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 <div class="chapter ch17" data-usfm="JDG.17">
 <div class="label">17</div><div class="ms1">III. Ap&#233;ndices (17&#8211;21)</div><div class="ms2">El santuario de Mic&#225; y el santuario de Dan (17&#8211;18)</div><div class="s1">El santuario privado de Mic&#225;</div><div class="p"> 1Hab&#237;a en la monta&#241;a de Efra&#237;n un hombre llamado Mica&#237;as. 2Dijo a su madre:</div><div class="p">&#8212;Aquellos mil cien siclos de plata que te quitaron, por lo que t&#250; lanzaste una maldici&#243;n que yo o&#237; con mis o&#237;dos&#8230;, esa plata la tengo yo; yo te la rob&#233;. Pues ahora te la devuelvo.</div><div class="p">Su madre le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Que mi hijo sea bendito del Se&#241;or.#Pr 29,24.</div><div class="p"> 3Y &#233;l le devolvi&#243; los mil cien siclos de plata. Y su madre dijo:</div><div class="p">&#8212;Consagro solemnemente, en favor de mi hijo, esta plata m&#237;a al Se&#241;or, para hacer con ella una imagen de madera y un &#237;dolo de fundici&#243;n.</div><div class="p"> 4Tom&#243; su madre doscientos siclos de plata y se los entreg&#243; al fundidor. Este le hizo una imagen de madera y un &#237;dolo de metal fundido, que qued&#243; en casa de Mica&#237;as. 5Este Mic&#225; ten&#237;a un santuario en su casa; hizo un efod y unos terafim y consagr&#243; sacerdote a uno de sus hijos. 6En aquel tiempo no hab&#237;a rey en Israel y hac&#237;a cada uno lo que le parec&#237;a bien.#8,27+; 18,1; 19,1; 21,25.</div><div class="p"> 7Un joven de Bel&#233;n de Jud&#225;, de la familia de Jud&#225;, que era levita, resid&#237;a all&#237; como inmigrante.#19,1; Mi 5,1; Mt 2,1. 8Este hombre dej&#243; la ciudad de Bel&#233;n de Jud&#225; para ir a residir donde pudiera. Puesto en camino, lleg&#243; a la monta&#241;a de Efra&#237;n, a la casa de Mic&#225;. 9Mic&#225; le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;De d&#243;nde vienes?</div><div class="p">Le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Soy un levita de Bel&#233;n de Jud&#225;. Vengo de paso para residir donde pueda.</div><div class="p"> 10Mic&#225; le dijo:</div><div class="p">&#8212;Qu&#233;date en mi casa, y ser&#225;s mi padre y mi sacerdote; yo te dar&#233; diez siclos de plata al a&#241;o, vestido y comida.</div><div class="p"> 11El levita accedi&#243; a quedarse en casa de aquel hombre y el joven fue para &#233;l como uno de sus hijos. 12Mic&#225; consagr&#243; al joven levita para que fuera su sacerdote. Y se qued&#243; el joven en casa de Mic&#225; 13que dijo:</div><div class="p">&#8212;Ahora estoy seguro de que el Se&#241;or me favorecer&#225;, porque tengo a este levita como sacerdote.</div>
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 <div class="chapter ch18" data-usfm="JDG.18">
 <div class="label">18</div><div class="s1">Los danitas en busca de territorio</div><div class="p"> 1Era un tiempo en que no hab&#237;a rey en Israel. La tribu de Dan andaba buscando un territorio donde establecerse, pues hasta entonces no le hab&#237;a correspondido ninguna heredad entre las tribus de Israel.#17,6+. 2Los danitas enviaron desde Sor&#225; y Estaol a cinco hombres valientes de su tribu para que recorrieran el pa&#237;s y lo exploraran. Les encargaron:</div><div class="p">&#8212;Id a explorar esa tierra.</div><div class="p">Llegaron a la monta&#241;a de Efra&#237;n, cerca de la casa de Mic&#225;, y pasaron all&#237; la noche.#Nm 13,2; Dt 1,22; Jos 2,1. 3Como estaban junto a la casa de Mic&#225;, reconocieron la voz del joven levita, se le acercaron y le preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Con qui&#233;n has venido aqu&#237;? &#191;Qu&#233; haces por estos pagos? &#191;Qu&#233; se te ha perdido en este lugar?