Año nuevo, mismo DiosMuestra

Vacía tu maleta.

Las madres americanas suelen comprar souvenirs para enviarlos como regalos a todos sus familiares cada vez que salen de viaje. ¡Lo más divertido de todo es que usan sus bolsos para transportar todo eso también, sin importar el espacio!

¿Alguna vez has sido ese pasajero?

Aunque puede resultar divertido pensar en ello, la realidad es que a veces puede resultar un poco incómodo. Hay tantas cosas para meter en la maleta que al final no tienes mucho espacio para lo que realmente necesitas.

Lo mismo ocurre con la maleta de nuestra vida. Llevamos un equipaje lleno de cosas de experiencias anteriores. Llevamos muchos objetos que hacen pesada la maleta, y peor aún, que nos quitan espacio para lo que realmente necesitamos llevar.

¿Qué debemos quitar para hacer espacio? Puede que sea una situación pasada que nos ha impedido volver a intentarlo. Quizás sea la duda que no nos permite avanzar, o palabras hirientes hacia nosotros que tenemos guardadas en el corazón.

Es importante saber que no estamos obligados a llevar estas cosas, ya que no nos pertenecen. Pertenecen al pasado. ¿Qué tal si las dejamos ahí?

¡Necesitamos hacer espacio para todo lo bueno que Dios quiere darnos este año! Esas nuevas experiencias y aprendizajes, esas nuevas personas, esos nuevos logros...

Para tener un año bendecido es necesario dejar espacio para las bendiciones. Sé que es difícil esperar lo mejor cuando miramos hacia atrás y recordamos todas las cosas malas que sucedieron, pero recuerda que Dios puede hacer que todo funcione para mejor. Hoy es una nueva oportunidad para vivir de manera diferente, para vivir por fe y no por miedo, para aceptar, soltar y seguir adelante.

Llevemos una maleta llena de esperanza, amor, alegría, paz, paciencia y sueños. Dejemos atrás lo que sólo ha sido una carga, y observemos cómo Dios nos ayuda a llenarnos de lo que realmente vale la pena. Ya he preparado mi maleta para este viaje, ¿a qué estás esperando?

Actividad: Piensa en tres cosas que llevas cargando durante mucho tiempo y que te han estado dominando. Entrégaselas a Dios y pídele que te ayude a no dejar que estas cargas sigan siendo parte de ti.

Leslie Ramírez