Quédate con el cambio: Gestiona tu dinero con inteligencia Muestra
Ahora que hemos hablado sobre cultivar una mentalidad de abundancia, también es importante reconocer una de las primeras formas en que honramos a Dios con nuestro dinero: el diezmo. Alli descubrió lo que eso significaba siendo una estudiante universitaria y esto es lo que aprendió en el proceso:
Tenía 18 años la primera vez que oí hablar del diezmo. Quería dar a Dios, pero para ser honesta, me sentí abrumada cuando me enteré de qué se trataba. ¿Podría realmente confiar en Dios lo suficiente como para reunir el 10 por ciento de mis ingresos universitarios de salario mínimo, como trabajadora a tiempo parcial, y entregarlo a mi iglesia?
Aunque aceptara esta idea, ya estaba justificando todas las razones por las que mi diezmo no era importante. El diez por ciento de mi trabajo a tiempo parcial solo sería poco más de seis euros a la semana. ¿Qué podría hacer Dios con una cantidad tan pequeña?
Estaba a punto de desconectar de mi pastor cuando dijo algo que nunca olvidaré. Dijo: “Dios no quiere más de ti; quiere más para ti".
Al principio esto no tenía sentido para mí. ¿Cómo podía Dios querer algo para mí tomando mi dinero? Mi problema fue que olvidé que el dinero nunca fue mío en primer lugar.
El diezmo es la única área de nuestra fe en la que Dios nos da permiso para probarle (Malaquías 3:10). ¿Por qué elegir dar? Creo que es porque Dios es el mayor dador de todos los tiempos. Él pagó permanentemente nuestra deuda de pecado al enviar a Jesús a morir en nuestro nombre. Eso es generosidad irracional. Así que, cuando escogemos dar lo primero y lo mejor a Dios, nos estamos pareciendo más a Él.
Lo que pasa con el diezmo es que nada tiene que ver con el dinero. Suena extraño, ¿verdad? Dios no necesita tu dinero porque, bueno, Él es Dios. ¿Y la iglesia? ¿Están usando las Escrituras para hacerte sentir culpable y obligarte a dar? No, si es una buena iglesia. Una buena iglesia se preocupa por tu corazón. ¿Por qué? Porque Dios quiere tu corazón, no tu billetera. Entonces, ¿qué nos dice Jesús sobre el dinero? Aquí hay tres aspectos:
- Un presupuesto limitado no tiene por qué impedirte vivir una vida generosa (Marcos 12:41-44). Hay una historia en el libro de Marcos en la que Jesús observa cómo los ricos hipócritas se jactan de sus ofrendas. Entonces, una mujer pobre da “unos míseros dos céntimos”. Estoy segura de que debió sentirse avergonzada. No es lo suficientemente buena. No es digna. Pero entonces, Jesús hace algo extraño. Dice que la mujer pobre dio más que todos los ricos juntos. ¿Por qué? Porque ella dio un regalo sacrificial. Los ricos dieron algo que nunca echarían de menos. No se trata de la cantidad que damos. Se trata de nuestro corazón para dar en fe.
- Si queremos parecernos más a Jesús, no podemos saltarnos las partes difíciles. En Mateo 23:23, Jesús dice que debemos diezmar, pero sin olvidar otras cosas importantes como la justicia y la misericordia. Algunas personas ven esto como si Jesús diera permiso para no diezmar, pero creo que es al contrario. Cuando empecé a dar, empecé a pensar menos en mí misma, lo que me hizo desear servir más. No podemos elegir qué parte de las enseñanzas de Jesús tomar o dejar. Él quiere que toda nuestra vida esté orientada hacia Él..
- El amor al dinero es a menudo el competidor número uno de nuestra obediencia a Dios. (Mateo 6:24). Cuando confiamos en el dinero para que nos provea lo que sólo Dios puede, estamos convirtiendo el dinero en un ídolo. Por eso Jesús dijo que no podemos servir a la vez a Dios y al dinero. No podemos esperar acaparar nuestro dinero y seguir complaciendo a un Dios generoso.
Si eres escéptico sobre diezmar, lo entiendo. He pasado por eso. Pero lo que sé es que nunca me he sentido más cerca de Dios que cuando decidí confiarle mis finanzas, incluso cuando apenas podía pagar mis fideos ramen.
Acerca de este Plan
Hablar de dinero puede ser incómodo y difícil de entender. Pero la forma en que gastamos nuestro dinero a menudo determina la forma en que pasamos nuestras vidas. Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que estamos honrando a Dios y sirviendo a los demás con nuestras finanzas? En este Plan Bíblico de 7 días, veremos historias reales de personas comunes que están aprendiendo a tomar el control de sus presupuestos y a vivir vidas más generosas.
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