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La muerte de Jesús
La muerte y la resurrección de Jesús coronan el plan eterno de Dios y su profundo amor por la humanidad. Habiendo cumplido todo aquello que le había sido encomendado, Jesús se puso en manos de su Padre, y luego murió. Lo asombroso es que, a diferencia de todos los seres humanos, Jesús volvió a la vida para no morir jamás. Dios levantó de los muertos a Jesús, lo cual es un testimonio de su inmenso poder y es esperanza de nueva vida para todos aquellos que creen en Cristo como Señor. Diversas circunstancias pueden hacer que nuestro ánimo decaiga. Pueden hacernos creer que estamos en un callejón sin salida, que no tenemos escapatoria y que estamos atrapados. Sin embargo, la esperanza de una nueva vida provista por la resurrección, prueba de la obra perfecta de Jesús, nos alienta y anima.
Jesucristo vive y ofrece salvación y vida eterna, hoy y siempre.
Escritura
Acerca de este Plan
La muerte y resurrección de Jesús coronan el plan eterno de Dios y su profundo amor por la humanidad. Diversas circunstancias pueden hacer que nuestro ánimo decaiga. Sin embargo, la esperanza de una nueva vida provista por la resurrección, prueba de la obra perfecta de Jesús, nos alienta y anima. Jesús sufrió, murió y resucitó para que por medio de la fe en Él podamos disfrutar de una nueva vida.
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