Una mujer importante: Conociendo tu identidad en Dios Muestra

La verdadera belleza

¡Dios es un genio en todo lo que hace y expresó completamente su indescriptible brillantez cuando te creó! Él te creó con tres partes distintivas y separadas: cuerpo, espíritu y alma. Cada uno de estos aspectos asombrosos de nuestro ser es importante.

Sin embargo, amiga, tu cuerpo es sólo el empaque. Tu cuerpo no te define y no determina tu destino ni tu valor. Puede que el mundo base su opinión sobre ti en tus características faciales y tu cuerpo, pero eso es porque sólo ve la apariencia exterior. ¡El mundo no ve lo que Dios ve!

Tu espíritu es la parte de ti que refleja el ADN de Dios y es donde Él imparte sus bendiciones a tu extraordinaria vida. Tu espíritu es el aspecto de ti que escucha la voz de Dios y le responde voluntariamente. Tu espíritu es el componente de tu constitución donde está establecido el reino de Dios, donde se cultivan los frutos del Espíritu y donde caminas por fe y no por vista. Tu espíritu debe ser la parte más poderosa de tu constitución durante el viaje de tu vida.

La tercera parte de tu conformación diseñada por Dios es tu alma, que está compuesta por tu mente, voluntad y emociones. Tu alma está vacía hasta que la llenas con algo. Desde el principio de los tiempos, ¡siempre fue el plan de Dios que llenaras tu alma con Él! Siempre fue su intención que tú, que fuiste creada a su imagen divina, eligieras la intimidad con Él y no la intimidad con el mundo. También fue el deseo de su corazón que llenaras los vacíos de tu alma con lo que Él ofrece.

La verdadera belleza irradia del alma de una mujer. Lo triste de nuestra existencia es que hemos llenado nuestra alma con los valores de una cultura cuya prioridad no es Dios ni su Palabra y hemos creído la terrible mentira de que Dios no es suficiente. Hemos recurrido a la vestimenta, los hombres, los saldos bancarios, el entretenimiento y las adicciones para llenar los vacíos en nuestro corazón. Nunca entenderás cómo te ve Dios, la verdadera tú, o te convertirás en tu versión genuina si intentas torpemente llenar tu alma con basura en lugar de tesoros.

Dios te dio un alma para que pudieras ser una mujer que camina en un destino divino y con con una identidad segura. Dios te dio un alma para que puedas difundir generosamente gozo, esperanza, paz y rectitud en el mundo. Dios te dio un alma que florece sólo cuando pasas tiempo con Él. Tu apariencia externa no fue destinada para definir tu atractivo; tu verdadera belleza fue diseñada para ser un reflejo de tu relación con tu Padre.