</div><div class="p"> 4El levita les respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Esto y esto ha hecho Mic&#225; por m&#237;. Me ha tomado a sueldo y soy su sacerdote.</div><div class="p"> 5Ellos le dijeron:</div><div class="p">&#8212;Consulta, entonces, a Dios a ver si tendr&#225; &#233;xito el viaje que hemos emprendido.#1,1 y nota.</div><div class="p"> 6Les respondi&#243; el sacerdote:</div><div class="p">&#8212;Id en paz; el Se&#241;or mira con buenos ojos vuestro viaje.#Ex 4,18; 1 Sm 1,17; Lc 7,50.</div><div class="p"> 7Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que las gentes de all&#237; viv&#237;an seguras, tranquilas y confiadas, al estilo de los sidonios y vieron tambi&#233;n que no faltaba all&#237; ning&#250;n producto de la tierra; por otra parte, estaban lejos de los sidonios y no ten&#237;an relaciones con los arameos. 8Regresaron a Sor&#225; y Estaol donde resid&#237;an sus hermanos, y estos les preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qu&#233; noticias tra&#233;is?</div><div class="p"> 9Ellos respondieron:</div><div class="p">&#8212;&#161;&#193;nimo! Vayamos contra ellos, porque hemos visto el pa&#237;s y es excelente. No os qued&#233;is ah&#237; quietos, sino poneos en camino hacia aquella tierra para conquistarla. 10Cuando llegu&#233;is, os encontrar&#233;is con un pueblo pac&#237;fico y un pa&#237;s espacioso: Dios os lo ha entregado; es un lugar que no carece de nada de cuanto puede haber sobre la tierra.#Nm 14,7; Jos 2,24.</div><div class="s1">Migraci&#243;n de los danitas</div><div class="p"> 11As&#237; pues, el clan de los danitas &#8212;unos seiscientos hombres bien armados&#8212; parti&#243; de Sor&#225; y Estaol. 12Subieron y acamparon en Quiriat Jear&#237;n, en Jud&#225;. Por eso, todav&#237;a hoy, se llama aquel lugar el Campamento de Dan. Est&#225; detr&#225;s de Quiriat Jear&#237;n.#13,25; 17,5. 13De all&#237; se dirigieron a la monta&#241;a de Efra&#237;n y llegaron a la casa de Mic&#225;.</div><div class="p"> 14Los cinco hombres que hab&#237;an estado previamente explorando la tierra, tomaron la palabra y dijeron a sus hermanos:</div><div class="p">&#8212;&#191;No sab&#233;is que en esta casa hay un efod, unos terafim, una imagen y un &#237;dolo de metal fundido? Pensad, pues, lo que hab&#233;is de hacer.</div><div class="p"> 15Fueron all&#225; y entraron en la casa de Mic&#225;, donde estaba el joven levita, y le dieron el saludo de paz. 16Mientras los seiscientos hombres danitas con sus armas de guerra permanec&#237;an en el umbral de la puerta, 17los cinco hombres que hab&#237;an ido a explorar la tierra entraron en la casa y se apropiaron de la imagen, el efod, los terafim y el &#237;dolo de fundici&#243;n. Entretanto, el sacerdote estaba en el umbral de la puerta con los seiscientos hombres armados. 18Aquellos, pues, que hab&#237;an entrado en la casa de Mic&#225;, se apropiaron de la imagen, el efod, los terafim y el &#237;dolo de fundici&#243;n. El sacerdote les dijo:</div><div class="p">&#8212;Pero &#191;qu&#233; est&#225;is haciendo?</div><div class="p">Le contestaron:</div><div class="p"> 19&#8212;Calla, cierra la boca y ven con nosotros. Ser&#225;s nuestro padre y nuestro sacerdote. &#191;O prefieres ser sacerdote de la casa de un particular a ser sacerdote de una tribu y de un clan de Israel?</div><div class="p"> 20Se alegr&#243; con ello el coraz&#243;n del sacerdote, tom&#243; el efod, los terafim y la imagen y se fue en medio de la tropa. 21Reemprendieron el camino, colocando en cabeza a las mujeres, los ni&#241;os, los reba&#241;os y los objetos de valor. 