Señor, Si Quieres Puedes...Muestra
Señor, si quieres puedes…
Desde niña escuché en muchas ocasiones esta expresión. Sin embargo, hace poco cuando la leí, sentí que resonó fuerte en mi interior. Fue uno de esos momentos donde la Palabra de Dios toma un sentido diferente para ti. Es cuando la Palabra se te revela de una manera personal. Desde ese momento, ya la expresión: Señor, si quieres puedes… no era parte de un ritual, era parte de mi vida. Se había convertido en parte de mi oración ese día y de los días siguientes.
Ahora veo esta expresión, dicha en las escrituras por un leproso que pedía sanidad a Jesús, como una frase llena de amor y de humildad, por alguien que había encontrado y reconocido la grandeza que había en Jesús, nuestro Salvador. El leproso hizo una súplica, sin pensar que mereciera lo que pedía, era un llamado con amor para que tuvieran misericordia con él. Al repetir la frase: Señor, si quieres puedes… entendí cuánto tenía que aprender de aquel leproso.
Luego de reflexionar en esa frase tuve que centrarme en Jesús y su respuesta: Sí, quiero.
Jesús no sanó al leproso por complacerlo o por “quitárselo de encima”. Él lo sanó porque quería. Jesús está atento a nuestras necesidades y Él quiere ayudarnos, quiere limpiarnos, quiere sanarnos. Él quiere el bien para nuestra vida.
Tenemos que aprender a pedir, reconociendo que no merecemos nada. Y que solo Jesús es quien puede limpiarnos o sanarnos. Él puede sanar todas las áreas de nuestras vidas, desde las enfermedades físicas, hasta las emocionales o mentales.
¿Qué tienes que hacer? Fija la mirada en Jesús… Copia la frase del leproso y hazla parte de tu oración.
Señor, si quieres puedes sanarme.
Señor, si quieres puedes ayudarme.
Señor, si quieres puedes perdonarme.
Señor, si quieres puedes rescatarme.
Señor, si quieres puedes…
A su tiempo, Él extenderá la mano, te tocará y te dirá: sí, quiero.
Acerca de este Plan
Señor, si quieres puedes... Esta frase fue utilizada por un leproso que Jesús luego tocó y sanó. Esta frase debería ser parte de nuestra oración diaria. Aprendamos a pedir con humildad que se haga la voluntad de Dios en nuestras vidas. Todos necesitamos ser sanados y tocados por Jesús. Reflexiona en este tema con este hermoso plan de lectura de tres días.
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Nos gustaría agradecer a Amneris Meléndez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.amnerismelendez.com/