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JOB 8:1-22

JOB 8:1-22 Reina Valera 2020 (RV2020)

Tomó la palabra Bildad el suhita: ¿Hasta cuándo hablarás de ese modo, con palabras impetuosas como el viento? ¿Acaso torcerá Dios el derecho o pervertirá el Todopoderoso la justicia? Si tus hijos pecaron contra él, él les hizo cargar con su pecado. Si tú desde temprano buscas a Dios y ruegas al Todopoderoso; si eres puro y recto, ciertamente él velará por ti y restaurará la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu estado, al final, será engrandecido. Pregunta tú ahora a las generaciones pasadas y disponte a interrogar a los padres de ellas; pues nosotros somos de ayer y nada sabemos, ya que nuestros días sobre la tierra son como una sombra. ¿No te hablarán y te enseñarán con palabras que brotan de su corazón? ¿Crece el junco donde no hay lodo? ¿Crece el prado donde no hay agua? Con todo, aun en su verdor y sin haber sido cortado, se seca antes que toda otra hierba. Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios; y así perecerá la esperanza del impío, porque esta es apenas como un hilo, y su confianza, como una tela de araña. Si se apoya en su casa, ella no permanecerá en pie; si se agarra a ella, no resistirá. Es como un árbol que está verde plantado al sol, y cuyos renuevos salen por encima de su huerto; se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente y se enlazan hasta llegar al lugar pedregoso. Pero si lo arrancan de su lugar, este lo negará, y aun dirá: «Nunca te había visto». Ciertamente, así será el gozo de su camino, y otros nacerán del polvo. Dios no desecha al íntegro ni ofrece apoyo a la mano del maligno. Él llenará aún tu boca de risas, y tus labios de júbilo. Los que te aborrecen serán cubiertos de confusión: la morada de los impíos perecerá.

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JOB 8:1-22 La Palabra (versión española) (BLP)

Bildad de Súaj respondió así: ¿Hasta cuándo hablarás de ese modo, con el viento impetuoso de tus palabras? ¿Puede Dios trastocar el derecho, pervertir la justicia el Todopoderoso? Si tus hijos pecaron contra él, ya los hizo cargar con su delito. Mas si buscas cuanto antes a Dios, si diriges tu súplica al Todopoderoso, si eres honrado e intachable, entonces se ocupará de ti, te devolverá tu legítima heredad. Tu pasado será insignificante comparado con tu glorioso futuro. Ve y pregunta a pasadas generaciones, seguras en la experiencia de sus mayores. Ayer nacimos, nada sabemos; nuestra vida en este mundo es una sombra. Pero ellos te enseñarán, te informarán con máximas que brotan de su reflexión. ¿Brota el papiro fuera de la marisma o prosperan los juncos si falta el agua? Todavía verdes, sin ser segados, pueden agostarse antes que otra hierba. Así acaba quien se olvida de Dios, la esperanza del malvado sucumbe; su confianza no es más que un hilo; su seguridad, una tela de araña; si se apoya en ella, no lo aguanta; si se aferra a ella, no lo sostiene. Como planta lozana a pleno sol, sus tallos brotaban por el jardín; sus raíces escalaban el muro, se adherían firmes a las tapias. Pero si es arrancada de su sitio, este la niega: «Nunca te he visto». Así acabará su existencia, otros brotarán en su lugar. Pero Dios no rechaza al honrado, ni tiende la mano al malvado. Llenará de nuevo tu boca de risas, tus labios gritarán jubilosos. Tus enemigos quedarán avergonzados, la tienda del malvado dejará de existir.

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JOB 8:1-22 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

¿Hasta cuándo seguirás hablando así, como habla un viento huracanado? Dios, el Todopoderoso, nunca tuerce la justicia ni el derecho. Seguramente tus hijos pecaron contra Dios, y él les dio el castigo merecido. Busca a Dios, al Todopoderoso, y pídele que tenga compasión de ti. Si actúas con pureza y rectitud, él velará por ti, y te dará el hogar que justamente mereces. La riqueza que tenías no será nada comparada con la que tendrás después. Consulta a las generaciones pasadas, aprende de la experiencia de los antiguos. Nosotros somos apenas de ayer, y nada sabemos; nuestros días en esta tierra pasan como una sombra. Pero los antiguos podrán hablarte y enseñarte muchas cosas. El junco y el papiro sólo crecen donde abunda el agua; sin embargo, estando aún verdes y sin cortar, se secan antes que otras hierbas. Lo mismo pasa con los malvados, con los que se olvidan de Dios: sus esperanzas quedan frustradas. Su confianza y seguridad son como el hilo de una telaraña. Querrán agarrarse al hilo, y no resistirá; apoyarse en la telaraña, y no los soportará. Los malvados son como verdes hierbas al sol, que se extienden por todo el jardín, que enredan sus raíces entre las rocas y se adhieren a las piedras, pero que si alguien las arranca de su sitio nadie puede saber que estuvieron allí. Así termina su prosperidad y en su lugar brotan otras hierbas. Dios no abandona al hombre intachable ni brinda su apoyo a los malvados. Él hará que vuelvas a reir y que grites de alegría; en cambio, tus enemigos se cubrirán de vergüenza, y la casa de los malvados será destruida.

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JOB 8:1-22 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

A esto respondió Bildad de Súah: «¿Hasta cuándo seguirás hablando así? ¡Tus palabras son un viento huracanado! ¿Acaso Dios pervierte la justicia? ¿Acaso tuerce el derecho el Todopoderoso? Si tus hijos pecaron contra Dios, él les dio lo que su pecado merecía. Pero, si tú vuelves la mirada a Dios, si le pides perdón al Todopoderoso, y si eres puro y recto, él saldrá en tu defensa y te restablecerá en el lugar que te corresponde. Modestas parecerán tus primeras riquezas, comparadas con tu prosperidad futura. »Pregunta a las generaciones pasadas; averigua lo que descubrieron sus padres. Nosotros nacimos ayer, y nada sabemos; nuestros días en este mundo son como una sombra. Pero ellos te instruirán, te lo harán saber; compartirán contigo su experiencia. ¿Puede crecer el papiro donde no hay pantano? ¿Pueden crecer los juncos donde no hay agua? Aunque estén floreciendo y nadie los haya cortado, se marchitan antes que otra hierba. Tal es el destino de los que se olvidan de Dios; así termina la esperanza de los impíos. Muy débiles son sus esperanzas; han puesto su confianza en una telaraña. No podrán sostenerse cuando se apoyen en ella; no quedarán en pie cuando se prendan de sus hilos. Son como plantas frondosas expuestas al sol, que extienden sus ramas por todo el jardín: hunden sus raíces en torno a un montón de piedras y buscan arraigarse entre ellas. Pero, si las arrancan de su sitio, ese lugar negará haberlas conocido. ¡Así termina su alegría de vivir, y del suelo brotan otras plantas! »Dios no rechaza a quien es íntegro, ni brinda su apoyo a quien hace el mal. Pondrá de nuevo risas en tu boca, y gritos de alegría en tus labios. Tus enemigos se cubrirán de vergüenza, y desaparecerán las moradas de los malvados».

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