22Estaban ya lejos de la casa de Mic&#225;, cuando los de las casas vecinas a la casa de Mic&#225; dieron la alarma y salieron en persecuci&#243;n de los danitas. 23Al o&#237;r los gritos de los perseguidores, los danitas miraron hacia atr&#225;s y dijeron a Mic&#225;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qu&#233; te sucede? &#191;Por qu&#233; gritas as&#237;?</div><div class="p"> 24Respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Me hab&#233;is quitado mi dios, el que yo me hab&#237;a hecho, y me hab&#233;is arrebatado a mi sacerdote. Os march&#225;is sin dejarme nada y encima me dec&#237;s: &#171;&#191;Qu&#233; te sucede?&#187;.</div><div class="p"> 25Los danitas le contestaron:</div><div class="p">&#8212;Calla de una vez, no sea que algunos de los nuestros pierdan la paciencia y arremetan contra vosotros, con lo que t&#250; y tu familia perder&#237;ais la vida.</div><div class="p"> 26Los danitas siguieron su camino. Mic&#225;, por su parte, viendo que eran m&#225;s fuertes, se volvi&#243; a su casa.</div><div class="s1">Toma de Lais. Fundaci&#243;n de Dan y de su santuario</div><div class="p"> 27Los danitas tomaron el dios que Mic&#225; se hab&#237;a fabricado, junto con su sacerdote, y marcharon contra Lais, pueblo pac&#237;fico y confiado. Pasaron a cuchillo a la poblaci&#243;n e incendiaron la ciudad.#Jos 19,47+. 28Nadie vino en su ayuda, porque estaba lejos de Sid&#243;n y no ten&#237;a relaciones con los arameos. Lais estaba situada en el valle que se extiende hacia Bet Rejob. Los danitas reconstruyeron la ciudad, se establecieron en ella, 29y le pusieron el nombre de Dan, en recuerdo de su antepasado Dan, hijo de Israel. Antiguamente la ciudad se llamaba Lais. 30Construyeron tambi&#233;n un altar en honor de la imagen, y Jonat&#225;n, hijo de Guers&#243;n, hijo de Mois&#233;s, y despu&#233;s de &#233;l sus descendientes actuaron como sacerdotes en la tribu de Dan hasta el tiempo de la deportaci&#243;n del pa&#237;s. 31Rindieron culto a la imagen que se hab&#237;a fabricado Mic&#225; y que permaneci&#243; all&#237; mientras estuvo en Sil&#243; la casa de Dios.#21,19; Jos 18,1.</div>
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 <div class="chapter ch19" data-usfm="JDG.19">
 <div class="label">19</div><div class="ms2">El crimen de Guibe&#225; y la guerra contra Benjam&#237;n (19&#8211;21)</div><div class="s1">El levita de Efra&#237;n y su concubina</div><div class="p"> 1Sucedi&#243; por aquel tiempo, cuando a&#250;n no hab&#237;a rey en Israel, que un levita que resid&#237;a como inmigrante en la regi&#243;n m&#225;s remota de la monta&#241;a de Efra&#237;n, tom&#243; por concubina a una mujer de Bel&#233;n de Jud&#225;.#17,6+. 2Pero ella le fue infiel, lo abandon&#243; y regres&#243; a casa de su padre, en Bel&#233;n de Jud&#225;, donde permaneci&#243; unos cuatro meses. 3Su marido se puso en camino y fue a reunirse con ella, para hablarle al coraz&#243;n y hacerla volver. Llevaba consigo un criado y un par de asnos. Cuando lleg&#243; a casa del padre de la joven, este los vio y sali&#243; contento a su encuentro.#Gn 34,3; 50,21; Os 2,16. 4Su suegro, el padre de la joven, lo invit&#243; a quedarse en casa y el levita se qued&#243; tres d&#237;as; comieron y bebieron y durmieron all&#237;. 5Al cuarto d&#237;a se levantaron de madrugada para ponerse en camino, pero el padre de la joven dijo a su yerno, el levita:</div><div class="p">&#8212;Toma primero un bocado de pan para reponer fuerzas; luego pod&#233;is marchar.#Gn 24,54-59.</div><div class="p"> 6Se sentaron, y se pusieron los dos a comer y beber. Luego el padre de la joven le dijo al hombre:</div><div class="p">&#8212;Anda, pasa aqu&#237; tambi&#233;n esta noche: te sentar&#225; bien.