Estableciendo metas divinasMuestra

Una vez le pregunté a un grupo de chicos si podrían correr una maratón. 

Escribir un libro. 

Meter el gol ganador de la copa más importante. 

Vencer a Beyonce en un concurso de baile. 

Las manos de casi todos de ellos se mantuvieron arriba en respuesta a cada pregunta.

Los chicos creen que pueden hacerlo todo. Tienen sueños grandes. No vienen a la feria de carreras profesiones vestidos como un regular oficinista. Llegan vestidos de jugadores famosos, estrellas de rock o como el presidente. 

Pero algo sucede cuando crecemos, y muchos de nosotros dejamos de soñar. 

Nos conformamos con lo suficientemente bueno. Nos conformamos con lo mediocre. Nos conformamos con lo comúnmente aceptable. 

Dato: No encontrarás en la Palaba de Dios nada que diga que debemos ser un cristiano mediocre o conformista. 

Así que, mientras avanzamos hacia establecer metas, tenemos que ser claramente honestos al evaluar lo que hemos escrito para asegurarnos que estamos estableciendo metas y no solo algo que sabemos que sucederá. 

Las cosas que sabemos que sucederán son cosas que podemos alcanzar si hacemos lo mínimo. Las metas requiren esfuerzo. Y las metas de Dios requieren el poder de Dios, no sólo nuestra ambición. 

Dios puede hacer mucho más de lo que pedimos, soñamos o imaginamos. Él no tiene límites.

Así que, esta es la pregunta que debemos hacer:

¿Esta meta requiere de Dios o sólo de mí?

Si queremos que nuestra vida cristiana sea emocionante, debemos establecer metas que requieran que Dios se manifieste. 

Puede que no estés en peligro de destruir tu vida. Pero, ¿no es igual de trágico pensar que podrías estar desperdiciándola?

Me encanta como John Piper lo dice en su libro No desperdicies tu vida:

“Pero sea lo que fuese que hagas, encuentra la pasión para tu vida centrada en Dios, que exalte a Cristo y esté saturada de la Biblia. Así encontrarás cómo decirlo, y vivir y morir por ello. Y marcarás una diferencia que perdurará. No desperdiciarás tu vida”.

Ya no es tiempo para las cosas que sabemos que pasarán y las metas simples. Soñemos con Dios y establezcamos metas de Dios. 

Dios, gracias por ser un Dios ilimitado. Perdóname cuando planeo mi camino sin pensar en el papel que Tú tienes en mi vida. Dios, aquí estoy. Úsame. Envíame Tu poder de forma tan increíble que otros puedan verte a Ti, más que a mí, en la forma en que trabajo. Te amo. Amén.