JOEL 1:4-13
JOEL 1:4-13 Reina Valera 2020 (RV2020)
Lo que dejó la oruga se lo ha comido el saltón; lo que dejó el saltón se lo ha comido el revoltón; y la langosta se ha comido lo que el revoltón había dejado. Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, porque el vino se os ha quitado de vuestra boca. Porque un pueblo fuerte e innumerable ha subido a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león. Ha asolado mi vid y descortezado mi higuera; del todo la ha desnudado y derribado; sus ramas han quedado peladas. Llora tú, como la joven vestida de ropas ásperas por el marido de su juventud. Ha desaparecido de la casa del Señor la ofrenda y la libación; los sacerdotes que sirven al Señor están de duelo. El campo está asolado y se ha enlutado la tierra, porque el trigo ha sido destruido, el mosto está pasado y se ha perdido el aceite. Confundíos, labradores; gemid, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se ha perdido la mies del campo. La vid está seca y ha perecido la higuera; también el granado, la palmera y el manzano: Todos los árboles del campo se han secado. Por eso no hay para nadie motivo de alegría. Vestíos de luto y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid con ropas ásperas, los que servís a mi Dios; porque han cesado ofrenda y libación en la casa de vuestro Dios.
JOEL 1:4-13 La Palabra (versión española) (BLP)
Lo que dejó la «devastadora» lo comió la «acaparadora»; lo que dejó la «acaparadora» lo comió la «lamedora», y lo que dejó la «lamedora» lo comió la «devoradora». Despertad, los embriagados, y llorad. Gemid, los bebedores de vino, por el mosto que se os ha quitado de la boca. Porque un pueblo ha invadido mi tierra; es poderoso e innumerable; sus dientes son dientes de león, y tiene muelas como de leona. Ha asolado mi viñedo, ha destrozado mis higueras, las ha descortezado del todo haciendo blanquear sus ramas; luego las ha derribado. Llora tú como una joven vestida de luto por causa del marido de su juventud. Ofrenda y libación han cesado en el Templo del Señor; hacen duelo los sacerdotes, los servidores del Señor. El campo está devastado, enlutada la tierra; el trigo se ha perdido, se echa en falta el mosto, se ha agotado el aceite. Consternaos, labradores, gemid, viñadores, pues se ha echado a perder la cosecha del trigo y la cebada. Está reseco el viñedo y marchita la higuera, así como el granado, el manzano y la palmera: se han secado por completo todos los árboles del campo. Incluso entre la gente ha desaparecido la alegría. Vestíos de luto y llorad, sacerdotes; gemid vosotros, servidores del altar; venid a dormir sobre esteras, los que servís a mi Dios, pues ofrenda y libación han cesado en el Templo de vuestro Dios.
JOEL 1:4-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Todo se lo comieron las langostas: lo que unas dejaron, vinieron otras y lo devoraron. ¡Despertad, borrachos! ¡Echaos a llorar, bebedores de vino, porque aun el zumo de la uva os van a quitar! Pues la langosta, como un ejército fuerte y numeroso, de dientes de león y colmillos de leona, ha invadido mi país. Ha destruido nuestras viñas y ha destrozado nuestras higueras; las ha pelado por completo, hasta dejar blancas sus ramas. Como novia que llora y se viste de luto por la muerte de su prometido, así lloran los sacerdotes porque en el templo ya no hay cereales ni vino para las ofrendas del Señor. Los campos están desolados; las tierras, de luto. El trigo se ha perdido, las viñas se han secado y los olivos están marchitos. Vosotros, los que trabajáis en campos y viñas, llorad entristecidos, pues se echaron a perder las siembras y las cosechas de trigo y de cebada. Se han secado las viñas y se han perdido las higueras. Secos quedaron también los granados, las palmeras, los manzanos y todos los árboles del campo. ¡Así se ha perdido la alegría de toda la gente! Vosotros, sacerdotes, ministros del altar, vestíos de ropas ásperas y llorad de dolor, porque en el templo de vuestro Dios ya no hay cereales ni vino para las ofrendas.
JOEL 1:4-13 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Lo que dejaron las langostas grandes lo devoraron las langostas pequeñas; lo que dejaron las langostas pequeñas se lo comieron las larvas; y lo que dejaron las larvas se lo comieron las orugas. ¡Despertad, borrachos, y llorad! Gemid, todos los entregados al vino, porque el vino dulce os fue arrebatado de los labios. Una nación poderosa e innumerable ha invadido mi país: tiene dientes de león, colmillos de leona. Asoló mis vides, desgajó mis higueras. Las peló hasta dejar blancas sus ramas; ¡las derribó por completo! Mi pueblo gime como virgen vestida de luto por la muerte de su prometido. Las ofrendas de cereales y las libaciones no se ofrecen ya en la casa del SEÑOR. Hacen duelo los sacerdotes, los ministros del SEÑOR. Los campos yacen devastados, reseca está la tierra; han sido arrasados los cereales, se ha secado el vino nuevo y agotado el aceite. Secaos también vosotros, labradores; gemid, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se ha perdido la cosecha de los campos. La vid se marchitó; languideció la higuera; se marchitaron los granados, las palmeras, los manzanos, ¡todos los árboles del campo! ¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse! Vestíos de duelo y gemid, sacerdotes; lamentaos, ministros del altar. Venid, ministros de mi Dios, y pasad la noche vestidos de luto, porque las ofrendas de cereales y las libaciones han sido suspendidas en la casa de vuestro Dios.