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CLAVES DE LA COMUNICACIÓN CON LOS HIJOS

La mayoría de las madres españolas y latinas tendemos a alzar un poco (o mucho) la voz cuando nos estamos comunicando con los niños. Sobre todo, si no recibimos la respuesta que deseamos. “¡NIÑO, DEJA YA LOS VIDEOJUEGOS Y VEN A LA COCINA QUE SE VA A ENFRIAR LA COMIDA!”, sería un ejemplo claro que toda casa iberoamericana ha escuchado.

Hablar fuerte a los hijos puede ser parte de nuestra cultura, pero también se puede convertir en algo que impide una comunicación fluida entre los padres y los hijos. ¿Qué efectos producen en nuestros hijos los gritos? Primero, puede hacer que tu hijo se asuste. El otro día me encontré a mi hijo pequeño en el baño cogiendo mi champú y echando todo el champú en la bañera. Mi primera reacción fue gritarle: ¡Leví! Él se sorprendió y pegó un pequeño brinco. 

La comunicación debe servirnos como una herramienta para entender el corazón de nuestros hijos. Por tanto, debe utilizarse para dialogar y sobre todo para comprender lo que está sucediendo en su interior. Gritarles provocará el efecto contrario al diálogo; es decir, que ellos se cierren y nos eviten a toda costa. 

¿Qué puedo hacer entonces para tener una buena comunicación con mi hijo? Aquí te dejo algunas ideas que he aprendido a través del libro “Cómo pastorear el corazón de tu Hijo” de Ted Tripp:

• Céntrate en la comprensión: intenta utilizar el diálogo para entender el por qué de sus actitudes, de sus rabietas y de sus enfados. Utiliza un tono calmado y haz buenas preguntas que te ayudarán a conocer mejor sus motivaciones. 
• Recuerda que la disciplina y la corrección no son los únicos métodos de comunicación: animar, advertir, enseñar, instruir y orar también son métodos de comunicación que moldearán el carácter de tu hijo. Si nos dirigimos a nuestro hijo únicamente para regañarle, su mecanismo de defensa será evitar hablar con nosotros para que no le regañemos. Tiene lógica, ¿verdad?
• Escucha, respira y dedica un minuto más a escuchar: los padres ya lo sabemos todo (o al menos eso nos creemos), tenemos muchos años más de experiencia en la vida que nuestros hijos, pero si no escuchamos, no vamos a conocer lo más importante, que es el estado del corazón de nuestro hijo. 

El día que encontré a mi hijo tirando el champú en la bañera, grité su nombre, y fue un impulso que me salió del alma. Habrá impulsos que no podamos evitar, ya que son parte de nuestra personalidad, pero también, como madres, hay ciertas actitudes que debemos trabajar y corregir (ese no es el único grito que se ha llevado mi hijo). Escoge una de las opciones que hemos desarrollado arriba y céntrate en ella hoy, porque trabajar la comunicación con tus hijos es un esfuerzo que a largo plazo se verá recompensado. 

Repite conmigo: “HOY DECIDO CENTRARME EN __(no-gritar/comprender/escuchar/instruir/animar)__ A MI HIJO”