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Cross Fit

Jesús les dijo a Sus discípulos que si querían ser Sus discípulos, tenían que negarse a sí mismos, tomar su cruz y seguirlo (Mateo 16:24).

Al seguir a Cristo y esforzarnos por ser más como Él, tenemos que negar nuestros deseos carnales y sacrificar lo que queremos para seguir Su camino y enseñanzas. Eso no siempre es algo fácil de hacer.

Igualmente, muchos de nosotros tenemos metas para tener una buena aptitud física y estar en mejor forma. Para que podamos alcanzar esas metas, es posible que tengamos que negar los deseos de algunas de las comidas sabrosas y dulces que amamos. Tenemos que tener disciplina en nuestras dietas y entrenamientos para hacer los cambios necesarios para estar físicamente aptos. Sabemos que la única manera de desarrollar la aptitud muscular y cardiovascular es levantar pesas regularmente y hacer ejercicio para aumentar el ritmo cardíaco. Cuando ves a alguien que está en forma, sabes que no fue a entrenar varias veces o de vez en cuando. La aptitud física es el resultado de un compromiso de comer alimentos adecuados y hacer ejercicio regularmente. 

Lo mismo se puede aplicar a nuestra búsqueda de ser espiritualmente aptos. La única manera en que estaremos fuertes para llevar nuestra cruz, es entrenarnos espiritualmente. Piensa en las repeticiones y la frecuencia con la que debes levantar esas pesas para tener músculos más fuertes. Debemos adoptar el mismo enfoque de cuántas veces levantamos nuestras Biblias y estudiamos la Palabra. Hacemos sentadillas para construir una base firme y fuerte en nuestros cuerpos. También debemos arrodillarnos y orar para construir una base firme y fuerte en nuestra relación con Dios. Al igual que las pesas, las cruces que tenemos que llevar para seguir a Jesús pueden ser pesadas a veces. El tipo de entrenamiento que debemos soportar para estar bastante en forma como para llevar nuestra cruz no ocurre en el gimnasio. 

Así que te desafiamos a ser activo en tu fe y aptitud física. Según te esfuerces por estar en mejor forma físicamente, no olvides esforzarte por estar en mejor forma espiritualmente. Sé que tu fe es como tus músculos. Deben ser estirados, retados y probados para fortalecerse. No será fácil. Siempre hay dolor muscular con el ejercicio duro. Pero eso significa que estás en camino a fortalecerte. Tu fe será probada y habrá momentos en que sentirás dolor. Pero sé que tu fe te fortalecerá y podrás estar bastante en forma para llevar tu cruz como Jesús pide.

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