SALMOS 38:1-10
SALMOS 38:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
Señor, no me reprendas en tu furor ni me castigues en tu ira. Tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano. Nada hay sano en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado, porque mis maldades se acumulan sobre mi cabeza; como carga pesada me abruman. Por causa de mi locura mis heridas supuran y huelen mal. Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día, porque mis lomos están llenos de ardor; nada hay sano en mi carne. Estoy debilitado y completamente quebrantado; ¡gimo a causa de la conmoción de mi corazón! Señor, delante de ti están todos mis deseos y mi suspiro no te es oculto. Mi corazón está acongojado, me he quedado sin fuerzas, y aun la luz de mis ojos se me apaga.
SALMOS 38:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
Señor no me reprendas airado, no me castigues con furia; tus flechas en mí se clavan, tu mano sobre mí se abate. No hay nada sano en mi cuerpo a causa de tu cólera, no hay nada ileso en mis huesos por culpa de mis pecados. Mis faltas me sobrepasan, como pesada carga me abruman. Mis heridas supuran infectadas por culpa de mi insensatez. Estoy agobiado y abatido, camino afligido todo el día. Mis entrañas están inflamadas, no hay nada sano en mi cuerpo. Estoy agotado y muy débil, tengo el corazón atormentado y gimo. Dios mío, ante ti están mis deseos, no se esconde ante ti mi sollozo. Mi corazón palpita, mi fuerza me abandona y hasta la luz de los ojos he perdido.
SALMOS 38:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
SEÑOR, no me reprendas en tu enojo ni me castigues en tu ira. Porque tus flechas me han atravesado, y sobre mí ha caído tu mano. A causa de tu indignación no hay nada sano en mi cuerpo; por mi pecado, mis huesos no hallan descanso. Mis maldades me abruman, son una carga demasiado pesada. A causa de mi insensatez, mis llagas hieden y supuran. Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando acongojado. Estoy ardiendo de fiebre; no hay nada sano en mi cuerpo. Me siento débil, completamente deshecho; mi corazón gime angustiado. Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos. Late mi corazón con violencia, las fuerzas me abandonan, hasta la luz de mis ojos se apaga.