Cómo (No) salvar el mundo: La verdad sobre revelar el amor de Dios a las personas más cercanas a tiMuestra

Cómo (no) salvar el mundo: Vuela siempre solo

Cuando comencé mi ministerio, pasé más de cuatro años viajando a varias iglesias y eventos en todo el país. Me quedé como invitada en casas de diferentes personas durante este tiempo y nunca quise exceder mi bienvenida. Desde mis comienzos conocí a Sean y Shelley. Me invitaron a actuar en su próxima serie religiosa de cinco semanas y me alojaría en una habitación de invitados de su casa. Me trataron como a una de la familia. Cuanto más hospitalarios eran conmigo, más locos pensaba que estaban. No necesitaba su ayuda ni su caridad; sabía cómo sobrevivir por mi cuenta. Sólo estuve allí por trabajo. Intenté mantenerlos a distancia.

Nunca me había sentido tan abandonada y tan sola de cuando tomé la decisión de salir de gira, pero yo era una luchadora. Me había demostrado a mí misma una y otra vez que podía hacer más cosas sola que la mayoría de la gente. Permitir que la gente participase me retrasaría y, de todos modos, me iría de la casa de Sean y Shelley en un mes.

Me llevó años darme cuenta de lo que desearía haber sabido toda mi vida: ¿siempre volando solo? Así es como (no) salvar el mundo. La verdad es que solos nunca cumpliremos todos los propósitos de Dios para nuestras vidas ni llegaremos a ser quienes Él nos ha creado para que seamos. La comunidad puede ser algo difícil. Muchos de nosotros hemos estado conectados con una comunidad que nos hirió profundamente y no queremos confiar en las personas equivocadas. Y hemos decidido que podemos sobrevivir solos si nos hace falta. 

El Creador del universo nos diseñó para estar en comunidad, con Dios y unos con otros. La comunidad no es opcional. Es esencial para que nuestras vidas alcancen su máximo potencial. La comunidad nos capacita no sólo para completar las tareas a las que Dios nos ha llamado, sino también para convertirnos en las personas a las que Él nos ha llamado a ser. Y el enemigo lo sabe. Quiere que creamos la mentira de que no necesitamos comunidad.

Sean y Shelley me mostraron cómo podría ser una verdadera comunidad centrada en Jesús. Me di cuenta de que podía vivir la vida sola, pero no podía obedecer a Dios de manera excelente sin cultivar amistades verdaderas. Me enseñaron que podía ser participe en la creación del tipo de comunidad por la que estaba orando. 

Cuando Dios pone a alguien en tu vida, no lo ignores. Si lo haces, te perderás las diversas relaciones vivificantes que te rodean y que pueden construirte y fortalecerte. Resiste la tentación de limitar lo que Dios quiere hacer en y a través de tu vida y a través de su pueblo.

Para muchos de nosotros el primer paso es empezar a aceptar y empezar a preguntar. Decide que vale la pena activar tu propósito y, dado que la comunidad lo fortalece, vale la pena correr el riesgo y dar un paso hacia él. Si decidimos vivir la vida solos, nunca viviremos nuestra mejor versión. La Iglesia es el plan de Jesús para alcanzar un mundo que lo necesita desesperadamente. Cuanto más unidos estemos, mayor será nuestro impacto. Dios nos está llamando a nosotros, su Iglesia, a participar con Él en su misión de salvar al mundo. 

Responde

¿Por qué a veces es difícil comprometerse con una comunidad? 

¿Cómo puedes estar más conectado con una comunidad auténtica de seguidores comprometidos de Jesús? ¿Cómo puedes ser parte de la construcción de ese tipo de comunidad?

¿Quién es alguien a quien podrías tener el valor de acercarte y conectarte? 

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