Como Cristo, puede que nuestras heridas nunca desaparezcan, pero pueden formarnos más allá del ensimismamiento y hacia el co-sufrimiento.

Frecuentemente creemos que las partes rotas y fragmentadas de nuestra historia nos impiden servir a los demás, cuando de hecho nuestras heridas pueden ser acogidas como un don y una guía, manteniéndonos en la autopista de la humildad en dirección a los demás.

Oración:

Querido Dios, haz que podamos sentir compasión como la sintió Cristo; sentir dolor en los lugares más profundos; que podamos agacharnos y tender la mano hasta que nuestras vidas se vuelvan cruciformes, moldeadas en la cruz de Cristo. La compasión es la transformación radical de una vida. Moldéanos. Rómpenos, para que podamos proclamar las buenas nueva a los quebrantados. Amén.

Por Stuart Bothwell

Stuart ayuda a dirigir Lagan Valley Vineyard Church en Irlanda del Norte.