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¿El bautismo salva?
El bautismo es un ritual importante, donde un cristiano se identifica externamente como un seguidor de Cristo. Pero el acto físico del bautismo en sí mismo no salva. Es el signo exterior de nuestra fe interior que apela a Dios para el perdón de los pecados. El bautismo y la fe están estrechamente relacionados. Cuando Jesús ordenó a sus discípulos que salieran al mundo a difundir el Evangelio, prometió: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; pero el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).
La razón por la que el bautismo y la fe pueden salvar es “la resurrección de Jesucristo”. El agua del bautismo no limpia nuestros corazones; sólo la muerte expiatoria de Jesús puede hacer eso. Murió en nuestro lugar y resucitó para romper el poder del pecado y la muerte. Gracias a su sacrificio, ahora podemos tener “plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura”.
Ser bautizado significa estar unido a Cristo, morir al pecado y resucitar para andar en vida nueva (Romanos 6:4).
¿Has sido bautizado?
Escritura
Acerca de este Plan
En la primera carta del apóstol Pedro a los cristianos, habla de la actitud correcta hacia otras personas, la posición de marido y mujer dentro del matrimonio y cómo afrontar el sufrimiento. Este plan de lectura cubre los capítulos 2 y 3 de la carta de Pedro.
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