Las buenas noticias acerca de la tentaciónMuestra

Verdad #2: Podemos decir no

Seamos honestos, algunas tentaciones pueden ser tan seductoras que parecería completamente absurdo resistirse. Es aquí cuando generalmente cedemos y luego, nos arrepentimos de nuestra decisión y nos justificamos diciendo: “ No lo pude evitar” o “me obligaron a hacerlo”. La declaración de Pablo a la iglesia de Corinto disuelve rápidamente ese tipo de mentiras cuando dice: “Pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar” (1 Corintios 10:13 NVI).

¡La buena noticia es que podemos decir no a las tentaciones!

Podemos decir no pero no con nuestras propias fuerzas, necesitamos la presencia y el poder del Espíritu Santo en nosotros para protegernos de las asechanzas de Satanás. La verdad es que sin la ayuda del Espíritu nos encontraremos permitiendo el pecado con más frecuencia de lo que nos gustaría. Es la comunión con el Espíritu Santo lo que produce en nosotros el fruto del dominio propio, dándonos no solo el deseo sino también la capacidad de decir no cuando somos tentados. Si confiaramos más en el Espíritu Santo viviríamos con menos remordimientos.

Aunque el dominio propio en una virtud cristiana, resistir la tentación no debería nunca enfocarse en nuestra capacidad de decirle no a Satanás sino más bien en nuestro deseo de decirle sí a Dios. Tener un corazón que ama y busca agradar a Dios hace que sea mucho más fácil decir no.

Para permanecer firmes en la fe es crucial no desdibujar el límite entre lo que es una tentación y lo que es una prueba. La diferencia es que la tentación es la invitación de Satanás a destruir nuestra fe mientras que una prueba es la invitación de Dios a fortalecer nuestra fe, y aunque Dios permite que seamos tentados, Él es fiel para nunca permitir que llegue al punto en que nos aplaste.

Permanece confiado sabiendo que con la ayuda de Dios puedes decir no cuando seas tentado.

Oración:

Dios, gracias por Tu fidelidad y por nunca permitir que mis tentaciones me venzan. Por favor lléname con Tu Espíritu Santo y produce en mí tanto el deseo como la capacidad de decir no cuando soy tentado. Amén.