</div><div class="p"> 7El hombre se dispuso a marchar, pero el suegro le porfi&#243; tanto que se qued&#243; tambi&#233;n aquella noche. 8Al cabo de cinco d&#237;as el levita madrug&#243; para marchar, pero el padre de la joven le dijo:</div><div class="p">&#8212;Rep&#243;n fuerzas primero, por favor.</div><div class="p">Y mientras com&#237;an juntos fue pasando el tiempo. 9Finalmente el marido con su concubina y su siervo tomaron la decisi&#243;n de marchar, pero una vez m&#225;s su suegro, el padre de la joven, le dijo:</div><div class="p">&#8212;Mira, la tarde est&#225; cayendo. Pasa aqu&#237; la noche, te sentar&#225; bien. Y ma&#241;ana de madrugada os vais y regres&#225;is a vuestra casa.</div><div class="p"> 10Pero el hombre no quiso pasar la noche all&#237;. Se puso en camino y lleg&#243; frente a Jeb&#250;s, o sea, Jerusal&#233;n. Llevaba consigo los dos asnos cargados, a su concubina y a su criado.#1,21; Jos 15,8; 18,28.</div><div class="s1">El crimen de los vecinos de Guibe&#225;</div><div class="p"> 11Cuando llegaban cerca de Jeb&#250;s, declinaba ya el d&#237;a. El criado dijo al amo:</div><div class="p">&#8212;Deber&#237;amos hacer un alto en el camino y entrar en esa ciudad de los jebuseos para pasar la noche en ella.</div><div class="p"> 12Su amo le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;No quiero entrar en una ciudad de extranjeros, que no son israelitas; pasaremos de largo y llegaremos a Guibe&#225;.</div><div class="p"> 13Y a&#241;adi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Sigamos hasta uno de esos poblados y pasemos la noche en Guibe&#225; o en Ram&#225;.</div><div class="p"> 14Pasaron, pues, de largo y continuaron su camino. A la puesta del sol, llegaron frente a Guibe&#225; de Benjam&#237;n 15hacia la que se desviaron con la intenci&#243;n de pernoctar all&#237;. El levita entr&#243; y se sent&#243; en la plaza de la ciudad, pero nadie les ofreci&#243; casa donde pasar la noche. 16Entonces lleg&#243; un anciano que regresaba al atardecer de las faenas del campo. Era un hombre de la monta&#241;a de Efra&#237;n, que resid&#237;a como inmigrante en Guibe&#225;; la gente del lugar era benjaminita. 17El anciano vio al viajero que estaba en la plaza de la ciudad, y le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Ad&#243;nde vas y de d&#243;nde vienes?</div><div class="p"> 18El levita le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Estamos de paso, venimos de Bel&#233;n de Jud&#225; y vamos a la zona norte de la monta&#241;a de Efra&#237;n. Yo soy de all&#237;. Fui a Bel&#233;n de Jud&#225; y ahora regreso a mi casa, pero nadie me ha ofrecido la suya; 19y eso que tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y pan y vino para m&#237;, para tu servidora y para el joven que acompa&#241;a a tu siervo. No nos falta de nada.</div><div class="p"> 20El anciano le dijo:</div><div class="p">&#8212;La paz sea contigo; yo proveer&#233; a todas tus necesidades; pero no pases la noche en la plaza.</div><div class="p"> 21Lo llev&#243; a su casa y ech&#243; pienso a los asnos. Ellos, por su parte, se lavaron los pies, comieron y bebieron.#Gn 18,4; 19,2; 24,32; 43,24 (ver Lc 7,44; Jn 13,5). 22Mientras recobraban fuerzas, los hombres de la ciudad, gente malvada, cercaron la casa y, golpeando la puerta, le dijeron al anciano, due&#241;o de la casa:</div><div class="p">&#8212;S&#225;canos al hombre que ha entrado en tu casa, para que nos acostemos con &#233;l.</div><div class="p"> 23El due&#241;o de la casa sali&#243; fuera y les dijo:</div><div class="p">&#8212;No, hermanos m&#237;os; por favor, no obr&#233;is semejante maldad. Habiendo entrado este hombre en mi casa no comet&#225;is esa infamia. 