Encontrando tu camino financieroMuestra

El dinero no nos salva. Jesús si.

La fe, no importa cuán pequeña, es algo muy poderoso. En el libro de Juan, uno de los seguidores de Jesús, Juan, describe un momento en el que Jesús Se emocionó tantó que predicó y enseñó hasta bien entrada la noche. La gente empezó a estar hambrienta, así que Sus seguidores le preguntaron a Jesús si podía terminar y mandar a la gente a casa para cenar. En lugar de eso, Jesús lee pidió a sus seguidores que encontrasen comida. Lo mejor que pudieron encontrar fue lata comida de un niño pequeño. Ese día, Jesús alimeentó a más de 5.000 personas usando cinco hogazas de pan y dos peces pequeños.

¡Eso sí que es un milagro! Porque un niño pequeño tuvo la fe suficiente para dar todo lo que tenía, miles de personas fueron alimentadas «tanto como quisieron» (Juan 6:11). El niño no sólo recibió más de lo que había dado, fue capaz de compartir con miles porque había muchísimo.

Dios no nos pide que demos porque Él necesita lo que tenemos. Dios quiere que demos porque nosotros necesitamos lo que Él tiene. Tú fe al dar tiene un impacto mayor de lo que jamás podrías imaginar. Cuando decidimos dar el paso y dar, Dios usará nuestra fe para hacer milagros.

Piensa en:
1. En una escala del 1 al 10, cómo valorarías tu fe en la habilidad de Dios para proveer? ¿Por qué escogiste ese número?
2. ¿Cuándo fue la última vez que presenciaste un milagro? ¿Qué ocurrió ese día? ¿Cómo cambió eso tu fe?
3. Cada milagro empieza con un salto de fe. ¿Qué milagro le estás pidiéndo a Dios en tus finanzas?¿Qué salto de fe necesitas hacer?

Reza:
Jesús, cuando Tú me salvaste, Tú me trajiste de la muerte a la vida. ¡Yo soy un milagro andante! Aumenta mi fe mientras aprendo a confiar en ti con cada área de mi vida, no sólo mi salvación.