Obtener la appJesús: nuestro estandarte de victoriaMuestra
La victoria sobre la vergüenza
Al enemigo le encanta hablar. La palabra de Dios dice que satanás merodea como león rugiente buscando a quién devorar. En Apocalipsis, se lo menciona como nuestro acusador; se dice que él nos acusa delante de Dios día y noche. Satanás es astuto, y sabe que una de las mejores formas de matar, robar y destruir nuestro potencial dado por Dios es creando un comentario sobre nuestro pecado que nos mantenga en una mentalidad perpetua de indignidad. Él quiere que vivamos en la vergüenza.
Verás, la culpa se trata de lo que hemos hecho, pero la vergüenza se trata de lo que somos. Muchos de nosotros aceptamos que Dios nos perdona por lo que hemos hecho, pero aún permitimos que el enemigo nos acuse y nos encierre con mentiras sobre lo que somos inherentemente. Estas mentiras nos impiden abrazar y caminar el propósito de Dios para nuestras vidas. Somos llamados a utilizar los dones y talentos que Dios nos ha dado para hacer una diferencia en el mundo, pero si no rompemos con la vergüenza y la indignidad, nunca seremos capaces de cumplir plenamente el propósito para el que nos creó.
Cuando Jesús cambió nuestros pecados por Su justificación en la cruz, Él nos hizo nuevos. Quienes éramos antes no tiene influencia en lo que somos ahora. Somos hijos de Dios, perdonados por completo, cubiertos por gracia, con poder para hacer un grandioso trabajo para Su gloria. Esto solo nos debe indicar nuestra identidad. La voz de la vergüenza que contradice la verdad es simplemente una mentira.
A lo largo de esta semana de Pascua, recuerda lo que Dios dice de ti, Su hijo, y lleva cautivo cualquier pensamiento que no se alinea con Su palabra. Jesús vino para que tengamos vida en abundancia. ¡Deshazte de la vergüenza y busca la realización de tu propósito divino!
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Acerca de este Plan
Cuando celebramos la Pascua, celebramos el triunfo más grande de la historia. Mediante la muerte y resurrección de Jesús, el poder del pecado y de la tumba y, por consiguiente, todos sus efectos secundarios fueron vencidos por Él, y Él decidió compartir esta victoria con nosotros. Esta semana de Pascua, te invito a sumergirnos en algunos de los bastiones que Él conquistó, a que reflexionemos sobre la batalla que Él peleó por nosotros, y a que le adoremos como nuestro estandarte de victoria.
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