La Muerte, Un Visitante InesperadoMuestra

Luego de que la abuela muriera en menos de un año sufrimos también la perdida de mi abuelo. Su muerte no fue inesperada, pero si observamos  como se iba deteriorando cada vez más. Todos entendíamos que dentro de poco él también partiría. Y así fue, en medio de todo el caos de la pandemia, él falleció.

Me dolió mucho que no pudimos velarlo bien, por los mismos protocolos del coronavirus. Fue duro también, ver como un hombre fuerte fue debilitándose hasta no poder levantarse de  la cama. Aún recuerdo cuando lo vi por última vez, fue por videollamada, el ya no podía hablar solamente hacia el  intento de poder hablar y me senti mal el hecho de que no pude abrazarlo, pero con mis palabras traté de abrazarlo y desearle un buen viaje y que pronto nos volveríamos a ver.

Un vacío embargo mi vida y ni te cuento del vacío que hipoteco mis días cuando mi abuela murió. Es curioso, la última vez que la vi fue también por videollamada, dándole ánimos que todo iba a salir bien, que luego de esto íbamos a celebrar una vez más. No sabía que sería la última vez que oiría su voz. Escribo esto con lágrimas, desearía volver a ese día y  darle un último abrazo y decirle cuanto la amo.

Los vacíos del alma te hipotecan la vida, esos vacíos que te hacen pesados ​​los días. ¡Te entiendo! Entiendo que no le sientas sabor a la vida, ni color a tus días. ¡Te entiendo! Que no quieras salir de tu cuarto. Yo junto a mi familia estuvimos ahí, en medio de esos días grises. Y a pesar de que el vacío era agotador sentíamos las palabras de Dios diciéndonos: Estoy aquí.

No tengo idea, pero a lo mejor tuviste que haber enterrado a alguien por alguna enfermedad o un infortunio. A lo mejor ha sido recientemente o posiblemente cargas con ese dolor por años y no has podido volver a ser la misma persona. Probablemente a veces te sorprendes diciendo su nombre o buscándolo en la cama durante la noche para darte cuenta de que hace meses o años que ya no está. Y esa separación ha agotado tu espíritu ya pesar de que el mundo sigue girando, tú no puedes volver a ser la misma.

Puedo decirte y asegurarte que mi dolor se fue y ahora solo hay nostalgia. La carga que tenía antes se fue, elegí la carga de Jesús, que es ligera. Entendí que no hay vacíos tan profundos que Dios no haya llenado, él es especialista en llenar vacíos, y él a esta hora quiere llenarte.

Él está dispuesto a ser el que transforme tus lágrimas de tristeza en lágrimas de alegría, él quiere llenarte de gozo, él desea que en estos momentos tú tomes su mano para que camines con seguridad de que él sigue contigo.

Oración

Dios, te pido a esta hora que llenas mi vida, llena mi alma con tu gozo, con tu presencia.

Gracias Dios porque tu quitas la carga pesada que llevo días cargándola.

Gracias Dios por transformar mi dolor en alegría.

Amén.