Vivir Renovado: En El Nuevo AñoMuestra
Vivir Un Año De Rendición
El comienzo de año es el momento perfecto para detenernos y reflexionar, no sólo para reconocer todos los motivos que tenemos para estar agradecidas, sino también para sanar y crecer en el año que se inicia.
Al reflexionar, puede que recordemos sentimientos de dolor. En vez de barrer esos sentimientos debajo de la alfombra, podemos elegir la libertad del perdón. El primer paso hacia el perdón es la rendición.
“Rendirse” puede ser una de esas palabras que puede poner a las personas incómodas, especialmente cuando se trata del perdón. Tendemos a equipararlo con una batalla perdida, agitar una bandera blanca y permitir que el enemigo nos atrape. Pero cuando nos rendimos a Dios, podemos verlo diferente.
Con Dios, rendirse significa entregar nuestras vidas, incluso con nuestras heridas y dolor para que Dios pueda sanarnos. Él está lleno de amor, misericordia y compasión por nosotras. No debemos tener miedo de darle nuestro dolor a Dios porque podemos confiar en que Él es tierno y tratará con cuidado nuestro corazón.
También podemos confiar en que Dios es justo. Es natural que queramos que alguien pague las consecuencias de sus acciones. Incluso Dios siente una ira justificada hacia el pecado y la injusticia. Pero debemos aceptar que solo Dios puede juzgar el corazón de una persona. No podemos decidir si alguien recibe castigo o gracia, y aferrarnos a nuestra necesidad de venganza solo nos dejará con amargura.
Si queremos vivir en paz este año, debemos entregarle nuestra ira y orgullo a Dios y centrarnos en nuestro propio corazón. Debemos tomar una decisión consciente de entregar nuestro dolor y deseos de control a Sus pies y pedirle a Dios que haga la obra en nosotras. Debemos reconocer que necesitamos Su ayuda.
Como seguidoras de Cristo, el perdón es algo que hacemos a diario, incluso cuando no queremos. A veces, cuando trabajamos el perdón, debemos rendir el mismo dolor a Dios en múltiples ocasiones. Cuando aparecen viejos sentimientos, debemos perdonar una y otra vez hasta que ya no nos afecten. Con la gracia de Dios, todo es perdonable.
Ahora, el perdón no significa que lo que pasó esté bien. No significa que permitamos que las personas nos sigan hiriendo. No significa necesariamente tener una conversación cara a cara, la persona no tiene que estar aún viva para que la perdonemos porque no se trata de ellos. Es un reconocimiento en un momento que es sólo entre nosotras y Dios. Se trata de invitarlo para que Él pueda sanar nuestro corazón.
No traigas las ofensas y el dolor del año pasado a este. Si hay algo que necesites perdonar, toma un momento para orar y rendirlo a Dios. Dile que necesitas Su ayuda y que confías en Él con los resultados.
Escritura
Acerca de este Plan
Con cada nuevo año viene una nueva oportunidad para un nuevo comienzo. No dejes que este sea otro año que comienza con propósitos que no vas a cumplir. Este Plan de 4 días te guiará a reflexionar y te dará una nueva perspectiva para que puedas hacer de este tu mejor año.
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