Jesús y los pobres

La pobreza adopta muchas formas, tanto espiritual como material. Jesús se acercó a ellos en cualquier tipo de pobreza.

De una nota de aplicación de la Biblia de estudio de África titulada "Pobreza de espíritu":

Mucha gente pobre se reunió para escuchar a Jesús predicar en la montaña. Sabían que necesitaban ayuda diaria para poder vivir. Jesús llamó su atención y les prometió el Reino de Dios, que representaba gozo, sanidad y la bendición completa de Dios. Para recibirlo tenían que reconocer su necesidad de él. Jesús usó a los pobres para ilustrar la necesidad que todos tienen de acercarse a Dios después de conocer su propia pobreza.

Las personas con privaciones físicas suelen tener baja moral y poca motivación para hacer algo. Se sienten desanimados y es posible que no encuentren ninguna razón para seguir viviendo. Peor aún, esas personas sienten que no pueden poner sus esperanzas en ningún sistema político o social. El mundo y sus injusticias han roto su espíritu a causa de la pobreza. En esos momentos de desesperación, solo el Reino de Dios brinda esperanza para la restauración.

El Reino de Dios no es para los pobres ni para los ricos, sino para todos los que se dan cuenta de que lo necesitan. Si somos pobres, no debemos despreciar nuestro conocimiento de primera mano de la pobreza cuando nos permite comprender cuánto realmente necesitamos a Dios. Es esa comprensión de nuestra propia necesidad la que nos permite heredar el Reino de los Cielos como si fuera nuestro.

Reflexionar o debatir

¿De qué manera ha experimentado la pobreza o la injusticia en su vida? ¿Cómo han afectado estas experiencias su vida y su forma de vivir?

¿Por qué es importante que el Reino de Dios no sea solo para los ricos o para las personas con ventajas en la vida?

¿Cómo pueden las injusticias de este mundo y las condiciones de pobreza ayudarnos a darnos cuenta de que necesitamos a Dios?

¿De qué manera son las palabras de Jesús una buena noticia para aquellos de nosotros que enfrentamos la injusticia?