24Aqu&#237; est&#225; mi hija, que es doncella, y la concubina de &#233;l. Os las voy a sacar. Abusad de ellas y haced con ellas lo que os parezca; pero no comet&#225;is con este hombre semejante infamia.</div><div class="p"> 25Pero aquellos hombres no quisieron escucharle. Entonces el levita tom&#243; a su concubina y la sac&#243; afuera. Ellos la violaron, la maltrataron toda la noche hasta la ma&#241;ana, y al amanecer la dejaron.#Os 9,9; 10,9. 26Ya de madrugada, la mujer se desplom&#243; a la entrada de la casa del hombre donde estaba su marido; y all&#237; qued&#243; hasta que fue de d&#237;a.</div><div class="p"> 27Por la ma&#241;ana se levant&#243; su marido, abri&#243; la puerta de la casa y sali&#243; para continuar su camino; y vio que la mujer, su concubina, estaba tendida a la entrada de la casa, con las manos sobre el umbral. 28Y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Lev&#225;ntate, vamos.</div><div class="p">Pero ella no respond&#237;a. Entonces el hombre la carg&#243; en su asno y se fue a su pueblo. 29Cuando lleg&#243; a su casa, agarr&#243; un cuchillo, descuartiz&#243; a su concubina en doce trozos y los envi&#243; por todo el territorio de Israel.#1 Sm 11,7. 30Y dio esta orden a sus emisarios:</div><div class="p">&#8212;Esto hab&#233;is de decir a todos los israelitas: &#191;Se ha visto alguna vez cosa semejante desde que los israelitas salieron de Egipto hasta hoy? Pensadlo, deliberad y tomad una decisi&#243;n.</div><div class="p">Y todos los que lo ve&#237;an, comentaban:</div><div class="p">&#8212;Nunca ha ocurrido ni se ha visto cosa igual desde que los israelitas salieron de Egipto hasta hoy.#1 Sm 8,8; 2 Sm 7,6; Jr 2,10.</div>
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 <div class="chapter ch20" data-usfm="JDG.20">
 <div class="label">20</div><div class="s1">Los israelitas se comprometen a vengar el crimen de Guibe&#225;</div><div class="p"> 1Acudieron entonces todos los israelitas desde Dan hasta Berseba junto con los del pa&#237;s de Galaad y se reunieron todos de com&#250;n acuerdo delante del Se&#241;or en Misp&#225;. 2Los jefes de todo el pueblo y todas las tribus de Israel se presentaron a la asamblea del pueblo de Dios: eran cuatrocientos mil hombres de a pie, todos ellos h&#225;biles en el manejo de la espada. 3Se enteraron los de Benjam&#237;n de que los israelitas se hab&#237;an reunido en Misp&#225;. Los reunidos, por su parte, pidieron al levita:</div><div class="p">&#8212;Contadnos c&#243;mo ha tenido lugar el crimen.</div><div class="p"> 4El levita, marido de la mujer asesinada, tom&#243; la palabra y dijo:</div><div class="p">&#8212;Llegu&#233; yo con mi concubina a Guibe&#225; de Benjam&#237;n para pasar la noche.#19,14-15.23. 5Los de Guibe&#225; se levantaron contra m&#237; y rodearon por la noche la casa; intentaron matarme a m&#237;, y abusaron tanto de mi concubina que muri&#243;. 6Tom&#233; entonces a mi concubina, la despedac&#233; y envi&#233; los trozos por todo el territorio israelita, porque se hab&#237;a cometido un crimen infame en Israel. 7Aqu&#237; est&#225;is todos, israelitas: deliberad y tomad ahora mismo una resoluci&#243;n.</div><div class="p"> 8Todo el pueblo, de com&#250;n acuerdo, se puso en pie diciendo:</div><div class="p">&#8212;Ninguno de nosotros marchar&#225; a su tienda, nadie volver&#225; a su casa. 9Esto es lo que hemos de hacer con Guibe&#225;: echaremos a suertes 10y tomaremos de todas las tribus de Israel diez hombres por cada cien, cien por cada mil, y mil por cada diez mil; ellos recoger&#225;n v&#237;veres para los soldados que tratar&#225;n a Guibe&#225; de Benjam&#237;n como corresponde a la infamia que han cometido en Israel.