¡Elegido Para Ser Un Milagro! Plan De Adviento Basado en “The Chosen”.Muestra
Día 2: Refúgiate en mí
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios” (Juan: 3: 1-21)
Mi vida fue conmovida el día en el que los romanos me pidieron ir al distrito rojo de Capernaúm, a lo más bajo de la ciudad. Me pidieron ir a ayudar a una mujer oprimida por las tinieblas, de nombre Lili; creo que ya has tenido la oportunidad de conocerla.
Cuando llegué allí, hice todo lo que sabía para tratar de ayudarla, pero fue en vano. Estaba convencido de que las tinieblas en ella eran tan grandes que solo Dios hubiese podido hacer algo. Pero en el fondo de mi corazón, una pregunta no dejaba de darme vueltas en la cabeza: ¿Cómo yo, siendo un maestro de maestros, no tenía ninguna autoridad contra las tinieblas? ¿Había algo que me estaba perdiendo?
Lo que pasó unos días más tarde, no lo hubiese creído nunca si no lo hubiese visto con mis propios ojos: Lili había sido liberada. Parecía una persona totalmente distinta, llena de paz, y hasta con un nuevo nombre: María, de Magdala.
Jesús de Nazaret era quien había hecho este milagro. ¿Quién si no Él tendría respuestas a mis preguntas? Cuando le vi enseñando, y sanando a un paralítico delante de la multitud, no me quedó ninguna duda: tenía que hablar con Él.
Accedió a verme en un lugar secreto, para así poder hablar libremente. Cuantas más preguntas le hacía, más me daba cuenta de que Su Reino no era lo que esperábamos los judíos: Él no había venido para darnos libertad de los romanos, ¡Él había venido para darnos libertad del pecado y de las tinieblas! Podía sentir la vida fluyendo a través de cada una de Sus palabras.
Mi corazón me decía que Él era Aquél por quien había esperado toda mi vida: El Mesías prometido. En mi emoción, solo me vino a la mente el salmo que dice: “Besa al Hijo, para que no se enoje contigo y perezcas en el camino” (Salmo 2:12, RVA). Me arrodillé, y besé Su mano. Él entonces me levantó, y terminó el pasaje, diciendo: “Benditos todos aquellos que encuentran refugio en Él”, mientras me abrazaba.
Su abrazo era como olas del más puro amor que jamás había sentido. Es en ese momento que lo supe: Mi vida nunca más sería la misma. Había nacido de nuevo, y tenía un destino.
Me llamo Nicodemo, y he sido elegido por Jesús.
PD: Querido/a amigo/a, Jesús es la respuesta a tus preguntas, tu refugio en la adversidad. A lo largo de estos días, y mientras te preparas para la Navidad, ven a Sus brazos a través de la oración, y deja que tu vida se llene de Su amor y de Su Presencia. Él es tu refugio, Aquél que da sentido a tu vida, el centro de la Navidad.
Si quieres profundizar más en la meditación de hoy, no dudes en ir al Diario de Oración y apuntar ahí tus pensamientos. Si todavía no lo has descargado, puedes hacerlo en el enlace que aparece en la Introducción del plan de lectura ;)
¡Eres elegido para ser un Milagro!
Christian Misch
Escritura
Acerca de este Plan
¿Y si esta Navidad recordásemos los milagros que Jesús realizó en la vida de los que vinieron a Él? Te propongo que, durante este periodo de Adviento, seas inspirado/a a través de estas 25 apasionantes historias basadas en los personajes de la serie The Chosen. ¡Que sus poderosos testimonios te inspiren a experimentar y a convertirte en un milagro de Dios para los demás! ¡Eres un Milagro! Christian Misch
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Nos gustaría agradecer a Jesus.net por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://es.jesus.net/milagrothechosen