Dios con nosotrosMuestra

Jesús, nuestro Salvador

En el tiempo del nacimiento de Jesús, los judíos predijeron sobre un rey que los liberaría de la opresión y establecería un reino terrenal. Pero lo que recibieron durante el nacimiento de un niño fue mucho más que la liberación de las circunstancias y el éxito de un reino temporal.

Antes bien, Dios estableció Su reino eterno, proporcionó un camino para la salvación, nos reconcilió para una verdadera relación con Él, y trajo esperanza a un mundo roto. Aunque muchos de los judíos no lo entendieron por completo o no lo apreciaron en aquel momento, es como que nuestro Dios superó en gran manera nuestras expectativas.

Antes de Jesús, el mundo era esclavo del pecado, y al pueblo de Dios se le exigía realizar ofrendas de sacrificio para su redención. Si bien es hermoso que Dios ofreciera la gracia a Su pueblo durante el Antiguo Testamento, ¡es maravilloso que haya enviado a Jesús; solo Él nos liberó de la esclavitud del pecado y es nuestro sacrificio de perdón definitivo!

En 1 Timoteo, el apóstol Pablo expone de manera clara qué gran regalo tenemos en Jesús, nuestro Salvador: "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero". Antes de su salvación, Pablo perseguía a los cristianos; aún así, Dios generosamente derramó Su gracia extravagante sobre él; trabajó a través de Pablo para escribir gran parte del Nuevo Testamento y difundir el evangelio al mundo.

Jesús también, hizo referencia a la gracia sobreabundante de Dios en Su parábola de Los Dos Deudores diciendo: "El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda". También dio un paso más allá al compartir cómo nuestra salvación debe influenciarnos a vivir una vida de perdón y gracia para con los que nos rodean. Jesús hizo resonar esto en la Gran Comisión, donde destacó que la salvación no es algo para mantener en secreto, sino para que sea avivada y compartida.

Esta Navidad, avancemos hacia la maravillosa verdad que, mediante Jesús, hemos recibido el mayor regalo. No importa lo que hayamos hecho, dónde hemos estado o lo que pensamos de nosotros mismos; somos perdonamos y ya no llevamos el peso de la paga por nuestros pecados y fracasos. Podemos caminar confiadamente en la libertad de saber que Jesús ha quebrado el dominio del pecado y la muerte de nuestras vidas; ¡qué gran motivo para celebrar!.

Oración:Padre, gracias por amarme tanto que enviaste a Tu hijo a que hiciera un camino para que yo tenga una relación eterna contigo. Esta Navidad, hazme recordar cuánto me amas y cuánto significo para Ti; dame el valor de compartir con quienes me rodean las buenas noticias de lo que has hecho en mi vida.