</div><div class="p"> 11Y toda la gente de Israel hizo una pi&#241;a y se jurament&#243; contra la ciudad de Guibe&#225;.</div><div class="s1">Obstinaci&#243;n de los benjaminitas y primeros combates</div><div class="p"> 12Las tribus de Israel enviaron emisarios a toda la tribu de Benjam&#237;n para decirles:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qu&#233; crimen es ese que se ha cometido entre vosotros? 13Entregadnos a esos desalmados de Guibe&#225;; les daremos muerte y desaparecer&#225; la maldad en Israel.</div><div class="p">Pero los de Benjam&#237;n no hicieron caso a sus hermanos israelitas.#Dt 13,6; 17,7; 19,19; 21,21; 22,21-24; 24,7 (ver 1 Co 5,13). 14Al contrario, dejando sus poblados, se reunieron en Guibe&#225; para combatir contra los israelitas. 15Aquel d&#237;a los benjaminitas llegados de los diversos poblados hicieron el censo, que dio en total veinticinco mil hombres armados de espada, sin contar los habitantes de Guibe&#225;. 16En toda aquella tropa hab&#237;a setecientos hombres elegidos, zurdos, capaces todos ellos de lanzar una piedra con la honda contra un cabello sin errar el tiro. 17La gente de Israel hizo tambi&#233;n el censo. Sin contar a Benjam&#237;n, eran cuatrocientos mil guerreros, todos ellos valientes y h&#225;biles en el manejo de la espada. 18Subieron los israelitas a Betel y consultaron a Dios:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qui&#233;n de nosotros subir&#225; el primero a combatir contra Benjam&#237;n?</div><div class="p">El Se&#241;or respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Jud&#225; subir&#225; el primero.#1,1-2.23.</div><div class="p"> 19Los israelitas se pusieron en marcha temprano y acamparon frente a Guibe&#225;. 20Salieron los hombres de Israel para combatir contra Benjam&#237;n y se desplegaron en orden de batalla frente a Guibe&#225;. 21Pero los benjaminitas hicieron una salida de Guibe&#225; y dejaron tendidos por tierra aquel d&#237;a a veintid&#243;s mil hombres de Israel. 23Los israelitas se reunieron en Betel y estuvieron llorando delante del Se&#241;or hasta la tarde. Luego consultaron al Se&#241;or si deb&#237;an volver a combatir contra su hermano Benjam&#237;n. El Se&#241;or les respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Subid contra &#233;l.</div><div class="p"> 22El ej&#233;rcito de Israel se reorganiz&#243; y volvi&#243; a presentar batalla en el mismo lugar que el primer d&#237;a. 24El segundo d&#237;a los israelitas se aproximaron a los de Benjam&#237;n; 25pero tambi&#233;n aquel d&#237;a Benjam&#237;n les sali&#243; al encuentro desde Guibe&#225; y volvi&#243; a dejar tendidos por tierra a dieciocho mil israelitas; todos ellos h&#225;biles en el manejo de la espada.</div><div class="p"> 26Entonces todos los israelitas se reunieron de nuevo en Betel; se quedaron all&#237; sentados todo el d&#237;a llorando delante del Se&#241;or, ayunando hasta la tarde y ofreciendo al Se&#241;or holocaustos y sacrificios de comuni&#243;n.#1 Sm 7,6; 2 Sm 12,16; Is 3,26; Sal 137,1. 27Consultaron luego al Se&#241;or, pues el Arca de la alianza de Dios se encontraba all&#237;, 28y Fin&#233;s, hijo de Eleazar, hijo de Aar&#243;n, estaba entonces a su servicio. Preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;He de volver a combatir contra mi hermano Benjam&#237;n o debo desistir?</div><div class="p">El Se&#241;or respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Subid, porque ma&#241;ana lo entregar&#233; en vuestras manos.#Nm 25,7-13.