Vencedor: Encontrar la fuerza en tiempos difícilesMuestra

Soportando las pruebas

Abraham estaba acostumbrado a esperar. Esperó 25 años a que Dios le diera a su hijo, Isaac. Y pasó la mayor parte de su vida deambulando en tierras extranjeras, confiando en que Dios le mostraría a dónde ir. Imagina lo que se le habrá pasado por la cabeza a Abraham cuando un día Dios le pide que mate al hijo al que había esperado por años.

Nadie habría culpado a Abraham si hubiese dicho «no» o se hubiese resentido, enfadado, temido o puesto a la defensiva. En cambio, decide vivir aún con tensión pero confiando en que Dios intervendrá, y adorar a Dios aunque no lo haga. Abraham incluso le dice a Isaac que «Dios proveerá para sí el cordero» — mientras se prepara para sacrificarlo.

Al final, Dios le perdona la vida a Isaac y revela el motivo de su extraña petición: Él nunca quiso la muerte de Isaac —Él quería la obediencia completa de Abraham.

Para Dios, los sacrificios importan cuando nacen de la obediencia ya que la verdadera obediencia es un acto lleno de fe de amor sacrificado.

Las dificultades ponen a prueba el grado de nuestra obediencia revelando sobre qué está establecida nuestra fe. Si decimos amar a Dios pero permitimos que nuestras circunstancias dicten nuestras respuestas a las situaciones difíciles, entonces tenemos más fe en nuestras circunstancias que en nuestro Dios.

Pero si nuestra fe está enraizada en el Dios que tiene autoridad sobre todas las cosas, entonces podemos, como Abraham, caminar hacia lo desconocido abrazando la tensión de creer que Dios puede restaurar todas las cosas-—y adorarlo aun si no lo hace.