Hablando VidaMuestra

Elegir hablar vida 

Lo que decimos importa. Las palabras son singularmente la fuerza más poderosa disponible para la humanidad. Podemos elegir usar este poder de manera constructiva, edificando a otros o derribándolos destructivamente. Solo se necesitan unas pocas palabras para lastimar a alguien. Y esas heridas pueden sanar pero dejan cicatrices que nunca desaparecen. Nuestras palabras tienen un poder enorme con la capacidad de ayudar o dañar, sanar o herir, levantar o destruir, construir o derribar, ofender o entablar amistad, afirmar o alienar, consolar o criticar. 

Las palabras dichas en nuestros hogares tienen un impacto profundo y asombroso para la salud y el bienestar futuros. Los padres pueden atacar con lenguas que cortan, destrozan y devastan totalmente a sus hijos. Y el niño puede hacer explotar a sus padres con palabras que arrasen a toda la familia como una bomba. Cuando reaccionamos y luego respondemos a una situación con palabras realmente destructivas, las implicaciones pueden ser abrumadoras y devastadoras para el receptor. Es muy fácil poner voz a nuestros sentimientos y pensamientos; sin embargo, se necesita control, fuerza e integridad absoluta para expresarnos de manera positiva sin importar la situación. Detente y respira antes de hablar, especialmente cuando estés estresado. Como padres, necesitamos darles vida a nuestros hijos desde el día en que nacen.

Los cónyuges deben considerar el poder de sus palabras entre ellos. Nuestros trabajos, las noticias del mundo, los niños y la vida misma suelen desgastarnos. Necesitamos construir nuestros matrimonios y nuestros hogares con un estímulo positivo y edificante que proviene de una fe que da vida y no del trauma, la ansiedad o el miedo. 

Joyce Landorf Heatherley escribió un libro llamado Gente del Balcón. Algunas personas están en el 'balcón' de tu vida, animándote, dándote energía con su afirmación. Otros están en su 'sótano' haciendo exactamente lo contrario. Este libro trata sobre ser una 'persona de balcón'. ¿Eres una persona de balcón? ¿O una persona del sótano?

Los planes de Satanás son hacernos subestimar el poder de nuestras palabras. Dado que su naturaleza es destruir, trabaja constantemente para que tus palabras fluyan en una dirección negativa. ¡No dejes que tenga éxito! Él sabe que tus palabras no carecen de sentido ni son impotentes. Tienen poder creativo, tal y como Dios lo demostró cuando creó los cielos y la tierra con sus palabras. Ahora, tenemos la autoridad para hacer lo mismo aquí en la tierra.

Contempla el hecho de que tus palabras tienen un poder increíble. Tienes el poder de influir y cambiar la vida de todas las personas con las que compartes tu mundo... tu familia, tus amigos, tus vecinos y el extraño que pasa. Es tu elección utilizar palabras que inspiren y construyan o destruyan y derriben. Recuerda, una vez dicho, tus palabras no se pueden retractar.

Presta atención a tu lenguaje.

¡Elige hablar vida!

Reflexiona:

Considera el poder de cada una de tus palabras para edificar y levantar o para aplastar y destruir. ¿Cómo puedes esforzarte más por dar vida a los demás?

Oración:

Oh Señor, ayúdame a conocer cada palabra que sale de mi boca. Enséñame a hablar verdades vivificantes al corazón de los demás.