Mejores tiempos

“Van a venir mejores tiempos”

Tú y yo hemos escuchado esta frase muy seguido y más aún en tiempo de pandemia.

Me la repitieron durante algunos días de tristeza profunda, no estoy segura si quienes lo dijeron estaban convencidos de que así sería o solo buscaban despertar algo de esperanza en lo que yo estaba viviendo.

Luego de escucharlos siempre pensaba “¿Pero cuándo?”, la seguridad con la que pronunciaban esa frase despertaba siempre en mí la ansiedad e impaciencia.

¿En qué momento llegan los tiempos mejores? ¿Es que alguien te avisa? ¿Cómo es que los reconoces?

Pero hay una buena noticia: Pasó. Sí que llegaron los momentos mejores, pero fue necesario verlos muy muy de cerca, para que en medio del caos puedan volverse luces.  

• Mi hermana sigue siendo médico durante la pandemia, pero ahora podemos pasar más tiempo con sus hijos, ayudar a criar a mis sobrinos ha sido una bocanada de aire puro y magia.  
• No he visto a mis colegas, los extraño, pero aprendí a coordinar mejor mi tiempo y a presionarme más para alcanzar más rápido mis metas.  
• Ya no he salido con mis amigos, pero aprendí a ser más intencional en ocuparme de ellos, recordarles que me importan y los amo. Nuestra relación es mucho más estrecha.  
• Ya no tengo a nadie de mi mano, pero aprendí a sostener la mía, a caminar en el tiempo que ahora es solo para mí y a ocuparme de consentirme más.  
• No he viajado a visitar a la familia, pero que lindo es haberles enseñado a usar plataformas para esas reuniones digitales que nos hacen reír tanto.

Sí, si me llegaron los días mejores, aunque por poco no me doy cuenta.

La tristeza de ese momento casi hace que me vuelva ciega a las cosas que sí estaban pasando.

Espero que luego de leer esto tú puedas identificar tus mejores momentos incluso dentro de estos días tan extraños, espero que sean muchos que te hagan sonreír, espero que en los siguientes días te vuelvas un experto reconociendo esos momentos.

Casi me olvido que aún en la tormenta, mi barca no se ha hundido y es gracias a aquel que nunca se fue.

A quienes me dijeron que todo estaría bien, PERDÓN por no creerles y ¡GRACIAS! por enseñarme de lejos