Plan de Devocionales Olímpicos: Lucha y TriunfoMuestra

"Otro Año Difícil"

En 2008 , Lauryn Williams viajó a Beijing para representar a los Estados Unidos en el equipo de atletismo durante las Olimpiadas de verano, su segunda aparición en los juegos. Compitió en dos carreras, los 100 metros lisos y el relevo 4x100.

Después de ganar otras competiciones anteriormente ese año, se sentía confiada. Sin embargo, en los 100, Lauryn terminó en cuarto lugar, la primera corredora que no ganó medalla. "Dejé que los nervios tomaran el control", dice ella. "No hay otra explicación real en mi mente".

Dejando a un lado su decepción, Lauryn hizo la siguiente carrera, el relevo de 4x100 metros. Cuatro años antes durante los juegos del 2004, el equipo había sido descalificado cuando ella y otro corredor perdieron un traspaso. Este año, ella y el equipo esperaban un final mejor.

"

Una vez que la carrera comenzó, Lauryn observó a sus tres compañeras de equipo llevando el testigo alrededor de la pista. Cuando llegó el momento de ejecutar el tramo final, Lauryn comenzó, alargó su mano hacia atrás, esperando sentir el testigo en la palma de su mano.

"

En su lugar, oyó que su compañera de equipo gritaba. Se dio la vuelta, vio el palo en el suelo y no podía creer lo que había sucedido. "Otra vez no", pensó. Negándose a ceder, recogió el testigo y corrió a la línea de meta en última posición. Una vez más, el equipo fue descalificado.

Lauryn dejó los Juegos Olímpicos decepcionada y sin ninguna medalla. "Me sentí muy sola," dice ella. "En medio de ser la cuarta corredora en los relevos y no conseguir dar la vuelta a la pista con el testigo fue un golpe muy bajo. Fue entonces cuando empecé a reconsiderar las cosas”

En uno de los momentos más difíciles de su vida, Lauryn eligió reconsiderar sus prioridades. Incluso pensó en retirarse del atletismo. Dios puede usar desilusiones para hacernos volver a evaluar nuestras vidas.

Pregunta: ¿Qué decepciones has experimentado? ¿Cómo te han llevado a repensar lo que estás haciendo?

Oración: Jesús, a veces fallo. Hazme sentir Tu presencia en medio de mi dolor. Ayúdame a confiar en Ti, incluso cuando no entiendo. Guíame en los planes y sueños que tienes para mi vida.

"Otro Año Difícil"

En 2008 , Lauryn Williams viajó a Beijing para representar a los Estados Unidos en el equipo de atletismo durante las Olimpiadas de verano, su segunda aparición en los juegos. Compitió en dos carreras, los 100 metros lisos y el relevo 4x100.

Después de ganar otras competiciones anteriormente ese año, se sentía confiada. Sin embargo, en los 100, Lauryn terminó en cuarto lugar, la primera corredora que no ganó medalla. "Dejé que los nervios tomaran el control", dice ella. "No hay otra explicación real en mi mente".

Dejando a un lado su decepción, Lauryn hizo la siguiente carrera, el relevo de 4x100 metros. Cuatro años antes durante los juegos del 2004, el equipo había sido descalificado cuando ella y otro corredor perdieron un traspaso. Este año, ella y el equipo esperaban un final mejor.

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Una vez que la carrera comenzó, Lauryn observó a sus tres compañeras de equipo llevando el testigo alrededor de la pista. Cuando llegó el momento de ejecutar el tramo final, Lauryn comenzó, alargó su mano hacia atrás, esperando sentir el testigo en la palma de su mano.

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En su lugar, oyó que su compañera de equipo gritaba. Se dio la vuelta, vio el palo en el suelo y no podía creer lo que había sucedido. "Otra vez no", pensó. Negándose a ceder, recogió el testigo y corrió a la línea de meta en última posición. Una vez más, el equipo fue descalificado.

Lauryn dejó los Juegos Olímpicos decepcionada y sin ninguna medalla. "Me sentí muy sola," dice ella. "En medio de ser la cuarta corredora en los relevos y no conseguir dar la vuelta a la pista con el testigo fue un golpe muy bajo. Fue entonces cuando empecé a reconsiderar las cosas”

En uno de los momentos más difíciles de su vida, Lauryn eligió reconsiderar sus prioridades. Incluso pensó en retirarse del atletismo. Dios puede usar desilusiones para hacernos volver a evaluar nuestras vidas.

Pregunta: ¿Qué decepciones has experimentado? ¿Cómo te han llevado a repensar lo que estás haciendo?

Oración: Jesús, a veces fallo. Hazme sentir Tu presencia en medio de mi dolor. Ayúdame a confiar en Ti, incluso cuando no entiendo. Guíame en los planes y sueños que tienes para mi vida.