Escapa de tu menteMuestra

Todo pensamiento cautivo. ¿De verdad?

Solíamos pensar que la mente era algo inmutable. El cerebro con el que habías nacido y la manera en la que funcionaba (o no funcionaba) era como era y no había más que hablar; no tenía sentido preocuparse por lo que no se puede cambiar. Ahora sabemos que el cerebro cambia constantemente, ya sea que lo queramos o no. 

Con esto en mente, y con la esperanza de descubrir cómo librarnos de nuestros patrones de pensamiento en espiral, empecé a estudiar el cerebro. Comencé a ver un patrón que se daba en muchos de nosotros. Nuestras emociones nos llevaban a ciertos pensamientos, esos pensamientos dictaban nuestras decisiones, nuestras decisiones determinaban nuestros comportamientos, y los comportamientos moldeaban nuestras relaciones, todas ellas llevándonos a pensamientos tanto saludables como no saludables. 

Les damos vueltas y vueltas, hacia abajo y fuera de control, y nuestras vidas comienzan a definirse por este ciclo interminable. 

Depresivo.

A menos que... a menos que haya una forma de interrumpirlo.

¿Y si, en vez de gastar nuestra energía intentando solucionar los síntomas, fuéramos a la raíz del problema? La realidad es que nuestras emociones son consecuencia de nuestra forma de pensar. Lo bueno de esta noticia es que podemos cambiar nuestros pensamientos. 

El apóstol Pablo entendió la batalla que existe en nuestras mentes, que las circunstancias y la imaginación pueden convertirse en armas que atacan nuestra fe y esperanza. La Biblia registra su audaz declaración de que debemos “llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5, RVR1960).

¿Llevar cautivo todo pensamiento? ¿Es posible? Porque, honestamente, mis pensamientos se descontrolan la mayor parte del tiempo. Sin embargo, mi búsqueda del funcionamiento interior del cerebro confirmó lo que la Biblia dice: podemos llevar cautivo todo pensamiento. No solo se pueden cambiar, sino que además podemos ser nosotros quienes los cambien. 

Dios, ayúdame a romper el ciclo de mis pensamientos fuera de control. Quiero que tu verdad invada cada decisión, cada emoción y cada pensamiento que tenga. Amén.