</div><div class="s1">Derrota y exterminio de Benjam&#237;n</div><div class="p"> 29Israel puso gente emboscada alrededor de Guibe&#225;. 30El tercer d&#237;a los israelitas marcharon contra los benjaminitas y se pusieron en orden de batalla frente a Guibe&#225;, como las otras veces. 31Los benjaminitas les salieron al encuentro alej&#225;ndose de la ciudad. Comenzaron como las otras veces a matar gente del pueblo por los dos caminos que suben, uno a Betel y otro a Guibe&#225;; y dejaron muertos por el campo a unos treinta hombres de Israel. 32Los benjaminitas se dec&#237;an:</div><div class="p">&#8212;Estamos derrot&#225;ndolos, igual que la vez anterior.</div><div class="p">Pero los israelitas se hab&#237;an dicho:</div><div class="p">&#8212;Vamos a fingir que huimos para alejarlos de la ciudad, hacia los caminos.</div><div class="p"> 33Entonces todos los hombres de Israel salieron de sus puestos, y se desplegaron en Baal Tamar. Los emboscados de Israel por su parte atacaron desde su puesto al oeste de Gueba. 34Diez mil hombres elegidos de todo Israel se situaron frente a Guibe&#225;. El combate se endureci&#243;; los benjaminitas no sospechaban la calamidad que se les ven&#237;a encima. 35El Se&#241;or derrot&#243; a Benjam&#237;n ante Israel y aquel d&#237;a los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de Benjam&#237;n, todos ellos h&#225;biles guerreros en el manejo de la espada. 36Los benjaminitas se dieron cuenta de que estaban derrotados.</div><div class="p">Los hombres de Israel hab&#237;an cedido terreno a Benjam&#237;n, porque contaban con la emboscada que hab&#237;an puesto en torno a Guibe&#225;. 37Los emboscados asaltaron r&#225;pidamente Guibe&#225; pasando a cuchillo a toda la ciudad. 38La gente de Israel y los emboscados hab&#237;an convenido en utilizar como se&#241;al una columna de humo que se alzar&#237;a sobre la ciudad, 39mientras los hombres de Israel simulaban huir en el combate. Benjam&#237;n comenz&#243; matando a algunos israelitas, unos treinta hombres. Y comentaban:</div><div class="p">&#8212;Est&#225;n completamente derrotados, como en la batalla anterior.</div><div class="p"> 40Pero entonces, la se&#241;al convenida, la columna de humo, comenz&#243; a alzarse sobre la ciudad. Los de Benjam&#237;n, mirando atr&#225;s, vieron que toda la ciudad ard&#237;a en llamas, que sub&#237;an hasta el cielo.#Jos 8,20. 41Entonces los hombres de Israel dieron media vuelta y los benjaminitas temblaron al ver el desastre que se les ven&#237;a encima.</div><div class="p"> 42Se dieron a la fuga ante Israel por el camino del desierto, pero los perseguidores los alcanzaron, y los que ven&#237;an de la ciudad les cortaron el paso y los destrozaron. 43As&#237; cercaron a Benjam&#237;n, lo persiguieron sin descanso y lo aplastaron hasta llegar frente a Gueba por el este. 44Cayeron dieciocho mil hombres de Benjam&#237;n, todos ellos hombres valerosos. 45Algunos supervivientes huyeron al desierto, hacia la Pe&#241;a de Rim&#243;n. Los israelitas destrozaron por los caminos a cinco mil hombres. Luego persiguieron a Benjam&#237;n hasta Guid&#243;n y le mataron dos mil m&#225;s.</div><div class="p"> 46El total de los benjaminitas que cayeron aquel d&#237;a fue de veinticinco mil hombres, todos ellos hombres valerosos y h&#225;biles en el manejo de la espada. 47Seiscientos hombres lograron escapar al desierto, a la Pe&#241;a de Rim&#243;n y permanecieron all&#237; durante cuatro meses. 48Por su parte, las tropas de Israel remataron a los benjaminitas, pasaron a cuchillo a los varones de la ciudad, al ganado, a todo lo que encontraban a su paso e incendiaron todos los poblados a su alcance.</div>
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